Zululu escribió:Para aquellos que ven en Marx a un héroe, existen algunos detalles históricos que podrían hallar interesantes. Nathaniel Weyl, ex comunista, los halló y planteó en su libro de 1970, 'Karl Marx: Racista'.
Por ejemplo, Marx no veía bien a los mexicanos. Cuando Estados Unidos anexó California luego de la Guerra con México, Marx sarcásticamente se preguntó: '¿Es acaso infortunado que la magnífica California fue quitada a los vagos mexicanos que no sabían qué hacer con ella?'.
Engels compartía el desprecio de Marx por los mexicanos, explicando: 'En Estados Unidos, hemos asistido a la conquista de México, y nos hemos regocijado por ella. Hace al interés de su propio desarrollo que México termina bajo la tutela de los Estados Unidos'.
Marx exhibía una visión racista que podría ser interesante para los ciudadanos estadounidenses de raza negra que simpatizan con sus ideas. En una carta dirigida a Engels, en referencia a su competidor político socialista Ferdinand Lassalle, Marx escribía:
"Queda ahora completamente claro para mí que él, conforme se comprueba a partir de su formación craneal y su cabello, desciende de negros que en su momento se unieron al éxodo de Moisés desde Egipto, asumiendo que su madre o bien su abuela, desde el lado paterno, no se ha mezclado con un negro. Ahora, esta unión de judaísmo y germanismo con sustancia fundamental negra, debe dar lugar a un peculiar producto".
Y Engels también compartía la filosofía racial de Marx. En 1887, Paul Lafargue, quien fuera yerno de Marx, se presentó como candidato para ocupar un puesto en el consejo del distrito de París, que contenía un zoológico. Engels afirmó que Lafargue tenía 'un octavo o bien un doceavo de sangre de negro'.
En una carta dirigida a la esposa de Lafargue, Engels escribió: 'En su calidad de negro, un grado más cercano al resto del reino animal que el resto de nosotros, él es, sin dudas, el representante más aproximado de aquél distrito'.
Marx también era antisemita, conforme se prueba en su ensayo intitulado 'Sobre la Cuestión Judía', publicado en 1844. Marx se preguntaba:
"¿De qué se trata la religión del judío en este mundo? La rapiña. ¿Cuál es su dios en este mundo? El dinero. El dinero es el dios celoso de Israel, allí donde no existe otro dios. El dinero degrada a todos los dioses del hombre -y los convierte en mercaderías (...) El billete de intercambio es el verdadero dios del judío. Su dios es apenas un ilusorio billete de intercambio (...) La nacionalidad quimérica del judío es la nacionalidad del mercader, del hombre dedicado al dinero en general".
A pesar del hecho de que, solo en el siglo XX, el comunismo fue responsable por la muerte de más de cien millones de personas, gran parte del respaldo hacia el comunismo y el socialismo proviene de los intelectuales.
La razón por la cual no condenan la barbarie del comunismo es comprensible. Lo explica Richard Pipes:
"Los intelectuales, dada la verdadera naturaleza de sus profesiones, prestan enorme atención a las palabras y las ideas. Y se ven atraídos por las ideas socialistas. Ellos encuentran que las ideas del comunismo son dignas de alabanza y atractivas; que, para ellos, son más importantes que la práctica del comunismo. Ahora, bien; los ideales nazis, por otro lado, eran puro barbarismo; nada podría ser dicho en su favor".
Lo cual significa que los izquierdistas de todo el mundo continuarán celebrando los ideales del comunismo.
Para partir, dos cosas.
No se puede analizar un texto de 1847 o 1848 con los ojos de 2021. El resultado
siempre es un ejercicio fútil, si en la actualidad nos embarcamos en una cruzada hermenéutica básica sobre el machismo y el racismo de la televisión de hace 10 o 20 años que a muchos les puede parecer descontextualizada, lo mismo aplica para este hecho, máxime si tenemos en mente que el lenguaje racista y sexista era algo muy propio de nuestros abuelos, es entonces todavía más lógico que los abuelos de nuestros abuelos mantuviesen un lenguaje igual o más racista, clasista y sexista. Eran, en definitiva, otros tiempos y otras formas, yo creo que no nos podemos detener en las formas y sí en el fondo.
Por otra parte, el lenguaje de Marx y Engels en su juventud también era muy hostil (siempre desde el punto de vista actual) hacia todo lo que no les era agradable y esperable. Por ejemplo cuando se dio la guerra entre Estados Unidos y México, su posición fue favorable a los primeros porque ello expresaba el desarrollo capitalista en su máxima expresión en comparación a una cuasi republica que poco provecho sacaba de dicho territorio y que hasta el día de hoy se sostiene (de hecho creo que son pocas personas las que creen que si California fuera mexicana sería igual de rica y desarrollada de lo que es hoy), tildar de racista a Marx o Engels es tan válido como tildar a cualquier persona de aquel entonces sobre todo si se tiene en cuenta que el común de las personas creía en las razas, pero no es el caso de los fundadores del pensamiento comunista, porque sus comentario altamente ácidos iban a todos lados: a los ingleses se les calificó como "perruna bajeza" luego de la sublevación de los negros en 1865.
