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Notapor Pikotasso » 29 Nov 2021, 17:31

......... una vez más por si algún despistado se ha dejado engañar por las IDIOTECES de la caverna ultraderechista.

Ningún país conoce al nazismo, sus crímenes y consecuencias como Alemania, que lo padeció en carne propia y, por tanto, se mantiene vigilante ante las manipulaciones históricas de los cachorros neonazis para que tal catástrofe no vuelva a repetirse. Esto es algo tan evidente que no admite discusión.

Una de estas manipulaciones históricas la ha puesto en circulación hace cierto tiempo la extrema derecha, afirmando que el nazismo fue un movimiento de 'izquierdas', sobre todo por la coletilla 'Nacionalsocialista' que sus dirigentes, a instancias de Joseph Goebbels, le añadieron a la formación de ultraderecha 'Partido Obrero Alemán', nacido con ánimo revanchista en la inmediata posguerra. La intención era evidente: atraer con dicha coletilla a los nacionalistas y a la clase obrera a una formación clarísimamente ultraderechista, racista y con ansias de venganza por la derrota sufrida por Alemania en la I Guerra Mundial.

¿Qué pretende la caverna con esta estúpida afirmación del supuesto 'izquierdismo' del régimen nazi? Evidentemente, endosarle a los socialistas los crímenes y responsabilidades del gobierno hitleriano, cuando fueron precisamente los VERDADEROS socialistas e izquierdistas en general los que más padecieron aquel régimen junto a los judíos, siendo encarcelados, enviados a los campos de concentración y ejecutados en masa. Hay centenares de ejemplos.

¿De dónde procede toda esta estupidez en los últimos tiempos que solo un IMBÉCIL integral y un absoluto ignorante de la historia puede tragarse? Pues básicamente de los fanáticos seguidores de Bolsonaro. ''Deutsche Welle', la muy reconocida emisora internacional alemana en diversas lenguas, uno de los medios más neutrales e independientes del panorama mediático, lo explica con toda claridad. El que quiera entender, que entienda. Algunos extractos para el que no se quiera molestar en pinchar el link:

https://www.dw.com/es/debate-en-brasil- ... a-45545680

"Internautas brasileños intentan "enseñar" historia a los alemanes tras un video que publicó la embajada alemana. El debate en círculos de la derecha en Brasil nunca existió entre historiadores serios."

"Los alemanes no ocultan su pasado," reza la frase inicial de un video con subtítulos en portugués publicado por la Embajada de Alemania en Brasilia y publicado en Facebook hace poco más de diez días.

Según militantes brasileños, que dejaron sus comentarios en la página web del video, tanto la embajada como el ministro alemán están equivocados en clasificar al nazismo como movimiento de "extrema derecha".

"¿No se llamaba el partido de Hitler Partido de los Trabajadores Socialistas? ¿Dónde se encuentra ahí la extrema derecha?", pregunta un usuario, escribiendo incorrectamente el nombre oficial del partido nazi, que se llamaba Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, o NSDAP.

Otro escribe: "Siendo el país de origen del marxismo, Alemania ha sido infestada por los rojos en la posguerra […] Por supuesto que van a distorsionar todo y luchar en contra de la derecha". Una rápida mirada a los perfiles de los usuarios que asocian el nazismo con la izquierda muestra que varios de ellos divulgan propaganda a favor del candidato brasileño a la presidencia, Jair Bolsonaro.


Falsa interpretación del término "nacionalsocialismo"

En círculos de derecha en Brasil, muchos de ellos a favor del candidato Bolsonaro, ha sido común en los últimos años tratar de clasificar al nazismo como un "movimiento de izquierda". El principal argumento para defender esa tesis tiene en cuenta la presencia del término "socialista" en el nombre del partido.

"Si esa es la lógica, entonces ellos también tienen que afirmar que la República Democrática de Corea del Norte es una democracia y que lo mismo vale para la República Democrática Alemana (la antigua Alemania Oriental comunista)", afirma el politólogo alemán Kai Michael Kenkel, investigador del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), en Hamburgo.


"Nunca había visto en Alemania una discusión sobre si el nazismo es de izquierda", afirma Kenkel. "Es muy simple: se trata de la extrema derecha, y listo. Esa discusión sobre si el nazismo es de izquierda o de derecha parece existir solo en Brasil. Si usted le pregunta a un neonazi en Alemania si es de izquierda, se llevará una bofetada", continúa. "Esa falsa polémica demuestra que la enseñanza de la historia ha fallado profundamente en Brasil".

Sin embargo, cientos de brasileños también mostraron repudio a las declaraciones de los militantes de derecha. "Quieren enseñar al sacerdote a celebrar la misa", dijo, por ejemplo, un usuario. Varios usuarios también pidieron disculpas a la embajada de Alemania por el comportamiento de algunos de sus compatriotas.

