El pasaje del autobús de la línea 30, que cubre el trayecto desde Lübeck a Travemünde, estaba fudamentalmente compuesto por familias que acudían al festival portuario «Travemünder Woche», una cita popular de larga tradición en el norte de Alemania. A las 13:47 horas, el conductor observó que uno de los pasajeros se había levantado y estaba manipulando una mochila en el pasillo central entre las dos filas de asientos. Le pareció que de la mochila salía humo. Siguiendo el protocolo de protección antiterrorista, estacionó el autobús lentamente y se levantó, dirigiéndose hacia el sospechoso para preguntarle qué hacía.
Apenas llegó hasta él, el ciudadano alemán de 34 años, residente en Lübeck y procedente de una familia iraní le propinó un puñetazo en la cara. Fue entonces cuando, ante un pasaje paralizado por la escena, el atacante arrojó la mochila la suelo, sacó un cuchillo de cocina de entre su ropa y comenzó a agredir aleatoriamente a los pasajeros.
Al cierre de esta edición la policía confirmaba un herido grave por arma blanca y otros seis leves. Los dos restantes resultaron heridos cuando el conductor, apenas reaccionó tras el puñetazo, volvió al cuadro de mandos del vehículo y abrió las puertas, por las que todo el pasaje abandonó precipitadamente el autobús en medio de gritos de pánico y atropellos.