Se cumplen este 25 de abril 50 años desde el derrocamiento por los propios militares, hastiados de las sangrientas y estúpidas guerras coloniales en África mantenidas por el régimen contra viento y marea, de una de las dictaduras más rancias, reaccionarias y longevas de la historia europea, la inaugurada por Antonio de Oliveira Salazar en 1.932 y continuada después en los últimos años por Marcelo Caetano.
Aquel golpe hizo temblar los débiles cimientos de la otra dictadura de la península, el franquismo, ya en su recta final poco después del asesinato de Carrero Blanco y que, tras la caída de su dictatorial colega portugués, sin duda intuyó también su propio final, que llegaría apenas año y medio después.
Hay que felicitar pues en este aniversario redondo al pueblo portugués por haber roto hace 50 años las cadenas de aquella dictadura fascista tan retrógrada como represiva y criminal, dejando todavía más aislado si cabe al decrépito dictador español, que apenas tres meses después vio caer también la última dictadura fascista que quedaba en el continente al margen de la suya propia: la de los coroneles griegos bajo la batuta del déspota Georgios Papadopoulos, desplazado en los últimos días del régimen por el brigadier Dimitrios Ioannidis .
Una canción y muchas flores para acabar con una dictadura: Portugal celebra los 50 años de la Revolución de los claveles
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