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Ursula Haverbeck, la tortura de un anciana de 92 años.
Destruir a una persona es una acción de la cual sabe mucho el sistema democrático. El silencio oficial sobre victimas que no conviene que lo sean, utilizando el escudo de unas leyes que justifican años de cárcel por opinar o negar sobre temas tabús como el llamado “holocausto”, la cruel indiferencia de un pueblo que ya no es sino una masa de cerebros centrifugados carente de humanidad, convencida de que la tienen al confundirla por un buenismo hipócrita y partidista bendecido y fomentado por unos políticos y unas leyes aún sedientas de venganza tras setenta y seis años de persecución y castigo.
Ensañarse con un ser humano por su fidelidad a una verdad, ya es por si mismo un acto depravado, pero si ese ser está viviendo los últimos cinco años de su vida y se le priva de hacerlo en libertad junto a su familia y amigos, eso ya es propio de alimañas.
Por la imagen que encabeza estás palabras, podemos apreciar los estragos físicos de esta extraordinaria mujer tras su último cautiverio, los mismos que sufriremos todos los que decimos lo que pensamos sino cerramos la boca de una maldita vez.
Ni Amnistía Internacional, ni ningún otro organismo “humanitario” la defenderá a ella o a nosotros, por miedo a perder la asquerosa subvención que reciben de manos de gobiernos corruptos e inmorales que dirigen este mundo en el cual, cada día que pasa, da más asco vivir.
Acacio Luis Friera.
Foto de Ursula en el enlace:
https://elcasopedrovarela.wordpress.com ... e-92-anos/
Vale más pájaro en mano...