La Estampida en el Congreso para irse de puente

Política local, provincial y autonómica.

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La Estampida en el Congreso para irse de puente

Notapor Blackneis » 06 Nov 2013, 13:00

www.youtube.com Video desde : www.youtube.com


Una imagen vale más que mil palabras; y en este caso no podía ser más cierto. Este jueves, los diputados huían despavoridos del Congreso de los Diputados. Que nadie piense que corrían con tanto ímpetu en dirección a sus despachos para seguir trabajando. No. Parece ser que la única intención era ser los primeros en llegar a su casa y comenzar a disfrutar del puente de Todos los Santos.

Acababan de tumbar las ocho enmiendas a la totalidad al proyecto de ley de reforma de pensiones. Una reforma calificada por la oposición y los representantes de los trabajadores de "injusta" e "innecesaria" puesto que arrebatará a los pensionistas 33.000 millones de euros en nueve años. Pero ni eso les ha importado. Tanto es así, que muchos ni han esperado a las votaciones o se han levantado en mitad de ellas. La carrera por salir del Congreso que en el vídeo se puede ver es espectacular y pone en cuestión el respeto de sus señorías por la institución para la que trabajan, que no es otra que la más importante de nuestra democracia, donde reside la soberanía del pueblo español.


No se si alguien lo ha publicado ya, como los diputados salieron corriendo para irse de puente. 1.12
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Re: La Estampida en el Congreso para irse de puente

Notapor Pandemonium » 06 Nov 2013, 13:42

Son vomitivos, una panda de gandules inutiles con sueldazos que son una vergüenza, pero en fin, nada que no se sepa de ellos. De todos te dedico este articulo de Arturo Perez Reverte, titulado "esa gentuza". Leedlo, vale la pena:

Esa gentuza

ARTURO PÉREZ-REVERTE | El Semanal - 05/7/2009

Paso a menudo por la carrera de San Jerónimo, caminando por la acera opuesta a las Cortes, y a veces coincido con la salida de los diputados del Congreso. Hay coches oficiales con sus conductores y escoltas, periodistas dando los últimos canutazos junto a la verja, y un tropel de individuos de ambos sexos, encorbatados ellos y peripuestas ellas, saliendo del recinto con los aires que pueden ustedes imaginar. No identifico a casi ninguno, y apenas veo los telediarios; pero al pájaro se le conoce por la cagada. Van pavoneándose graves, importantes, seguros de su papel en los destinos de España, camino del coche o del restaurante donde seguirán trazando líneas maestras de la política nacional y periférica. No pocos salen arrogantes y sobrados como estrellas de la tele, con trajes a medida, zapatos caros y maneras afectadas de nuevos ricos. Oportunistas advenedizos que cada mañana se miran al espejo para comprobar que están despiertos y celebrar su buena suerte. Diputados, nada menos. Sin tener, algunos, el bachillerato. Ni haber trabajado en su vida. Desconociendo lo que es madrugar para fichar a las nueve de la mañana, o buscar curro fuera de la protección del partido político al que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin miedo a la cola del paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza. Y en cada ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No es un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón. Un estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera de ellos y ciscarme en su puta madre.

Sé que esto es excesivo. Que siempre hay justos en Sodoma. Gente honrada. Políticos decentes cuya existencia es necesaria. No digo que no. Pero hablo hoy de sentimientos, no de razones. De impulsos. Yo no elijo cómo me siento. Cómo me salta el automático. Algo debe de ocurrir, sin embargo, cuando a un ciudadano de 57 años y en uso correcto de sus facultades mentales, con la vida resuelta, cultura adecuada, inteligencia media y conocimiento amplio y razonable del mundo, se le sube la pólvora al campanario mientras asiste al desfile de los diputados españoles saliendo de las Cortes. Cuando la náusea y la cólera son tan intensas. Eso me preocupa, por supuesto. Sigo caminando carrera de San Jerónimo abajo, y me pregunto qué está pasando. Hasta qué punto los años, la vida que llevé en otro tiempo, los libros que he leído, el panorama actual, me hacen ver las cosas de modo tan siniestro. Tan agresivo y pesimista. Por qué creo ver sólo gentuza cuando los miro, pese a saber que entre ellos hay gente perfectamente honorable. Por qué, de admirar y respetar a quienes ocuparon esos mismos escaños hace veinte o treinta años, he pasado a despreciar de este modo a sus mediocres reyezuelos sucesores. Por qué unas cuantas docenas de analfabetos irresponsables y pagados de sí mismos, sin distinción de partido ni ideología, pueden amargarme en un instante, de este modo, la tarde, el día, el país y la vida.

Quizá porque los conozco, concluyo. No uno por uno, claro, sino a la tropa. La casta general. Los he visto durante años, aquí y afuera. Estuve en los bosques de cruces de madera, en los callejones sin salida a donde llevan sus irresponsabilidades, sus corruptelas, sus ambiciones. Su incultura atroz y su falta de escrúpulos. Conozco las consecuencias. Y sé cómo lo hacen ahora, adaptándose a su tiempo y su momento. Lo sabe cualquiera que se fije. Que lea y mire. Algún día, si tengo la cabeza lo bastante fría, les detallaré a ustedes cómo se lo montan. Cómo y dónde comen y a costa de quién. Cómo se reparten las dietas, los privilegios y los coches oficiales. Cómo organizan entre ellos, en comisiones y visitas institucionales que a nadie importan una mierda, descarados e inútiles viajes turísticos que pagan los contribuyentes. Cómo se han trajinado -ahí no hay discrepancias ideológicas- el privilegio de cobrar la máxima pensión pública de jubilación tras sólo 7 años en el escaño, frente a los 35 de trabajo honrado que necesita un ciudadano común. Cómo quienes llegan a ministros tendrán, al jubilarse, sólidas pensiones compatibles con cualquier trabajo público o privado, pensiones vitalicias cuando lleguen a la edad de jubilación forzosa, e indemnizaciones mensuales del 100% de su salario al cesar en el cargo, cobradas completas y sin hacer cola en ventanillas, desde el primer día.

De cualquier modo, por hoy es suficiente. Y se acaba la página. Tenía ganas de echar la pota, eso es todo. De desahogarme dándole a la tecla, y es lo que he hecho. Otro día seré más coherente. Más razonable y objetivo. Quizás. Ahora, por lo menos, mientras camino por la carrera de San Jerónimo, algunos sabrán lo que tengo en la cabeza cuando me cruzo con ellos.

http://www.perezreverte.com/articulo/pa ... a-gentuza/
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Re: La Estampida en el Congreso para irse de puente

Notapor Blackneis » 06 Nov 2013, 16:02

Pienso que es eso, los politicos viven en otro mundo, tienen otras preocupaciones, desde jovenes son metidos en sus partidos y de ahi ya no salen viviendo con todo tipo de privilegios y facilidades y no van a renunciar a ello.
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Re: La Estampida en el Congreso para irse de puente

Notapor Fray » 07 Nov 2013, 22:54

Esta es la gente que el aborregado pueblo español (yo desde luego, no) vota cada 4 años
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