07 de febrero del 2015 | 07:33
"¿Por qué el interés francés en el Perú?"
Apropósito del artículo sobre Julio Verne y su novela “La perla de Lima” (1853), algunos lectores preguntan sobre las fuentes que permitieron al novelista conocer con detalle calles y episodios limeños. Ello permite entender cómo y con qué objetivo los franceses estudiaron al Perú.
Una primera fuente sería la traducción francesa de los “Comentarios reales de los incas” de Garcilaso (1633), que presentó la expansión inca como un designio divino de unificación y como un modelo de orden administrativo y bienestar social que serviría de inspiración a los escritores racionalistas del siglo XVIII, entre ellos Rousseau.
La complementaron las descripciones naturales de los viajeros franceses como Frezier con su “Voyage a la Mer du Sud” en 1717 y la célebre “Relación abreviada” de Charles de La Condamine de 1745. Además, la traducción al francés del importante “Viajes a la América meridional” (1752) de Juan y Ulloa.
Y allí está el objetivo. Los intelectuales y políticos franceses que vieron con envidia el dominio español del Nuevo Mundo y sus riquezas respondieron denunciando el abuso y brutalidad de la conquista. Según ellos, el reino español encarnaba la intolerancia y el fanatismo y “lo peruano” representaba la libertad y la bondad natural. Ello pese a la crueldad francesa sobre los esclavos de su colonia Saint-Domingue, hoy Haití.
Por eso, una de las primeras feministas de la historia, Madame de Graffigny, escribió “Cartas peruanas” (1747), en las que Zilia, una peruana raptada por los españoles, representaba el afán de libertad femenina en las misivas de amor que escribía a Aza, un rebelde indígena.
Esos temas básicos –la España retrasada que impone su dictadura, los peruanos que luchan por su liberación siendo una sociedad pacífica– también están presentes en Voltaire. Así, la novela de Verne (1853) en la que el líder indígena Martín Paz enamora a Sarah, hija de un rico judío, y en la que ambos mueren tras abandonar por amor la lucha, repite, en el fondo, la estructura de la obra teatral de Voltaire “Alzire o los americanos” (1736), en la que Zamora, cacique rebelde, hiere a Guzmán, gobernante tiránico que pretendía casarse con la indígena Alzire. Pero aquí hay un ‘happy end’ en el que Zamora y Alzire reinan sobre el Perú.
Lo mismos conceptos subyacen en la conocida obra de Voltaire “Cándido o el optimismo”, donde un viajero idealista llega al Perú, El Dorado, una tierra de la abundancia, donde “todo está bien” y en la que existe armonía entre los seres humanos y con la naturaleza, representada con la riqueza de la Jauja descrita por Garcilaso. Casi la temática del filme “Avatar”.
Ese fue el objetivo de la gran difusión de la imagen del Perú en la Francia de los siglos XVIII y XIX, utilizada políticamente como reacción ante España. Y esos temas debieron ser leídos por Julio Verne y otros escritores en los textos de educación secundaria, y se complementaron después con las noticias heroicas sobre la independencia y el hallazgo, más tarde, de una riqueza inmensa, el guano, que fue una fortuna, pero también la maldición que nos condujo a la desgracia y al desorden que los intelectuales franceses ya no idealizaron.
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