Hitler no fue socialista

En Alemania, la disputa sobre si el nazismo es una ideología que puede ser calificada como de derecha o de izquierda es prácticamente inexistente entre historiadores renombrados. Los libros de autores serios sobre el Tercer Reich y Adolf Hitler ubican el origen del movimiento nazi entre las tendencias racistas y nacionalistas de ciertos sectores de la sociedad alemana y las acciones de los "Freikorps", los grupos de paramilitares de derecha que se extendieron por Alemania tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, y que combatían a grupos de izquierda, especialmente a los comunistas y a los socialdemócratas.

Ciertos historiadores se refieren a algunas características socialistas del régimen nazi para conquistar a la clase obrera, pero subrayan que ellas eran solo un mecanismo para garantizar la adhesión al verdadero ideal del nazismo: la lucha por la supremacía de la raza aria en el mundo. "Hitler nunca fue socialista", subraya, por ejemplo, el gran historiador británico Ian Kershaw en su monumental biografía de Hitler.


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Notapor Zeta » 29 Nov 2021, 17:41

'

Ian Kershaw, judio, tengo entendido, que coño va a contar de Hitler? e190
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Notapor Pikotasso » 29 Nov 2021, 17:55

CERRANDO LA BOCA A LOS MANIPULADORES DE POCA MONTA E ILETRADOS

Una magistral lección de historia en pocas palabras:


https://www.huffingtonpost.es/2017/08/2 ... _23188017/
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Re: A ver, vamos a INTENTARLO.......

Notapor Asintomático » 29 Nov 2021, 18:41

Claro que el nazismo o el fascismo no son de izquierdas. Ahora bien, ambos son los hijos bastardos del socialismo, fruto de la unión con el nacionalismo. Al final, todas las ideologías que tienen algo que ver con el socialismo son colectivistas y, por ende, liberticidas.
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Notapor Pikotasso » 29 Nov 2021, 18:44

El ultraderechista AfD alemán (Alternative für Deutschland), un partido abiertamente neonazi, sin disimulos, ha sido puesto en Alemania bajo vigilancia por sus declaraciones extremistas y después de los numerosos crímenes y estragos cometidos en el país.

Por supuesto, a estos herederos del nazismo NADIE en Alemania, ni siquiera el más idiota entre los idiotas o el más fanático entre los fanáticos, se le ocurriría definirlos como 'socialistas'. Sería un insulto a la inteligencia:

Alemania pone bajo vigilancia al partido ultraderechista AfD por sus tendencias extremistas

https://www.france24.com/es/europa/2021 ... xtremistas
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Re: A ver, vamos a INTENTARLO.......

Notapor Zululu » 29 Nov 2021, 18:46

En el momento que los califican de neonazis, les están llamando socialistas.

NacionalSOCIALISTA
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Lenin: "La MENTIRA es un arma REVOLUCIONARIA"... y desde entonces los zurdajos no han dicho una sola VERDAD.
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Re: A ver, vamos a INTENTARLO.......

Notapor Pikotasso » 29 Nov 2021, 18:49

Asintomático escribió:Claro que el nazismo o el fascismo no son de izquierdas. Ahora bien, ambos son los hijos bastardos del socialismo, fruto de la unión con el nacionalismo. Al final, todas las ideologías que tienen algo que ver con el socialismo son colectivistas y, por ende, liberticidas.


No le des vueltas ni intentes marear la perdiz: los enlaces que he puesto explican perfectamente el origen de esa ESTUPIDEZ de llamar 'socialistas' a los nazis. Fundamentalmente, una ESTUPIDEZ difundida desde Brasil por los partidarios de Bolsonaro a raíz de un vídeo publicado por la Embajada de Alemania y que han hecho suya diversos grupúsculos de la ultraderecha en Europa, siempre dispuestos a generar basura.

Y si algún país tiene derecho a hablar sobre el nazismo y lo que ese movimiento significó, es Alemania. Evidente e indiscutible. Y 'Deutsche Welle' es una emisora alemana conocida y respetada en todo el mundo, al contrario de las mil falacias y páginas-basura que hay en la red.

El segundo enlace da también respuestas muy claras y contundentes a las diversas patrañas de la ultraderecha sobre este tema.
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Re: A ver, vamos a INTENTARLO.......

Notapor Zeta » 29 Nov 2021, 19:00

Pikotasso escribió:
Asintomático escribió:Claro que el nazismo o el fascismo no son de izquierdas. Ahora bien, ambos son los hijos bastardos del socialismo, fruto de la unión con el nacionalismo. Al final, todas las ideologías que tienen algo que ver con el socialismo son colectivistas y, por ende, liberticidas.


No le des vueltas ni intentes marear la perdiz: los enlaces que he puesto explican perfectamente el origen de esa ESTUPIDEZ de llamar 'socialistas' a los nazis. Fundamentalmente, una ESTUPIDEZ difundida desde Brasil por los partidarios de Bolsonaro a raíz de un vídeo publicado por la Embajada de Alemania y que han hecho suya diversos grupúsculos de la ultraderecha en Europa, siempre dispuestos a generar basura.

