Pues yo, hace años, tuve una novia que cuando se enfadaba por algo conmigo (porque no me apetecía ir al sitio que proponía, o hacer en aquel momento algo que me decía... aunque al final, en un 95%, se hacía lo que ella decía) se ponía agresiva y golpeaba cosas, todo lo que hubiera a su alcance en ese momento (era corpulenta y casi tan alta como yo)... hasta que un día me levantó la mano con el puño cerrado, era la primera vez que lo hacía, no llegó a golpearme, pero me agarró de la pechera y con el puño en alto amenazaba con pegarme... me quedé quieto, sorprendido por la situación, para mi surrealista... cuando me soltó me puse muy nervioso y sólo quería vestirme y marcharme de aquella casa... ella me seguía por las habitaciones (comedor, cuarto de baño, dormitorio) pidiéndome perdón e intentado disuadirme de que me marchara... finalmente me tranquilicé y no me fui ése mismo día pero, durante la siguiente semana, no hacía más que pensar en lo sucedido, no me lo podía quitar de la cabeza, porque no me parecía normal... yo había oído hablar mucho por la TV de la "violencia de género" y contra las mujeres y sabía en qué consistía y me sentía reflejado en la situación, pero en mi caso, en el papel contrario, en el de agredido y me sentía desconcertado, raro... pues se suponía que como hombre debía ser yo el agresor y no era así.
A la semana justa de aquel suceso de violencia cogí mis cosas y me fui de su casa mientras ella aún estaba trabajando y antes de que regresara, fue muy doloroso pero tuve mucha suerte de poder hacerlo.
Después de aquella experiencia y con la perspectiva del tiempo pensaba en la posibilidad de que pudiera haber otros hombres en España con parejas tan agresivas como la que yo tuve pero que, sin embargo, no hubieran tenido la suerte o la certeza de obrar como lo hice yo... tal vez hombres con hijos, a los que quieren y tienen miedo de perder o dejar de ver, si se van de la casa familiar.
Yo tuve muchísima suerte, pude irme de su casa, pues cuando me ocurrió aquella mala experiencia, no teníamos hijos... de no haber sido así, no sé qué hubiera sido de mi con una mujer como aquella y madre de mis hijos, hubiera sido como una pesadilla, de lo peor.
En la actualidad vivo con mi mujer. Una mujer cariñosa, empática, sensible, dulce y comprensiva con la que dentro de poco tendré mi primer hijo y soy muy feliz... pero, eso no quita para que, cuando hablo de estos temas, no deje de pensar que se comete un tremendo error, un craso error... y es el de que siempre se habla de sexos, de mujeres... de hombres... cuando de lo que debería de hablarse es sólo de PERSONAS y de qué manera ayudarlas cuando sufren violencia de sus parejas, sea cual sea el sexo de éstas o lo que porten entre las piernas.