Pedro de Alvarado, lugarteniente de Hernán Cortes, era conocido por los aztecas como Tonatiuh (Dios del Sol, en náhuatl) debido al peculiar cabello rubio ondulado, ojos celestes y su portentosa estatura.
Tonatiuh, el esperado retorno del Dios Atlante, que cumplía las profecías de deidades masculinas, huidas y lejanas,que fundaron una parte importante de la civilización americana durante sus inicios.