Y si algún país tiene derecho a hablar sobre el nazismo y lo que ese movimiento significó, es Alemania. Evidente e indiscutible. Y 'Deutsche Welle' es una emisora alemana conocida y respetada en todo el mundo, al contrario de las mil falacias y páginas-basura que hay en la red.

El segundo enlace da también respuestas muy claras y contundentes a las diversas patrañas de la ultraderecha sobre este tema.


A ver. "listillo": NACIONALSOCIALISMO ES SOCIALISMO NACIONAL... que no te enteras...
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Re: A ver, vamos a INTENTARLO.......

Notapor Midnight » 29 Nov 2021, 19:46

Tu estúpido esfuerzo por tildar al nazismo como estrictamente derechista da risa. El Nazismo y el fascismo son mutaciones de la izquierda socialista que fue cruzada por elementos conservadores y nacionalistas, y por lo tanto terminaron haciendo un giro a la derecha. Por eso resulta tan inclasificable en el espectro ideológico. Por algo se lo terminó llamando NACIONAL - SOCIALISMO, y no es una "coletilla Goebbeliana" como estás pretendiendo imponer: no nos pongas links, porque tu chatarra no elimina los libros. Compartían con la derecha el esencialismo étnico y cultural del nacionalismo y el colectivismo y recelo hacia el capitalismo del socialismo. Los principales cuadros del nazifascismo militaron claramente en la izquierda antes de ascender al poder y siguieron reteniendo sus componentes ideológicos; pero llegaron al poder por el apoyo que les dieron desde los sectores conservadores nacionalistas, como ocurrió por ejemplo en Alemania. El caso de Mussolini es aún más claro, porque militó abiertamente en el partido socialista italiano fue uno de sus jerarcas y editor del principal diario socialista de Italia ¿más militancia socialista que esa necesitás?

Esto ya se discutió, ya lo plantearon vos u otros, Pikotasso, con el mismo discurso, y respondí más o menos lo mismo, que es una payasada decir "el fascismo surgió de la derecha", cuando lo que ocurrió en realidad es que el fascismo es producto de una izquierda derechizada por su apareamiento con el conservadurismo, no al revés. Fueron el socialismo nacional, o la tercera vía. Y no me vengas a contar tus cuentitos, que del asunto de la tercera vía en Argentina sabemos bien: "ni yanquis ni marxistas, peronistas". No por nada Perón fue un pichón de Mussolini al cual no le dio el combustible para implementar medidas fascistas en la Argentina, por la poderosa resistencia de una parte de la sociedad.

Me cansé de leer, con fundamentos, sobre el híbrido de reaccionarismo conservador y colectivismo filosocialista permisivo con el capitalismo que es el fascismo como para dejarte pasar por alto la payasada que estás diciendo. Lo que se olvida de decir Bolsonaro, y sus acólitos, es que al fascismo le dio el combustible para llegar al poder el hecho de que los sectores conservadores y autoritarios fueron permisivos con él. Sectores a los cuales Bolsonaro bien representa. Pero bajo ningún punto de vista, esos sectores fueron los creadores del fascismo, sino sus impulsores y aliados en el poder. De allí esa mixtura entre colectivismo socialista, capitalismo limitado, autoritarismo (de ambas vertientes ideológicas) y esencialismo étnico y cultural que es el fascismo. El padre del fascismo es el socialismo, y su nodriza es la derecha. dejá de hacer propaganda política de cotillón.

Y si te vas a basar en artículos, acá te pego uno:


https://www.abc.es/historia/abci-origen ... gle.com%2F

El origen socialista del fascismo que marcó profundamente a Hitler y Mussolini
«Un movimiento político inclasificable dentro de los casilleros del siglo XX». Así calificaba Ramiro de Maeztu el fascismo en un artículo publicado en el diario «El Sol», el 7 de noviembre de 1922. Solo hacía una semana que esta nueva ideología había irrumpido por sorpresa en Italia, tras la Marcha sobre Roma de Benito Mussolini, y todo el mundo se preguntaba de dónde procedía y qué consecuencias podía tener para el futuro de Europa. «¿Cómo una fuerza que era considerada hasta ayer un elemento de desorden ha podido conquistar el poder?», se planteaba también el escritor y periodista Manuel Bueno, en «El Imparcial», en aquellos días de estupor.

La pregunta no era fácil de responder, sobre todo si tenemos en cuenta que, cuatro años antes, el fascismo no contaba en Italia ni con mil seguidores.

Era un movimiento absolutamente nuevo y desconocido que, en las elecciones de noviembre de 1919, tan solo obtuvo 5.000 votos en Milán, la ciudad por la que se presentaba Mussolini. Este no consiguió ni siquiera ser elegido diputado al Parlamento, lo que le llevó a incrementar la violencia durante la campaña electoral de 1921, obteniendo esta vez 35 diputados.


