En Chile la "transición" política de la dictadura pinochetista a la "democracia" - escribe nuestro colaborador Aday Quesada - parece un clónico de la que hace 40 años se diseñó en el Estado español para pasar de la dictadura de Franco a una democracia que no ha pasado de ser formal. Como sucediera aquí, en Chile el compromiso con el aparato del Estado heredero de la dictadura consistió en pactar su intangibilidad con los representantes de la izquierda(...)
En Chile la "transición" política de la dictadura pinochetista a la "democracia" parece un clónico de la que hace 40 años diseñaron en el Estado español para pasar de la dictadura de Franco a una democracia que no ha pasado de ser formal.
Como sucediera aquí, en Chile el compromiso con el aparato del Estado heredero de la dictadura consistió en pactar su intangibilidad con los representantes de la "izquierda". Es cierto que en Chile los sustitutos del dictador, procedentes de la democracia cristiana y izquierda socialdemócrata, necesitaron aplicar algunas medidas punitivas en contra de los más conocidos verdugos de la dictadura. La memoria ensangrentada del régimen de Pinochet estaba todavía muy fresca en los recuerdos del pueblo chileno. Sin embargo, en lo esencial, la operación de recambio fue bastante similar a la que se había producido en España. Pero la cuestión es que las coincidencias no solo fueron en la similitud de las "fórmulas de cambio" que se aplicaron, sino también en los efectos que éstas, décadas después, iban a tener tanto en una como en otra sociedad .
LA BASE DE UN COMPROMISO: LA INTANGIBILIDAD DEL APARATO DEL ESTADO.
Hace unos días la prensa de ese país proporcionó algunos datos que me inducen hacer esta reflexión. Noventa y cinco altas jerarquías del Ejército chileno, así como numerosos ex oficiales, condenados por violaciones de derechos humanos, están percibiendo en la actualidad emolumentos salariales que alcanzan los 4.800 dolares.
Un conocido ex fiscal militar, por ejemplo, que había sido condenado por asesinato, encabeza las nóminas cobradas por estos esbirros del dictador. Se embolsa mensualmente la friolera de 4.800 dólares.
La cuestión es que el general citado, de apellidos Torres Silva, está además cumpliendo una pena de 10 años por el asesinato en 1991 de Eugenio Berríos, un ex químico de la temible policía política de Pinochet, la Dina, que se dedicaba a la fabricación de gas sarín, utilizado por esa institución policial.
Cuentan los papeles que al fiscal asesino le sigue en el ranking, Eugenio Covarrubias Valenzuela, ex director de la Inteligencia Nacional del Ejército, que percibe mensualmente la nada despreciable cifra de 4.284 $. Éste "ejemplar" servidor del orden público, también fue condenado por su participación en el asesinato del químico policial citado, a cinco años de prisión.
Otro deleznable personaje, el brigadier del Ejército chileno, Miguel Krassnoff, que cumple penas por diversos casos de violaciones de los derechos humanos que suman los 400 años de prisión, se embolsa, no obstante, mensualmente 3-500 dolares.
Sus representantes legales alegan que "no se puede castigar a su familia retirándoles la pensión", y agregan además, que en Chile el hecho de ser violador de derechos humanos no impide mantener la misma pensión que si hubieran sido unos honestos militares.
Es cierto que a diferencia de lo que sucedió en España, algunos militares chilenos purgan en prisión sus crímenes. En nuestro país, en cambio, los policías y miembros de los aparatos represivos del Estado no sólo no fueron procesados, sino que continuaron ejerciendo sus funciones "profesionales" con tanta eficacia como lo hacian durante la dictadura. Seguramente ese era el precio que habia que pagar por aquella peculiar "reconciliación nacional".
COMO DOS GOTAS DE AGUA.
La realidad es que el actual régimen "democrático" chileno es un calco del que se implantó en España después de la muerte del dictador Francisco Franco. De hecho, cuando Pinochet perdió el referéndum que él mismo se había atrevido a convocar, quienes en Chile querian experimentar con una transición a la chilena corrieron veloces hacia España en demanda de las recetas y los condimentos con los que se habia cocinado nuestra "modélica transición".
Destacados políticos españoles, como Felipe González, Adolfo Suárez y algún representante del PCE, se prestaron afanosos a transmitir sus experiencias y lecciones para que en Chile se pudiera aplicar un bien presentado paripé "de cambios", para que tampoco allí - como aquí - no cambiara esencialmente nada .
En la actualidad, en ese país latinoamericano, que sufrió la durísima experiencia represiva del pinochetismo, se mantienen vigentes los principales pilares la Constitución de 1980, que había sido promulgada ese año por el dictador. La servidumbre de la izquierda chilena alcanzó tal magnitud que no ha tenido reparos en convivir con ese espectro pestilente, escrito directamente por la mano del genocida.
Significativamente, al igual que España, en el Chile de hoy existen tan bajos índices de sindicalización como los que hay aquí. También, como sucede en nuestro país, la propiedad de la inmensa mayoria de los medios de comunicación están hiperconcentrados las manos de unos pocos, pero poderosísimos propietarios, que son los que hoy construyen la opinión política de los chilenos. Y, también como pasa aquí, los niveles de corrupción de la casta política que controla las instituciones del Estado, ahoga en mierda la vida social y politica de ambas sociedades. Demasiados pelos del mismo color en la almohada. ¿Es sólo una casualidad?
POR ADAY QUESADA / CANARIAS SEMANAL.
http://canarias-semanal.org/not/20373/e ... -clonicas/