Rula escribió:* Estos populismos suelen lanzar el término fascista contra cualquier adversario político como un modo de despistar de sus propios
autoritarismos.
* Siembran el miedo a la llegada de de los fascismos en versión histórica lo que nos lleva a infravalorar que el peligro lo
tenemos ya delante de nosotros.
* A quienes denuncian estos hechos se les denomina disidentes término que se utilizaba en la URSS
* Hay como un intento de cambiar el pasado que se reescribe o se borra
* El peligro está en que estos populistas logran el apoyo de los moderados, que toleran algunas vueltas al fascismo,, al
franquismo o al nazismo
* Orbán ya lo dice con claridad y practica la democracia liberal . Meloni ya dice que Orbán es su modelo, Trump ya dijo con
claridad que él hubiera eliminado aspectos fundamentales de la democracia liberal .O sea que hay populismos de
diferente plumaje
* El gran problema es que ya hay un número creciente de ciudadanos dispuestos a intercambiar algunos principios
fundamentales de la democracia por propuestas de estos populistas
Vamos a destripar este alegato progresista disfrazado de análisis serio, porque no hay mayor amenaza para la democracia que quienes pretenden monopolizarla para deslegitimar cualquier oposición a sus intereses:
1. "Los populismos llaman fascista a todo adversario político"Es irónico. ¿Quién ha convertido la palabra "fascista" en el comodín universal para desacreditar a cualquier disidente del consenso progre-globalista? Precisamente, la izquierda y las élites tecnocráticas, que etiquetan de "ultraderecha", "nazi" o "antidemocrático" a cualquiera que cuestione su narrativa, desde defender la soberanía nacional hasta oponerse a políticas migratorias suicidas. Es el populismo progresista quien ha vaciado el término "fascista" de significado real, utilizándolo como arma de censura moral, no precisamente los que tienen que sufrir esas etiquetas simplistas y dignas de gente ignorante.
2. "Siembran el miedo a los fascismos históricos"Y tanto que lo siembran. Pero no los "populismos soberanistas", sino los mismos que promueven los discursos como este. Nos venden apocalipsis imaginarios: "vuelven los años 30", "el fascismo resurge", "la democracia está en peligro". Todo para desviar la atención de los verdaderos problemas: corrupción endémica, pérdida de soberanía frente a organizaciones supranacionales y élites financieras, migración descontrolada que fragmenta nuestras sociedades y un modelo económico que asfixia a la clase media. El miedo al "fascismo" es la cortina de humo perfecta para perpetuar un sistema podrido. Y sólo las mentes poco cultivadas, poco maduras o adoctrinadas compran este tipo de relatos.
3. "Denunciar estas cosas te convierte en disidente, como en la URSS"¿En serio? En Europa, ser un disidente hoy es precisamente cuestionar al establishment progre-liberal, no seguir su línea oficial. Orbán, Meloni, Le Pen, Trump y cualquier figura que plantee reformas sustanciales es linchado mediáticamente, censurado en redes y demonizado por las instituciones globalistas. El término "disidente" debería reservarse para quienes, a pesar de la persecución, defienden las raíces culturales, las tradiciones nacionales y el derecho de los pueblos a decidir su destino frente a los burócratas de Bruselas o Davos.
4. "Intentan reescribir el pasado"Esto ya es el colmo de lo irrisorio. Si alguien está reescribiendo el pasado, son los que imponen visiones históricas maniqueas y culpabilizan a las naciones europeas por todos los males de la humanidad. La izquierda lleva décadas derribando estatuas, reconfigurando la enseñanza de la historia y tachando nuestras tradiciones y héroes nacionales de opresores. En España, ya hemos visto cómo han manipulado nuestra Guerra Civil para adaptarla a sus narrativas de odio hacia todo lo que huela a nacional, conservador o religioso.
5. "Los moderados apoyan retrocesos hacia el fascismo, franquismo o nazismo"¿Dónde está ese "fascismo" del que tanto hablan? Defender la familia, la identidad nacional o unas fronteras seguras no es fascismo, sino sentido común. Este intento de criminalizar el pensamiento tradicional o conservador como un regreso a los totalitarismos es una prueba más de la obsesión de las élites progresistas por silenciar a la oposición. Los moderados no "toleran" nada. Simplemente se rebelan contra un sistema que los ha marginado. Además, los primeros que van de "moderados" son los que están a favor de establishment. Más por ignorancia que por otra cosa.
6. "Orbán, Meloni, Trump y su populismo de diferente plumaje"Aquí se destapan: todo el que no se arrodilla ante el globalismo es un "populista peligroso". Orbán defiende los valores húngaros y la soberanía de su país frente a una UE que actúa como brazo ejecutor de intereses extranjeros. Meloni, pese a sus críticas, está emergiendo como una líder legítima que equilibra tradición y pragmatismo. ¿Trump? Será todo lo estridente que quieran, pero sacó a millones de estadounidenses de la desesperación económica, y volverá a la Casa Blanca después de arrasar en la elecciones, tras un mandato demócrata calamitoso, tanto en política interna como internacional. Y, ¿es eso el peligro? No, el verdadero peligro son los políticos serviles al Foro Económico Mundial que imponen agendas desde arriba, ignorando las necesidades de sus ciudadanos.
7. "Los ciudadanos intercambian democracia por propuestas populistas"El pueblo no está "intercambiando" nada. Está despertando. Cuando las democracias son secuestradas por élites que gobiernan contra el interés popular, surge el legítimo deseo de alternativas. Lo que t ese italiano impresentable llama "propuestas populistas" son, en realidad, respuestas reales a problemas ignorados: inmigración masiva, inseguridad, pérdida de identidad y empobrecimiento generalizado. ¿Qué han hecho las democracias liberales para impedirlo? Nada, salvo perpetuar su inercia autodestructiva.