Visto el resultado, el recientemente creado Partido Nacional Fascista (PNF) continuó con la misma estrategia a comienzos de 1922, quemando los locales de la oposición en el norte de Italia. «La violencia es, a veces, moral», justificaba Mussolini en el discurso pronunciado en Udine, el 20 de septiembre de 1922. Y un mes después advertía en Nápoles: «Os digo con toda solemnidad: o se nos entrega el Gobierno o lo tomaremos marchando sobre Roma». Y así fue. Una semana después, el 29 de octubre, le arrebataba el poder al primer ministro Luigi Facta ante la sorpresa de todo el continente. «Si el lector mira el camino recorrido por el fascismo desde que nació, participará de nuestra estupefacción. Si horas antes de conocerse la ascensión de Mussolini alguien hubiese consultado nuestra opinión, resueltamente habríamos afirmado que cualquier solución era posible, menos el fascismo», podía leerse en el editorial publicado por el semanario «España» el 4 de noviembre.

¿Es el fascismo el antiguo socialismo?
La definición que los propios fascistas italianos hacían de su nuevo movimiento político era lo suficientemente imprecisa como para que la confusión creciera en otros países, pero eran muchos los que coincidían en que su origen se encontraba en el socialismo. Baste como ejemplo la conversación mantenida en Bolonia por el escritor catalán Josep Pla, enviado especial de «El Sol», con un seguidor de Mussolini, que fue publicada el 1 de noviembre de 1922:

«¿Vienen ustedes satisfechos?– le pregunté al fascista que está delante de mí, con esos ojos de codorniz que se ven en los obreros del campo en Italia.

Muy satisfechos. Hemos ganado la partida.

¿Son todos ustedes obreros del campo?

Sí, todos, y antes éramos socialistas. Figúrese usted que, en la provincia de Ferrara, hay 80 ayuntamientos que hace dos años eran socialistas y ahora son todos fascistas. Todos han sido ocupados. De los 63 ayuntamientos que hay en la provincia de Rovigo, 61 son ahora fascistas y dos del partido popular.

¿A qué cree usted que se debe el rápido crecimiento del fascismo?

Según mi opinión, a muchas causas. La primera, porque los desertores de la guerra fueron indultados y nosotros, que combatimos, tenemos hoy los mismos derechos que ellos. Y luego, porque habiéndose apoderado el fascismo de los sindicatos agrícolas en nuestra provincia, quien no es fascista, no come.

De manera que el fascismo actual es propiamente el antiguo socialismo.

El mismo. Solo que ahora algunos señores están con nosotros.»

Los «fascios» del siglo XIX
La influencia del socialismo en el nacimiento del fascismo ha sido ampliamente defendida por infinidad de historiadores desde entonces. De hecho, las organizaciones denominadas «fascios» que surgieron a finales del siglo XIX en Italia eran un guiño evidente a los primeros movimientos obreros y campesinos y a sus reivindicaciones sociales, tal y como explica Íñigo Bolinaga en «Breve historia del fascismo» (Ediciones Nowtilus, 2007). Y tampoco podemos olvidar que Mussolini, además de comenzar su andadura política en el Partido Socialista Italiano, había sido director de «Avanti!», el periódico de cabecera del socialismo en su país.

En «The Problem with Socialism» (Regnery Publishing, 2016), el economista Thomas Di Lorenzo defiende que el «fascismo siempre ha sido un tipo de socialismo. Benito Mussolini fue un socialista internacional antes de ser un socialista nacional, siendo esto último la esencia del fascismo. Al socialismo nacionalista que este defendía no le importaba dejar sobrevivir a empresas privadas, siempre y cuando éstas fueran controladas por políticas y subsidios gubernamentales».

Mussolini denunció duramente el capitalismo y los mercados libres, lamentándose de «la búsqueda egoísta de la prosperidad material», tal y como hicieron Marx y Engels en «El Manifiesto Comunista», y pidiendo a sus seguidores que «rechazaran la literatura economicista de Adam Smith», el considerado padre del liberalismo económico en el siglo XVIII. De joven, además, el italiano había entrado en contacto con el sindicalismo revolucionario, un movimiento de izquierda radical que soñaba con instaurar una dictadura del proletariado, igual que el socialismo y el comunismo. Y en 1917, con 34 años, se convirtió en el líder de un pequeño sector de nacionalistas intransigentes escindidos de la Unión Sindical Italiana (USI), una organización que defendía los mismos postulados: un gobierno proletario que suprimiera los partidos políticos.

Partido Nacional Fascista

Con toda esta mochila detrás, Mussolini creó los Fascios Italianos de Combate el 23 de marzo de 1919. Esta organización fue el núcleo del futuro Partido Nacional Fascista, que contó con un programa con medidas de corte social idénticas a las planteadas anteriormente por el socialismo. Por ejemplo, el salario mínimo, la jornada laboral de ocho horas, el voto femenino, la participación de los trabajadores en la gestión de la industria, el retiro a los 55 años, la nacionalización de las fábricas de armas, la confiscación de los bienes de las congregaciones religiosas y la abolición de las rentas episcopales, según señala R. J. B. Bosworth en su biografía de «Mussolini» (Ediciones Península, 2003).

