granmonarca escribió:Francia negra, peeee :http://larepublica.pe/04-01-2009/francia-negraCualquiera que llega a París en estos tiempos, tendrá la impresión de haber llegado a una ciudad africana. Por lo menos en ciertos barrios, y no necesariamente los suburbios. Ya sea integrados o asimilados, los africanos franceses han vivido con especial furor la elección de Barack Obama. ¿Puede ser Francia el próximo país “blanco” en tener un presidente negro?
Por Alfredo Vanini
De la escena que voy a relatar yo mismo fui testigo. Martes 2 de diciembre, alrededor de las 8 de la noche, Rue Saint Honoré, en París. Revisaba unos CDs de ocasión en una tienda de discos. Justo en la acera de enfrente, un local de Ermenegildo Zegna, famosa casa de diseño italiana. Levanto la vista en el momento que un hombre negro, de unos treinta años, ingresa a dicho local.
Apenas lo hace, dos señoritas, sonriendo, van a su encuentro. Se saludan con un apretón de manos, como es usual en los franceses. El joven negro iba bien vestido (todo el mundo va bien vestido en París, cualquiera sea su condición social). No era ni “morenito” ni “sacalagua”. Era negro, punto (por cierto, no existe en lengua francesa ninguno de los eufemismos castellanos de “moreno”, “zambito”, etc.). Dejo los CDs y me acerco discretamente a observar la escena a través de los grandes ventanales de la tienda. Siempre sonriendo, las jóvenes, ambas blancas, una incluso rubia, van y vienen con chaquetas de esa exclusiva marca.
El joven negro se prueba una y otra, ellas dan su opinión, acomodan los hombros, bromean. Por contraste, recordé en ese momento el asunto del Grupo 5 con estos mismos trajes de diseño y todo el revuelo causado por las vergonzosas declaraciones de una señorita Delacroix quien de francés solo parece tener el apellido. Todo el resto, sobre todo sus prejuicios y racismo, bien limeños son.
La escena transcurre ante mis ojos y no es un spot de TV. Decido tomar una foto. Y es que en Lima, esa escena, con ese mismo hombre negro en esa misma tienda, sería inconcebible. Levanto la cámara, pero inmediatamente me invade el pudor. ¿Tengo derecho? Para cualquier limeño, y yo lo soy por supuesto, esta escena podría parecer exótica. Venido de un país donde la presencia de un hombre o mujer negra en estos espacios “exclusivos” causa inquietud e incluso abierto rechazo. Sin embargo, lo que veía era una práctica común en una sociedad capitalista y democrática. Ni más ni menos. Tristemente comprobé que el que venía de un país exótico era yo. Finalmente cedo al pudor y no tomo la foto.¿ Por qué tomar una foto de esa escena, absolutamente cotidiana, casi banal, que cualquier visitante puede confirmar que pasa en el París de hoy?
Cuestión de (color) piel
Miércoles 3 de diciembre, Boulevard de l’Hôpital. Hago cola en un cine. Decenas de personas para el estreno de “Agathe Cléry”, último filme de Etienne Chatiliez, una comedia con la desopilante Valérie Lemercier que hace de una ejecutiva racista (una especie de señorita Delacroix pero de la alta empresa) que una mañana descubre, en crisis de pánico, que se ha vuelto negra. Toda la película trata de la dura adaptación del personaje a su nueva condición de fenotipo, de la que sacara una gran lección. No haré aquí la crítica del filme, lo que me interesa es destacar cómo en París el debate cultural marca la agenda en el debate político (y no al revés, como en nuestro país). Y sobre todo dar cuenta de los debates suscitados alrededor de un tema siempre delicado, aquí y allá: el racismo.
Desde hace algunos años, la “cuestión negra” es un tópico cada vez más discutido políticamente en el espacio social francés. Y que encuentra una gran cobertura en los medios, lo que es asumido como una conquista por ciertas asociaciones no gubernamentales, aunque ciertamente la integración de los negros al espacio social francés es coherente con la tradición de hospitalidad bien enraizada y celebrada desde siempre por sus pensadores, de Montaigne a Derrida. Pero los encendidos debates que suscita aún hoy revelan también la profunda incomodidad de ciertos sectores y las múltiples interrogantes que plantea una identidad nacional francesa siempre en mutación. La paradoja es esta: la visibilidad de “color de piel” es grande (uno puede por ejemplo caminar a lo largo de cuatro o cinco cuadras por el Boulevard de Strasbourg y tener la impresión de caminar por el barrio negro de San Francisco con fondo del Barón de Haussmann), pero al mismo tiempo hay una “invisibilidad” que se constata en el hecho de que la mayoría de “franceses blancos” (si puedo permitirme escribirlo así por razones metodológicas) ignoran todo acerca de sus compatriotas negros. Pero Francia, fiel a su tradición, no deja de debatir el tema. ¿Quiénes son? ¿De dónde vienen? ¿Cuál es su especificidad? ¿Constituyen ya una clase media? ¿Hay ya una élite política negra en Francia?
¿Obama a la francesa?
La elección de Barack Obama ha sido el detonante en París de estas interrogantes. La llaman acá “l’Obamania” y son dos las consecuencias inmediatas, diametralmente opuestas: un excesivo optimismo por parte de las minorías negras en el seno de los partidos políticos y un desaforado miedo en las dirigencias de esos mismos partidos que quisieran ver en dicha elección un asunto “específicamente norteamericano”. Un miedo que puede ser siempre, por supuesto, instrumentalizado por la extrema derecha. Un par de encuestas de opinión han seguido a este acontecimiento que ha sido vivido en Francia con especial fervor.
En ellas la pregunta de rigor fue: ¿Votaría usted por un negro para presidente de Francia? Un 10%, que no es ni mucho ni poco, afirma que sí. Sin embargo, al momento de hacer el recuento de los negros en los espacios de representatividad política en Francia, uno encuentra principalmente dos nombres: George Pau-Langevi, abogada y política francesa nacida en Guadalupe, primera mujer negra en la Asamblea Nacional por el Partido Socialista, y Claire Aymes, marsellesa, delegada del Ministerio de Educación y de enorme popularidad.
Lo cierto es que a pesar de la visibilidad que tiene la comunidad negra en la televisión y en la publicidad –14% según otro estudio–, y largamente en el deporte y el espectáculo, el lugar que ocupa en el espacio político es todavía bastante reducido.
Sin embargo, la “africanización” de París, y la armonía creciente en la que viven, socialmente hablando, blancos y negros franceses, hace posible pensar en una mayor presencia política en las próximas elecciones en Francia.
Afroperuanos
En Lima, nuestra “condición negra” ha sido muy dignamente rescatada. Sobre todo en el plano musical –de Perujazz a Novalima– y últimamente en el gastronómico. Allí está también la literatura de herencia negra o afrodescendiente, como prefiere llamarlo Mónica Carrillo de la asociación Lundú, aunque el camino abierto magistralmente por Antonio Gálvez Ronceros y Gregorio Martínez no siga siendo lo suficientemente explorado por jóvenes narradores negros. La población negra en el Perú es del 10%, aproximadamente. Un porcentaje que puede decidir una elección en segunda vuelta en el Perú. ¿Son los negros peruanos conscientes de esto? ¿No es tiempo ya de tener una representación propia a la cabeza de este 10%? ¿Dónde está, en qué agrupación política de hoy se forma nuestro Barack Obama para las próximas elecciones? El terreno está libre.
Alfredo vanini, el "italiano" :