TERCERA GUERRA MUNDIAL: EL FINAL DE LA GUERRA
A RUSIA SÓLO LE QUEDAN TRES OPCIONES SOBRE UCRANIAPor Ivan Timofeev, Director del Programa del Club Valdai y uno de los principales expertos en política exterior de Rusia.
Dado que Washington rechaza muchas de las preocupaciones de Moscú en materia de seguridad, la perspectiva de una escalada va en aumento.
Estados Unidos ha entregado a Rusia una respuesta por escrito a su propuesta de garantías de seguridad. Aunque Washington se niega a aceptar las exigencias de Moscú de un compromiso jurídicamente vinculante de que la OTAN no se expandirá más hacia sus fronteras, ha indicado que está dispuesto a discutir ciertas cuestiones, como el control de armas y la estabilidad estratégica.
Desde finales del año pasado, ambas partes no han dejado de subir la apuesta, y Rusia ha estacionado una importante concentración de fuerzas militares cerca de su frontera con Ucrania. Estados Unidos ha anunciado una serie de sanciones y otras medidas restrictivas que, según dice, se impondrían a Rusia en caso de guerra. Está claro que se avecina otra ronda de escalada. En un futuro próximo, es probable que la situación se desarrolle según uno de los tres escenarios siguientes:
Escenario uno: GuerraEs inevitable que, en medio de condiciones pacíficas, Ucrania siga un curso antirruso. En el país se ha formado un régimen político exteriormente flojo pero suficientemente estable, para el que es imposible alcanzar compromisos con Rusia.
El propio gobierno ucraniano no ve otra forma de garantizar la seguridad del país que no sea la adhesión a la OTAN. Occidente también trabajará para integrar a Ucrania en sus estructuras de seguridad. Por lo tanto, es imposible cambiar el rumbo de Ucrania sin una guerra.
Incluso si el ingreso en la OTAN no se produce por razones formales en los próximos años o décadas, nada impide el despliegue de sistemas de ataque u otros en el territorio del país, así como el rearme a gran escala de las fuerzas armadas de Ucrania a expensas de los países occidentales.
Tarde o temprano, Ucrania se convertirá en un trampolín para posibles operaciones militares contra Rusia. Dada la longitud de la frontera, esta situación pone a Rusia en desventaja, incomparable con la pertenencia a la OTAN de los países bálticos. El desarrollo militar de Ucrania por parte de Estados Unidos y Occidente es una amenaza fundamental para Rusia.
El ejército ucraniano podría ser derrotado con relativa rapidez, y es posible evitar una guerra prolongada llevando a cabo una operación relámpago. Además, entonces sería posible dividir el país en dos estados, uno de los cuales (Ucrania oriental) permanecería en la órbita rusa, y el otro (Ucrania occidental) en la occidental. Otra opción es un cambio de régimen por la fuerza en Ucrania, con la expectativa de que no haya una resistencia masiva de la población.
Las sanciones occidentales serán un golpe doloroso para Rusia, pero no serán fatales. Los beneficios para la seguridad militar son mayores que los daños económicos. El daño a la economía no se traducirá en protestas públicas en Rusia; puede mantenerse bajo control. El prestigio de las autoridades crecerá debido a que han resuelto una importante tarea histórica. Las sanciones contra Rusia socavarán aún más la confianza en el sistema financiero centrado en Estados Unidos. Rusia podrá existir como una "fortaleza". Una salida de la economía mundial es posible, e incluso deseable. El propio Occidente está en declive. Su muerte inminente es inevitable. Una victoria en Ucrania asestará un nuevo golpe a la autoridad de Estados Unidos y Occidente, y acelerará su retirada mundial.
En este escenario, debemos esperar una ruptura radical de las relaciones entre Rusia y Occidente, incomparable con cualquier crisis anterior. Esto conducirá a (a) una pérdida masiva de vidas; (b) una crisis económica grave y de larga duración en Rusia como resultado de las sanciones occidentales; (c) una importante militarización de Europa del Este por parte de la OTAN.