Toda estas ideas eran analizadas por los diarios españoles, con no poca confusión, en 1922. Todos se preguntaban lo mismo: ¿cómo podemos definir al primer régimen fascista de la historia? Algunos periodistas eran críticos con los evidentes postulados violentos de Mussolini y otros veían en su movimiento una oportunidad para sacar a España de la crisis de la Restauración en su último año de vida. Llegamos a encontrar en muchas cabeceras opiniones opuestas más allá de su línea editorial. El debate era, sin duda, intenso, con la Revolución rusa de fondo y la cada vez más importante influencia del movimiento obrero en la península.

En aquellos primeros momentos de Mussolini era imposible ponderar el fascismo tal y como se valora hoy. Nadie se imaginaba entonces que la instauración del fascismo en Italia iba a convertirse en uno de los acontecimientos más importantes de la historia de mundo actual, causa indirecta de la muerte de millones de personas en la Segunda Guerra Mundial y clave para entender el surgimiento de muchos de las dictaduras de la segunda mitad del siglo XX. «Las camisas marrones de Alemania no habrían existido sin los camisas negras», reconoció Hitler años después. «El gesto de Mussolini iluminó el camino que debía seguir para salvar a mi país. El es una antorcha que alumbra a los pueblos, sin que estos hayan de seguirle deslumbrados», añadía Primo de Rivera en España, en una entrevista con el periodista y escritor Andrés Révész en 1926.

En 1922, los diarios españoles tendían a explicar el fascismo como una especie de lucha contra los intentos de imponer en España una nueva revolución bolchevique, pero con matices. Para periódicos como «El Sol», por ejemplo, el fascismo era «una réplica a una exageración contraria», en referencia al socialismo y al comunismo, según apuntaba en un artículo titulado «El fascismo en el Gobierno». Para «El Debate», era igualmente «una reacción antilegal y de fuerza contra los desmanes anteriores de socialistas y comunistas», bajo la premisa de que todas estas ideologías habían hecho uso de la violencia en su nacimiento. Para «La Libertad», abiertamente republicano, el fascismo «había nacido contra la violencia disolvente y anárquica del sindicalismo comunista». Y en «La Voz», el escritor y político socialista Luis Araquistáin criticaba al fascismo con indulgencia, trazando un paralelismo entre lo que había ocurrido en Italia y lo que estaba sucediendo en Cataluña, en lo que respecta a la represión de las organizaciones obreras.
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Re: A ver, vamos a INTENTARLO.......

Notapor tunet » 29 Nov 2021, 20:51

aqui teneis un explicacion explendida , con argumentos y bien razonada sin politiqueos , yo se que esto es perder el tiempo con basura mongolica como el pikomoerda incapaz de razonar fuera del dogma progre o tener un pernsamiento propio, pero que no se diga que no lo intento e1117 e1117 e1117


¿Por qué Hitler se consideraba el auténtico socialista y hoy lo tildan de extrema derecha? Fuente: The Epoch Times en español


Existen dos argumentos principales que arguye la izquierda internacional y sus medios para declarar al fascismo y al nazismo como movimientos de “ultraderecha”, el primero de ellos es que Hitler y Mussolini lucharon contra los comunistas y socialistas, lo cual es completamente cierto, pero esto no se debe a que unos fueran de derecha y otros de izquierda, sino precisamente a visiones encontradas de socialismo, por una parte los bolcheviques a través del Comintern querían internacionalizar su movimiento, y Hitler y Mussolini creían en un socialismo nacionalista y autárquico por motivos raciales; además de esto, y aunque pueda sonar descabellado, Hitler consideraba que él representaba el auténtico socialismo, y que los marxistas eran representantes del más vil capitalismo internacional dominado por los judíos; es decir, para Hitler, el marxismo era capitalista, y ni qué decir de la socialdemocracia.

A lo largo de ese ensayo llamado Mein Kampf, que posteriormente daría vida al movimiento nazi, el padre del nacionalsocialismo alemán, Adolf Hitler, en numerosas ocasiones refiere que Karl Marx era una simple herramienta del judaísmo internacional capitalista, por lo que él consideraba que su movimiento debía atraer a todos los simpatizantes de la extrema izquierda, los cuáles eran su público objetivo:

“La fuente en la cual nuestro naciente movimiento deberá reclutar a sus adeptos será, pues, en primer término, la masa obrera. La misión de nuestro movimiento en este orden consistirá en arrancar al obrero alemán de la utopía del internacionalismo, libertarle de su miseria social y redimirle del triste medio cultural en que vive, para convertirle en un valioso factor de unidad, animado de sentimientos nacionales y de una voluntad igualmente nacional en el conjunto de nuestro pueblo”.

