En la semana en la que Europa entera se ha enfrentado a la debacle del informe Pisa —con la ministra española sin hacer autocrítica—, en Francia un joven ministro ha decidido decir «basta ya». Lo viene anunciando desde que fue nombrado. Con medidas, para algunos, extremas. Para otros, racionales y necesarias. Defendiendo la laicidad del estado francés, prohibió la abaya. Más. Hace unas semanas, en pleno luto por el asesinato en clase del profesor Dominique Bernard, anunció que no aceptaría faltas de respeto en su memoria. Tolerancia cero a quienes insulten a este valiente profesor. Lo hizo así, enviando a los irrespetuosos ante Fiscalía. «Se han presentado 179 demandas ante el Ministerio Público para iniciar procedimientos contra estos estudiantes»,
El retroceso en el informe Pisa se esperaba, pero no de tal magnitud: -21 puntos, por ejemplo, en matemáticas. Aunque, en la patria de Moliere, Verne y Sartre, lo que quizás más ha dolido es el derrumbe de -19 puntos en comprensión lectora. Attal lo advirtió antes de comenzar el presente curso escolar. Él va en contra del buenismo educativo tan en boga: «Hemos permitido que uno de cada tres alumnos que acceden al Bachillerato no tengan un nivel suficiente en lengua o en matemáticas».
El ministro estrella de Macron, a diferencia de la ministra Alegría, no ha justificado los resultados. Se ha decidido fieramente a lanzar lo que denomina un «plan de choque» para mejorar la educación francesa. Aparte de los cambios en la manera de enseñar, se priorizará también el respeto por los profesores y el orden en las aulas, algo que se ha perdido progresivamente en buena parte de Europa.
¿Quién es el sorprendente Attal? ¿Un neonazi? ¿Un fascista que está en contra de las minorías: inmigrantes, homosexuales...? Todo lo contrario. Su nombre completo es Gabriel Attal de Couriss. Aunque en Francia no se suela usar el apellido materno, él lo ha hecho siempre. Su padre fue el franco-tunecino Yves Attal, un cineasta de renombre al que, por cierto, la filmoteca española más progresista le debe mucho. Fue director de producción de Pedro Almodóvar (Tacones lejanos) y de Álex de la Iglesia (Acción Mutante). Es una de las piezas fundamentales para que el director manchego entrara en Francia con alfombra roja. Su madre es Marie de Couriss, descendiente de la nobleza gala. Fue criado en el más estricto respeto por la diversidad: con raíces hebreas e incluso rusas. Y por la educación como valor primordial. Attal de Couriss, además, es gay.
Ahora, tras los desastrosos resultados del PISA, ha reaccionado de inmediato. Entre sus medidas estelares, el ministro más joven de la V República creará grupos de nivel —por capacidades y resultados—, anuncia la contratación de más profesores y subidas salariales para hacer más atractiva la carrera... Y no duda en apoyar que un alumno repita curso si no ha conseguido los resultados académicos suficientes.
