Los Estados Unidos de América son un país enormemente diverso desde el punto de vista demográfico. El censo divide a sus habitantes en función de los distintos grupos étnicos a los que pertenecen, si bien esta clasificación no responde a razones científicas o antropológicas, sino a construcciones sociopolíticas. No obstante, es cierto que el censo estadounidense incluye el concepto “raza” desde 1790, época en que las connotaciones racistas implícitas en el término eran evidentes.
Es más, hasta 1950 no se preguntaba al individuo sobre su autopercepción racial, sino que era el censista quien la decidía, teniendo en cuenta cómo se identificaban los individuos en su comunidad o utilizando reglas basadas en su proporción de “sangre negra”.Desde el censo de 1960, los estadounidenses pueden elegir la raza con la que se identifican y, desde el año 2000, pueden seleccionar más de una. Estos cambios vienen de la mano de un cambio de percepción; ahora la raza y la etnia no solo se aceptan como realidades sociopolíticas, sino que además ofrecen una información usada con el fin de asegurar la igualdad de acceso al trabajo y apuntalar las leyes contra la discriminación racial.
Bajo dicha clasificación racial, el censo de 2020 nos muestra que el 58.4% de los habitantes del país se consideran blancos; el 19.5% hispanos; el 13.7% afroamericanos; el 6.4% asiáticos; el 1.3% amerindios; el 0.3% nativos hawaianos o isleños del Pacífico; y el 3.1% se autoidentifican con más de una raza. Sin embargo, bajo esta clasificación, los hispanos también pueden ser incluidos en otras razas.
Además, el censo va más allá, y desagrega las distintas divisiones raciales. Así, por ejemplo, de entre los que se identifican únicamente como blancos, al menos 25,5 millones se consideran solo como ingleses –7.7% de la población–, 15,4 millones solo como alemanes –4,6% de la población– y 10,6 millones solo como irlandeses –3,2% de la población–. Por otra parte, de entre los que se autoperciben como hispanos, al menos 35,8 millones lo hacen como mexicanos –10,7% de la población y 57,7% de los hispanos–, 5,6 millones como puertorriqueños y 2,3 millones como salvadoreños.
La localización de las distintas razas también es un tema relevante que nos cuenta mucho acerca de la historia del país. Mientras que los blancos se distribuyen de una manera relativamente homogénea, los negros se localizan especialmente entre los antiguos estados esclavistas. Los hispanos se ubican especialmente en las tierras conquistadas a México y que son fronterizas con este país, además del sur de Florida.
Los amerindios –los nativos americanos–, a consecuencia de la conquista estadounidense de sus tierras, fueron desplazados hacia el este del país, que es donde se encuentra la mayoría, así como en sus reservas. Entre los asiáticos, destaca especialmente su asentamiento en la costa este, en Nueva York y los alrededores de Washington, D.C.
Estados Unidos, un país construido especialmente a través de distintas olas migratorias, sigue en constante cambio racial. Tal y como explica el propio censo, en todos los escenarios posibles –excepto en el de 0 inmigración–, la migración supondrá la mayor contribución al crecimiento de la población del país. Se prevé que, para 2060, los blancos no hispanos se reduzcan al 44,9% de la población, mientras los hispanos incrementen al 26,9%. Por otro lado, los negros no hispanos se mantendrán porcentualmente similares al presente.
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