“El hecho de que en la actualidad millones de hombres sientan íntimamente el deseo de un cambio radical de las condiciones existentes, prueba la profunda decepción que domina en ellos. Testigos de ese hondo descontento son sin duda los indiferentes en los torneos electorales y también los muchos que se inclinan a militar en las fanáticas filas de la extrema izquierda. Y es precisamente a éstos a quienes tiene, sobre todo, que dirigirse nuestro joven movimiento”.

Y el segundo argumento utilizado es que los nazis “defendían la propiedad privada”, lo cual es completamente falso. Tal y como ocurrió con la Italia fascista, Hitler permitió la subsistencia de la “empresa privada” con la condición sine qua non de que la misma se abocara a producir por y para el Estado. En ese sentido existía en la Alemania nazi un Betriebsführer, quien fungía como líder o dueño de la fábrica o comercio, junto a los Gefolgschaft, que representaban la masa obrera; pero estos debían subordinarse bajo el principio del Führerprinzip, según el cual las empresas debían funcionar bajo principios jerárquicos igual a la rama militar en orden ascendente, brindando obediencia absoluta, donde, por supuesto, Hitler era la cabeza. Para este fin el Führer designaba un Gauleiter, el cual era una especie de líder zonal al cual los Betriebsführer debían obedecer; era el Gauleiter bajo la supervisión de Hitler quién determinaba qué iban a producir las empresa, cuánto, cómo, de qué forma se distribuiría, cuál era el salario que ganarían los trabajadores, cuál era el horario de trabajo, incluso determinaban los precios que se cobrarían y la estructuración entera de todas las compañías. Fuente: The Epoch Times en español



El empresario o patrono solo era una representación nominal del propietario, pero era el Estado nazi quien disponía de la posesión de los medios de producción, pues este ejercía los poderes sustantivos de propiedad, a los cuales además le sustraía las ganancias vía impuesto. El economista Ludwig von Mises los clasificaba de la siguiente manera: “La posición de los supuestos propietarios privados, se reducía esencialmente a la de pensionistas del gobierno”.

En el año 1935 se desarrolló un debate sobre economía en el ámbito del partido nazi, por un lado se encontraba Hjalmar Schacht junto a Friedrich Goerdeler, quién se encargaba del control de precios y le advertían a Hitler que debían abandonar el proteccionismo, reducir la intervención económica, abandonar el proyecto autárquico y, por supuesto, abogar medidas de libre mercado; su contrincante era Hermann Goring, quien era partidario de continuar por la senda actual, al final, Hitler escuchó a Goring, por lo que Schacht renunció, y el partido nazi continuó promoviendo un estatismo controlador ferrero hasta sus últimos días.

Básicamente Hitler aplicó una especie de keynesianismo militar, con el que la inversión pública y el gasto se dispararon gracias a los bonos Mefo, la cual era una empresa fantasma que fungía como intermediaria entre las empresas de armamento y el Estado nazi, junto a las provisiones que brindaban los botines de guerra; el sobreendudamiento y la impresión monetaria descontrolada para financiar obras generó una burbuja de prosperidad momentánea en la que se construyeron autopistas, ferrocarriles, presas hidroeléctricas, se fabricó el Volkswagen (el auto del pueblo), se financió el “Estado de Bienestar nazi” y, por supuesto, se consolidó la industria armamentista.

En estas dos falacias, en las que Hitler combatió al comunismo por ser de derecha, y que apoyó a la empresa privada, se construye el mito del nacionalsocialismo como un referente de “ultraderecha”, pero no se queda allí, afortunadamente para los que queremos evaluar objetivamente la historia, Adolf Hitler escribió un libro que inmortalizó su pensamiento, y esto no puede ser alterado, en él, uno de los más grandes asesinos de la historia dejó frases como:

“Lo colectivo prima sobre lo individual”.
“La posteridad olvida a los hombres que laboraron únicamente en provecho propio y glorifica a los héroes que renunciaron a la felicidad personal.”
“Si uno se preguntase, cuáles son en realidad las fuerzas que crean o que, por lo menos, sostienen un Estado, se podría, resumiendo, formular el siguiente concepto: espíritu y voluntad de sacrificio del individuo en pro de la colectividad. Que estas virtudes nada tienen de común con la economía, fluye de la sencilla consideración de que el hombre jamás va hasta el sacrificio por esta última, es decir, que no se muere por negocios, pero sí por ideales”.

En ese sentido queda totalmente claro que Hitler no creía en el individuo, y que consideraba que lo colectivo debía estar siempre por encima de lo individual, un principio básico del más puro marxismo, solo que tal como hemos venido aclarando, el padre del nazismo consideraba que el marxismo, junto a la socialdemocracia obedecía descabelladamente a los intereses del capitalismo internacional, tal como afirma en “Mein Kampf” durante lo que él da a conocer como Las causas del desastre:

“La internacionalización de la economía alemana había sido iniciada ya antes de la guerra mediante el sistema de las sociedades por acciones. Menos mal que una parte de la industria alemana trató a todo trance de librarse de correr igual suerte; pero al fin tuvo que ceder también ante el ataque concentrado del capitalismo avariento que contaba con la ayuda de su más fiel asociado: el movimiento marxista.

