por El Charro veton » 19 Oct 2012, 20:48
Antes de pasar a respuestas más contundentes contra los secesionistas, toca desprestigiar sus argumentos hasta el bochorno empezando por la falacia del perfeccionamiento democrático del Estado español via referéndum de autodeterminación restringido al "ámbito propio de decisión territorial". Porque, siendo coherentes, el planteamiento soberanista basado en el ámbito de decisión territorial apoyado en el número justificaría que si dentro de quince años los musulmanes son mayoritarios en Cataluña o Almería (o en Marsella o Berlín) puedan autodeterminarse dentro del ámbito de decisión territorial. Si bien se mira, referendos de estas características se aparentan a una creencia tullida que nada tiene que ver con el concepto moderno de democracia ni con el de ciudadanía. Los casos quebequés o escocés, que a veces se ponen de virtuoso ejemplo, no se asemejan, ni de lejos, al catalán. Lo que necesitan los estados como España, Francia, Italia, Alemania, etc., son constituciones integradoras, hasta donde sea posible, que permitan la diversidad sin caer en degeneración tribal ni sometimiento a poderes clánicos que fracturen antes o después el conjunto y agudicen apetitos anexionistas en los vecinos.
La democracia es mucho más que la imposición de las mayorías electorales a las minorías, mídanse ambas como se quiera, porque de lo contrario podría exterminarse por voluntad mayoritaria a una etnia poco numerosa. La democracia es ante todo ausencia de arbitrariedad en la aplicación de las reglas de juego preestablecidas. No se puede cambiar en medio de la partida las reglas del juego a conveniencia como pretenden CiU y sus aliados. Y la regla del juego ha sido dejar en manos de las CCAA los aparatos de enseñanza y propaganda pero a condición que no se convirtieran en armas de destrucción masiva del Estado.
Si quieren referéndum, de acuerdo pero en igualdad de condiciones: que se devuelvan todas las competencias al poder central y dentro de treinta años celebraremos un referéndum de autodeterminación en Cataluña.
Empieza a resultar intolerable, y exige réplicas en consonancia, manipular la democracia con propuestas tan demagógicas como oportunistas.