Georgia aprueba la polémica Ley de Agentes Extranjeros

[Astur]

Georgia ha promulgado este lunes la polémica Ley de Agentes Extranjeros tras la anulación del veto presidencial por parte del Parlamento. Queda así concluido el proceso para implantar una legislación que ha puesto de relieve la extrema polarización política que atraviesa el país. En respuesta, Estados Unidos ha establecido sanciones contra los diputados que han votado a favor, mientras que Bruselas amenaza con paralizar el proceso de adhesión a la Unión Europea.

El gobierno, liderado por Sueño Georgiano, trató de tramitar la Ley de Agentes Extranjeros en marzo de 2023, aunque las protestas masivas hicieron que el Parlamento echase atrás su ratificación. En abril del 2024, la mayoría parlamentaria reintrodujo el proyecto de ley, que fue aprobado tras varias lecturas a pesar de las continuas manifestaciones y críticas de instituciones y mandatarios occidentales. La presidenta, Salomé Zurabishvili, ha tratado de hacer uso de su derecho a veto, pero el parlamento ha podido anular su movimiento mediante una mayoría simple.

La legislación establece que toda organización que reciba más de un 20% de su financiación desde el extranjero deberá ser registrada como agente de influencia extranjera. Ha sido comparada por mandatarios europeos y por la propia presidenta con la ley rusa aprobada en 2012 y utilizada para perseguir a oenegés y medios de comunicación críticos con Moscú, si bien el texto georgiano mantiene considerables divergencias respecto a la rusa.

El gobierno ha defendido la adopción de la normativa aludiendo a su utilidad como herramienta para defender la “soberanía y seguridad de Georgia”, argumentando que permitirá combatir la “polarización impulsada por organizaciones civiles con financiación extranjera” que han llegado a “tratar de iniciar una revolución”. En las comunicaciones oficialistas se ha resaltado que busca promover la transparencia “de acuerdo a los estándares europeos”.

La presidenta, por su parte, ha anunciado que va a promover un referéndum entre la población para decidir “si queremos un futuro europeo o esclavismo ruso”, para lo cual debe lograr 200.000 votos para un plebiscito que no tendría el poder de revocar la ley. La principal apuesta de la oposición, en cambio, parece ser la unión de fuerzas de cara a las elecciones parlamentarias que se celebrarán a finales de octubre de 2024. Zurabishvili ha prometido trabajar para cristalizar esta alianza de partidos opositores hasta ahora enfrentados entre sí; los primeros pasos fueron dados a principios de junio con la firma de un documento estratégico.

La Unión Europea también ha resaltado la importancia de estas elecciones, ya que ha señalado que no pretende paralizar el proceso de integración de Georgia de manera inmediata, sino que esperará a los resultados. Esto puede suponer una importante medida de presión para que la ciudadanía georgiana vote por las listas opositoras, que según estimaciones de abril de 2024 seguirían estando muy por detrás del partido oficialista en intención de voto. Las últimas encuestas otorgaban un 37,4% de los sufragios a Sueño Georgiano, mientras que la principal coalición opositora lograba únicamente un 18,8%. Queda por ver cómo se desarrolla la campaña electoral de cara a octubre.

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