La persistente guerra que se hacía a la industria siderúrgica de Alemania marcó el comienzo real de la internacionalización de la economía alemana tan anhelada por el marxismo que pudo colmarse con el triunfo marxista en la revolución de noviembre de 1918. Justamente ahora que escribo estas páginas, es también cosa lograda el ataque general dirigido contra la empresa de los Ferrocarriles del Reich que pasa a manos de la finanza internacional. Con esto ha alcanzado la socialdemocracia «internacional» otro de sus importantes objetivos”.


Hitler estaba plenamente convencido de que él era el auténtico revolucionario de izquierda que defendía la soberanía nacional alemana, y que tanto socialdemócratas como marxistas formaban parte de ese eje dominado por los judíos que simplemente buscaban crear un falso conflicto para apoderarse del mundo y su preciada Alemania:

“El mismo problema, pero esta vez en proporciones mucho mayores, se le había vuelto a presentar al Estado y a la nación. Millones de personas emigraban del campo a las grandes ciudades para ganarse el sustento diario como obreros de fábrica en las industrias de reciente creación. Mientras la burguesía no se preocupa de problema tan trascendental y ve con indiferencia el curso de las cosas, el judío se percata de las ilimitadas perspectivas que allí se le brindan para el futuro y, organizando por un lado, con absoluta consecuencia, los métodos capitalistas de la explotación humana, se aproxima, por el otro, a las víctimas de sus manejos para luego convertirse en el líder de la “lucha contra sí mismo”; es decir, “contra sí mismo” splo en un sentido figurado, porque el “gran maestro de la mentira”, sabe presentarse siempre como un inocente atribuyendo la culpa a otros. Y como por último tienen el descaro de guiar él mismo a las masas, éstas no se dan cuenta de que podría tratarse del más infame de los fraudes de todos los tiempos.

Veamos cómo procede el judío en este caso: Se acerca al obrero y para granjearse la confianza de éste, finge conmiseración hacia él y hasta parece indignarse por su suerte de miseria y pobreza. Luego se esfuerza por estudiar todas las penurias reales o imaginarias de la vida del obrero y tiende a despertar en él el ansia hacia el mejoramiento de sus condiciones. El sentimiento de justicia social que en alguna forma existe latente en todo ario, sabe el judío aleccionarlo, de modo infinitamente hábil, hacia el odio contra los mejor situados, dándole así un sello ideológico absolutamente definido hacia la lucha contra los males sociales. Así funda el judío la doctrina marxista. Presentando esta doctrina como íntimamente ligada a una serie de justas exigencias sociales, favorece la propagación de éstas y provoca, por el contrario, la resistencia de los bien intencionados contra la realización de exigencias proclamadas en una forma y con características tales, que ya desde un principio aparecen injustas y hasta imposibles de ser cumplidas.

De acuerdo con los fines que persigue la lucha judía y que no se concretan solamente a la conquista económica del mundo, sino que buscan también la supeditación política de éste, el judío divide la organización de doctrina marxista en dos partes, que, separadas aparentemente, son en el fondo un todo indivisible: el movimiento político y el movimiento sindicalista.

Políticamente el judío acaba por sustituir la idea de la democracia por la de la dictadura del proletariado. El ejemplo más terrible en ese orden, lo ofrece Rusia, donde el judío, con un salvajismo realmente fanático, hizo perecer de hambre o bajo torturas feroces a treinta millones de personas, con el solo fin de asegurar de este modo a una caterva de judíos, literatos y bandidos de bolsa, la hegemonía sobre todo un pueblo”.

Es evidente que Hitler consideraba que el nacionalsocialismo era el auténtico socialismo, a partir de esta lucha contra el marxismo internacionalista se vende esta premisa de lucha entre polos ideológicos opuestos, entonces empieza a construirse la metanarrativa de que el nazismo, junto a su compañero de batallas, el fascismo, fueron movimientos de ultraderecha; en ese sentido, el filósofo alemán Peter Sloterdijk declaró:

Que el fascismo de izquierda le haya gustado presentarse como comunismo, era una trampa para moralistas. Mao Tse Sung nunca fue otra cosa que un nacionalista chino de la izquierda fascista, que en sus inicios hablaba con la jerigonza de la Internacional Comunista de Moscú. Comparado con la placentera exterminación promovida por Mao, Hitler parece un cartero raquítico. Sin embargo, la comparación entre monstruos no es agradable a nadie. El engaño ideológico más masivo del siglo XX fue precisamente, que después de 1945 la izquierda fascista acusó a los derechistas de fascismo, para quedar finalmente como sus opositores. En realidad se trató de una autoamnistía. Cuanto más se expusieran como imperdonables los horrores de la “derecha”, más desaparecía la izquierda del campo visual”.