En este sentido hay un sesgo, pues mientras en Inglaterra observan para el caso indio un proceso de desarrollo universal, en el caso francés observan otra cosa muy diferente:
Inglaterra tiene que cumplir en la India una doble misión: destructora por un lado y regeneradora por otro. Tiene que destruir la vieja sociedad asiática y sentar las bases materiales de la sociedad occidental en Asia. Los árabes, los turcos, los tártaros y los mongoles que conquistaron sucesivamente la India fueron rápidamente hinduizados. De acuerdo con la ley inmutable de la historia, los conquistadores bárbaros son conquistados por la civilización superior de los pueblos sojuzgados por ellos. Los ingleses fueron los primeros conquistadores de civilización superior a la hindú, y por eso resultaron inmunes a la acción de esta última Los franceses persisten, contra todos los dictados de la humanidad, la civilización y la cristiandad, en aplicar este bárbaro sistema de hacer la guerra.Evidentemente, este análisis contiene muchos errores que en su momento era difícil de ver porque todavía faltaban páginas de historia. Podemos quedarnos en las formas y cuestionar el racismo de Marx o Engels al decir que los Estados Unidos mantenían una sociedad más avanzada que la mexicana, o que los mexicanos eran unos vagos en comparación a
los enérgicos yanquis, [quienes] mediante la rápida explotación de las minas de oro que existen allí, aumenten los medios de circulación, concentren en la costa más apropiada de ese apacible océano, en pocos años, una densa población y un activo comercio, creen grandes ciudades, establezcan líneas de barcos de vapor, tiendan un ferrocarril desde Nueva York a San Francisco, abran en realidad por primera vez el Océano Pacífico a la civilización y, por tercera vez en la historia, impriman una nueva orientación al comercio mundial.
Obviamente frente a esto podemos interpretar diferentes lecturas. Un progre seguidor de Greta Thunberg, la teoría Queer, y el pacifismo verá racismo, lenguaje obsceno y colonialismo eurocéntrico, un liberal verá hipócritamente racismo igualmente, pero es que en el fondo el análisis de todas estas corrientes cae en sesgos, los progres consideraran a los mexicanos un pueblo sometido, creerán en el mito del indígena santurrón y que son víctimas de todo reduciendo su papel a un mero pasivo de la historia sin capacidad ni siquiera de entender dónde están parados (lo que también es racismo), los liberales verán en los mexicanos un pueblo que es incapaz de abrirse al mercado y que tiende a caer en caudillos, estatismo y populismo (lo que también es racismo). Marx dice algo diferente, ve en México -así como buena parte de América Latina-, una región subdesarrollada cuyas luchas de independencia poco tenían que ver con la lucha de clases (errado o no, el hecho es que de allí se desprende lo demás), y que el papel de los libertadores como Bolívar era más bien negativo. Cabe aclarar que cuando Engels habla de perezosos mexicanos es tan cierto como cuando se habla de fanáticos musulmanes en el contexto geopolítico internacional. Las generalizaciones no son agradables, y muchas veces contienen errores porque la misma es una falacia en principio, pero en retórica discursiva el objetivo es otro, y en este caso se apunta a criticar a la idea de Bakunin (padre del anarquismo) de la hermandad entre pueblos.
El texto de la Cuestión Judía es una respuesta de Marx a Bruno Bauer, quien, en medio del evidente reclamo y la demanda de la población judío alemana por emancipación política respondía que: 1) Los judíos querían emancipación política, 2) Si ni los alemanes eran libres, mucho menos los judíos.
Marx desarrolla el ensayo cuestionando el principio idealista del Estado y de cómo éste puede hacerse libre sin observar la profundidad material de la que emana en una imbricación ontológica e inmanente de su propia ley histórica. Por eso para Marx la idea de la liberación política cae en una paradoja, si el Estado reconoce a los judíos y los "libera" de su calidad de judío, lo único que está haciendo es dejarles su calidad de judíos al ámbito privado, y con ello el cambio es meramente superficial, como ocurre hoy con el Estado liberal secularizado, pero si el Estado abandona la diferencia legal que hace a una religión en particular, eso no garantiza que las personas adherentes a esa religión dejen sus prejuicios al resto de la sociedad, en síntesis todo es un maquillaje legal. Hoy en día de hecho, esto sigue patente, los judíos y musulmanes disfrutan en diferentes países "cristianos - seculares" de condiciones diferentes al resto de la sociedad y demandan en consecuencia, más y más beneficios que la izquierda y derecha patrocina en nombre de la igualdad ante la ley, una cierta y absoluta paradoja.