Se podrá hablar de la formación de un orden fundamentalmente nuevo en Europa. Estará arraigado en una ardua confrontación. El único obstáculo para una guerra importante serán las armas nucleares, aunque tampoco se pueden descartar los riesgos de una escalada hacia un conflicto entre Rusia y la OTAN. En este escenario, Rusia se convierte en una especie de Corea del Norte europea, pero con oportunidades mucho más amplias.
Segundo escenario: Tensión permanenteLos costes de una solución militar a la cuestión ucraniana son demasiado elevados. Incluso en el caso de una rápida derrota de las fuerzas armadas de Ucrania, surge el problema del control del territorio. El régimen títere requerirá importantes inyecciones financieras. Al mismo tiempo, será sin duda ineficiente y corrupto. Ante los daños de las sanciones, alimentar el régimen agravará aún más la escasez de recursos dentro de la propia Rusia.
Incluso el control total del territorio de Ucrania no impedirá que Occidente forme y arme formaciones ucranianas en los territorios adyacentes, financiando una amplia clandestinidad en la propia Ucrania. La guerra provocará el declive económico de los territorios ocupados, lo que hará que su población sea aún más susceptible a la propaganda occidental.
Si una parte del territorio es retenida por el régimen prooccidental, el conflicto se vuelve permanente. Al mismo tiempo, no se resolvería ninguno de los problemas de seguridad de Rusia, y su número no haría más que aumentar, debido a la militarización de Europa del Este.
La estabilidad interna de la sociedad rusa no está garantizada, teniendo en cuenta los daños económicos de las sanciones, el coste de la guerra y las inyecciones en Ucrania. La inevitable inflación en este caso y la reducción de los ya bajos ingresos están cargadas de crecimiento de los ánimos de protesta.
Se podría compensar con victorias militares, pero sólo por poco tiempo. Una crisis económica prolongada o, en el mejor de los casos, un estancamiento, crea la base para una protesta a largo plazo. Al mismo tiempo, en la sociedad rusa se han desarrollado ciertos estándares de consumo y estilo de vida. No está preparada para ser una Corea del Norte europea.
El papel global de Occidente está disminuyendo. Para Estados Unidos, la región de Asia-Pacífico es una prioridad creciente. Pero esto no significa que Occidente sea lo suficientemente débil como para no infligir un daño significativo a Rusia. No hay ninguna garantía de que las sanciones contra Rusia perjudiquen críticamente al propio Occidente. En Europa, Occidente tiene importantes reservas para contener a Rusia, incluso en caso de rivalidad con China. El apoyo de Pekín a Rusia no está garantizado en caso de guerra.
Mantener una tensión permanente en las relaciones con Occidente está dando resultados. Al menos, las potencias occidentales están empezando a escuchar a Rusia. La tensión es una herramienta útil para la diplomacia. Es necesario mantenerla en las fronteras de Ucrania y aplicarla también en otras regiones: América Latina, Oriente Medio, la región de Asia-Pacífico (junto con China) y África. Si es posible, Rusia puede operar con campañas relativamente baratas pero eficaces, similares a la operación rusa en Siria.
Este escenario no cambia radicalmente la situación en Europa. Las relaciones entre Rusia y Occidente siguen estando marcadas por la rivalidad, pero no cruzan las líneas rojas. Occidente está aumentando lentamente la presión de las sanciones, además de integrar sistemáticamente a Ucrania en su espacio de seguridad.
Escenario 3: Sonreír y saludarUcrania es un activo tóxico para Occidente. Se roba la ayuda a gran escala y las instituciones siguen siendo corruptas. El país no es un proveedor, sino un consumidor de seguridad. Su pertenencia a la OTAN es contraproducente para el bloque debido a los conflictos no resueltos y a las dudosas contribuciones a la seguridad común. Por el contrario, Ucrania es una fuente de numerosos problemas. Sacarla de apuros es problemático y costoso.
