A mediados de los 50, el Príncipe holandés, Bernardo, ex-miembro del NSDAP alemán, decidió promover la idea de una gran reunión con fines globalistas, que sería financiada por el magnate sionista David Rockefeller y promovida por el Primer Ministro belga, el conservador Paul Van Zeeland.
La idea inicial era la de tener un invitado progresista y otro conservador de cada país para aleccionar y controlar a los dos lados del tablero binario (izquierda -derecha) implantado en las democracias liberales.
Posteriormente se comenzó a invitar también a dueños de medios de comunicación, con el fin de controlar y contener el poder mediático.
La finalidad del Club Bildelberg, no es otra que la de asegurar que un grupo de grandes fortunas, los imperialistas comerciales, también conocidos como globalistas, tienen el control sobre las democracias occidentales y circunstanciales líderes.
La mayor preocupación en la reunión anual del año pasado del Club Bildelberg fue Vladimir Putin y como Rusia está poniendo en peligro los planes globalistas del las élites occidentales en el mundo.
En años anteriores el centro de la discusión había sido Trump y como este de una forma distinta estaba perjudicando los intereses globalistas en el mundo.
Este año, con las elecciones de los EEUU a la vuelta de la esquina y Putin en las puertas de Europa con toda seguridad tanto Trump como Putin serán identificados y planteados como la mayor amenaza en 2023.