Por eso Marx ejemplificó el caso de Estados Unidos:
Norteamérica es, sin embargo, el país de la religiosidad, como unánimemente nos aseguran Beaumont, Tocqueville y el inglés Hamilton. Los Estados norteamericanos nos sirven, a pesar de esto, solamente de ejemplo. El problema está en saber cómo se comporta la emancipación política acabada ante la religión. Si hasta en un país de emancipación política acabada nos encontramos, no sólo con la existencia de la religión, sino con su existencia lozana y vital, tenemos en ello la prueba de que la existencia de la religión no contradice a la perfección del Estado. Pero, como la existencia de la religión es la existencia de una carencia, no podemos seguir buscando la fuente de esta carencia solamente en la esencia del Estado mismo. La religión no constituye ya, para nosotros, el fundamento, sino simplemente el fenómeno de la limitación secular. Nos explicamos, por tanto, las ataduras religiosas de los ciudadanos libres por sus ataduras seculares. No afirmamos que deban acabar con su limitación religiosa, para poder destruir sus barreras seculares. Afirmarnos que acaban con su limitación religiosa tan pronto como destruyen sus barreras temporalesEs entonces un problema que en principio es religioso, pero al ahondarlo se vuelve político, y luego material. No es el judío sabático sino que el secular el problema. De allí a la frase "su religión es el dinero".
Pero es esta religión común denominador también del cristianismo:
El devoto habitante de Nueva Inglaterra, políticamente libre, informa por ejemplo el coronel Hamilton,
“es una especie de Laoconte, que no hace ni el menor esfuerzo para librarse de las serpientes que lo atenazan. Su ídolo es Mammón, al que no adora solamente con sus labios, sino con todas las fuerzas de su cuerpo y de su espíritu. La tierra no es, a sus ojos, más que una inmensa bolsa, y estas gentes están convencidas de que no tienen, en este mundo, otra misión que el llegar a ser más ricas que sus vecinos. La usura se ha apoderado de todos sus pensamientos, y su única diversión es ver cómo cambian los objetos sobre los que se ejerce. Cuando viajan, llevan a la espalda de un lado para otro, por decirlo así, su tienda o su escritorio y sólo hablan de intereses y beneficios. Y cuando apartan la mirada por un momento de sus negocios, lo hacen para olfatear los de otros"La crítica de Marx en la Cuestión Judía va más de abolir la petulancia y tozudez idealista hegeliana de antisemitismo.
Aunque claro, las cartas privadas que se enviaron Marx y Engels o que enviaron a otros sí contenían afirmaciones claramente antisemitas y racistas, es cierto que hablaron del negro o judío con términos peyorativos, pero era 1847 o 1865, el contexto internacional estaba marcado todavía por la esclavitud de los negros, en antisemitismo en Europa y sobre todo Rusia y la colonización. Era lo más común. No es que lo justifique, pero no podemos caer al nivel del progre moralista que en la actualidad critica todo dicho y pensamiento racista o sexista por el simple hecho de existir, cuando lo que realmente se debe trabajar es el origen de ese pensamiento, podemos molestarnos por el racismo de muchas personas, pero ese racismo es estructural y quien diga que nunca ha emitido comentarios racistas miente, partiendo por los del BLM.
Por ejemplo el otro día alguien me comentó que un dominicano de la zona que tiene una peluquería probablemente lava dinero del tráfico porque un negocio con 2 personas atendiendo a una clientela basada en señoras de pueblo no da para mantener un gasto de 2 pisos bien ubicados, buenos vehículos y un nivel de vida más o menos ostentosos, y bueno, ¿quién dice que no? Nadie se ha puesto a mirar las cuentas de ese negocio, pero el hecho aparentemente (tampoco me he dedicado a ver los datos) es que es muy común en los dominicanos el tema del narcotráfico y lavado de dinero, sin embargo la misma afirmación sigue siendo altamente prejuiciosa aunque también puede ser altamente certera, el hecho es que nos sale natural, igual a cuando se critica a una mujer negra por apoyar a VOX, ¿qué ocurre con los negros que necesariamente tienen que ser socialistas? Eso también es prejuicioso, ya que los pone en una situación de desamparo como si nadie pudiera progresar individualmente y posicionarse del bando de los más acomodados. No sé, si en 100 años se elimina el narcotráfico y la pobreza mundial, y todos estos pensamientos se vuelvan realmente obsoletos, nos criticarán los nietos de nuestros nietos, pero esas críticas siempre deben ser contextualizadas.
Saludos.