Si Occidente apuesta por ella, Ucrania convertirá a la OTAN en una estructura aún más desequilibrada, en la que crecerá el número de "free-riders". Mientras permanezca en la esfera occidental, Ucrania está condenada a una mayor degradación. Se producirá una "moldavización de Ucrania", es decir, una salida de ciudadanos hacia Occidente y la primitivización de su economía. Occidente no tiene motivos para apoyar a Ucrania durante mucho tiempo con su ayuda. La ayuda disminuirá a medida que la posición de Ucrania descienda en la lista de prioridades de Occidente. Sin ninguna intervención militar, Ucrania se degradará, convirtiéndose en un país periférico y en una prioridad de tercer orden en la agenda global.
Rusia cuenta con importantes capacidades militares para detener cualquier amenaza que emane del territorio de Ucrania y de los países de la OTAN. Incluso sin el uso de armas nucleares, Rusia en un conflicto regional puede infligir un daño inaceptable a sus rivales en Europa. El control de Crimea asegura el dominio en el Mar Negro. El despliegue de armas de ataque o elementos de defensa antimisiles en el territorio de Ucrania es posible a largo plazo. Pero ello no impide que Rusia mejore sus propios sistemas ofensivos, que en cualquier caso son capaces de infligir un daño inadmisible a un adversario potencial.
El régimen político ucraniano es inestable. Un trabajo competente y a largo plazo permitirá a Moscú encontrar sus palancas de influencia en el régimen y de comunicación con la sociedad. Será difícil para Rusia permanecer indiferente. Rusia conserva oportunidades humanitarias en forma de mercado laboral y sistema educativo. Son mucho más modestas en comparación con las de la UE, pero esto no niega la posibilidad de su utilización. Cuando se juega a largo plazo, los mecanismos humanitarios dan buenos resultados.
Las relaciones con Occidente no se limitan a Ucrania. Rusia tiene muchas dimensiones en las que puede negociar con Occidente. La marginación de la agenda ucraniana es muy posible, e incluso deseable. Es probable que la rivalidad entre Estados Unidos y China marque el ritmo de la política mundial en las próximas décadas. Es aconsejable evitar la participación directa en este enfrentamiento y dejar un margen de maniobra.
La economía rusa sigue siendo frágil y dependiente de los mercados de materias primas. Sobrecargarla con la guerra y las sanciones es inapropiado. Romper las relaciones económicas con Occidente también es contraproducente.
En este escenario, hay una desescalada parcial de la cuestión ucraniana, aunque la rivalidad con Occidente se mantiene. Moscú gestiona hábilmente estas rivalidades, facilitándolas cuando es posible, y sobrecargando así a Occidente con activos tóxicos en forma de free-riders y liberales acérrimos. Al mismo tiempo, sigue jugando el juego en todos los frentes de la agenda global, desde la acción climática hasta el control de armas.
¿Qué camino tomar?
El primer escenario está obviamente plagado de importantes riesgos para Rusia. Para Occidente también es indeseable, pero también tiene algunas ventajas en forma de una consolidación acelerada de la OTAN y el agotamiento de uno de los principales adversarios globales.
El segundo escenario es bastante aceptable para Occidente. Para Rusia tiene menos riesgos, pero los beneficios son limitados. Su principal peligro es el aumento gradual de la presión occidental. En el tercer escenario existe ese peligro. Occidente también se siente bastante cómodo en él, pero Ru
El éxito de Rusia no está predeterminado y dependerá de la paciencia estratégica, además de la capacidad de gestionar los recursos limitados y utilizar la energía del adversario en su propio interés.
La principal tarea de Occidente será "calmar" a Rusia y llevar a la competencia a un modo lento que le convenga. La principal tarea para Rusia es evitar un exceso de esfuerzo y, al mismo tiempo, no empantanarse en una costosa confrontación, manteniendo y utilizando las palancas de presión sobre Occidente cuando sus propios intereses lo requieran.
https://www.rt.com/russia/547943-west-proposed-security-guarantees/