El filósofo, jurista y economista austriaco, Friedrich Hayek, en su obra más celebre Camino de servidumbre, también aclara sobre los principios ideológicos fundacionales del nacionalsocialismo:

“En Alemania, la conexión entre socialismo y nacionalismo fue estrecha desde un principio. Es significativo que los más importantes antecesores del nacionalsocialismo —Fitche, Rodbertus y Lassalle— fueron al mismo tiempo padres reconocidos del socialismo. Mientras el socialismo teórico, en su forma marxista dirigía el movimiento obrero alemán, el elemento autoritario y nacionalista retrocedía temporalmente a segundo plano”.

Sobre este asunto no queda lugar a dudas, y tal como afirmó Hitler, ellos debían dirigirse a captar a los jóvenes de la extrema izquierda, no en vano toda la propaganda nazi desde el punto de vista del discurso, los colores y el arte, era idéntica a la propaganda bolchevique. Sobre este asunto también se explaya Hayek:

“No menos significativa es la historia intelectual de muchos de los dirigentes nazis y fascistas. Todo el que ha observado el desarrollo de estos movimientos en Italia o Alemania se ha extrañado ante el número de dirigentes, de Mussolini para abajo (y sin excluir a Laval y a Quisling), que empezaron como socialistas y acabaron como fascistas o nazis Y lo que es cierto de los dirigentes es todavía más verdad le las filas del movimiento. La relativa facilidad con que un joven comunista puede convertirse en un nazi, o viceversa, se conocía muy bien en Alemania, y mejor que nadie lo sabían los propagandistas de ambos partidos. Muchos profesores de universidad británicos han visto en la década de 1930 retornar del continente a estudiantes ingleses y americanos que no sabían si eran comunistas o nazis, pero estaban seguros de odiar la civilización liberal occidental.

Es verdad, naturalmente, que en Alemania antes de 1933, y en Italia antes de 1922, los comunistas y los nazis o fascistas chocaban más frecuentemente entre sí que con otros partidos. Competían los dos por el favor del mismo tipo de mentalidad y reservaban el uno para el otro el odio del herético. Pero su actuación demostró cuán estrechamente se emparentaban. Para ambos, el enemigo real, el hombre con quien nada tenían en común y a quien no había esperanza de convencer, era el liberal del viejo tipo. Mientras para el nazi el comunista, y para el comunista el nazi, y para ambos el socialista, eran reclutas en potencia, hechos de la buena madera aunque obedeciesen a falsos profetas, ambos sabían que no cabía compromiso entre ellos y quienes realmente creen en la libertad individual”.


El 19 de septiembre del 2019, el Parlamento Europeo aprobó una resolución denominada Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa, en esta determina que:

La Segunda Guerra Mundial, la guerra más devastadora de la historia de Europa, fue el resultado directo del infame Tratado de no agresión nazi-soviético del 23 de agosto de 1939, también conocido como Pacto Mólotov-Ribbentrop, y sus protocolos secretos, que permitieron a dos regímenes totalitarios, que compartían el objetivo de conquistar el mundo, repartirse Europa en dos zonas de influencia.
Los regímenes nazi y comunista cometieron asesinatos en masa, genocidios y deportaciones y fueron los causantes de una pérdida de vidas humanas y libertad en el siglo XX a una escala hasta entonces nunca vista en la historia de la humanidad; recuerda, asimismo, los atroces crímenes del Holocausto, perpetrado por el régimen nazi; condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios.

No obstante, muy probablemente a más de 70 años de aquella devastadora guerra, seguramente usted o una gran parte de la población mundial recuerda a Hitler como el propio anticristo, pero, por otro lado, tiene una opinión bastante neutra, o en algunas casos favorables hacia el régimen de Stalin o el de Mao, cuando los dos últimos asesinaron a muchas más personas, ¿no se ha preguntado por qué?

Pues la respuesta es muy sencilla, al nazismo y al fascismo los transformó la izquierda marxista internacionalista en fenómenos de ultraderecha, al servicio del capitalismo mundial, gracias a sus desencuentros, a partir de allí su mala prensa incrementa, mientras que los crímenes de Stalin han pasado en la historia por debajo de la mesa. Sin embargo, es sumamente importante que las nuevas generaciones comprendan realmente la historia para poder concretar definiciones ideológicas, Mao y Stalin fueron igual o más perversos y asesinos que el propio Hitler, y lo más importante de todo, es que todos fueron socialistas, siempre fue una batalla de izquierdas.

Eso es prácticamente lo mismo que ha sucedido en América Latina durante las últimas décadas. Fuente: The Epoch Times en español



https://es.theepochtimes.com/por-que-hi ... 38795.html
“Los fascistas del futuro, se llamarán a sí mismos antifascistas.”

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