Los primeros inmigrantes árabes eran en su mayoría cristianos sirio-libaneses que llegaron a fines del siglo XIX, huyendo del Imperio Otomano.
"Muchos de estos inmigrantes llegaron a Brasil sin desearlo", dijo Hemi Nasr, titular del Centro de Estudios Arabes de la Universidad de Sao Paulo. "Habían comprado pasajes en vapor a América, pensando que iban rumbo a América del Norte. Tras recuperarse del choque inicial de descubrir que estaban en América del Sur, decidieron sacar el mejor partido posible de su situación".
Mercaderes consumados, muchos se asentaron en Sao Paulo, la ciudad más grande, y empezaron a ganarse la vida como viajantes de comercio, recorriendo el vasto país para vender telas y ropa y abrir nuevos mercados.
A medida que prosperaban, traían a sus familiares, y "con su ayuda abrieron sus propias tiendas y fábricas textiles y de ropa", dijo Nasr.
Hoy, muchos de sus descendientes se destacan en las artes, la política, los negocios, las comunicaciones y la medicina.
Acaso el político brasileño de origen árabe es Paulo Maluf, perpetuo candidato presidencial, dos veces alcalde de Sao Paulo y una vez gobernador del estado homónimo. Maluf está acusado de fraude al sobrefacturar los proyectos de construcción de autopistas y túneles cuando fue alcalde de 1993 a 1996.
Bajo la anterior dictadura militar, Ibrahim Abi-Ackel, hijo de inmigrantes libaneses, fue ministro de Justicia del presidente Joao Figueiredo. Uno de los adversarios principales fue el senador liberal Pedro Simon, también hijo de libaneses.
La red Globo TV aprovechó la fuerte influencia árabe en su popular telenovela "El clon", una historia de amor que destaca las diferencias entre el Islam y el mundo occidental.
Una rival de Globo, la red Bandeirantes, pertenece a la familia Saad, de origen sirio. Y uno de los astros más brillantes de la escena literaria es Milton Hatoum, de origen libanés, autor de la muy elogiada novela "El árbol del séptimo cielo".
Rio de Janeiro también abunda en influencias árabes. Durante años, las fiestas de carnaval más concurridas eran las de los clubes Monte Líbano y Sirio-Libanés. Si uno se perdía la fiesta, podía enterarse de los chimentos en la columna de Ibrahim Sued, de lectura obligatoria en la alta sociedad carioca.
La cocina árabe fascina a los brasileños de todos los orígenes. Los restaurantes árabes sirven hummus, kibbé, tahina, tabbulé y jalvá en casi todos los barrios de las grandes ciudades.
Idiota.
Como ellos, tambien estan en mi Estado, italianos, portugueses, japoneses, alemanes, españoles, coreanos y tantas etnias del mundo todo.
Pero la mayor comunidad ciertamente es la de portugueses, españoles, italianos, japoneses...
Para ver a un descendiente de árabe, solamente no Bom Retiro o en la 25 de Março...
Si no conoces, entonces no hables.