kinesius escribió:Pues tal vez sea el momento de no ir de farol y realmente buscar apoyos para ejercer una presión real. El Reino Unido no tiene conflictos de este tipo solo con España y por otro lado la actitud Británica con respecto al Euro y la Unión Europea seguro que ha generado malestar en otros países. Está claro que no somos China y Gibraltar no es Hong Kong pero eso no significa que tengamos que bajarnos los pantalones una y otra vez ante actitudes de hechos consumados cuando objetívamente la razón está de nuestro lado.
Los casos de Hong Kong y Gibraltar son completamente diferentes. El primero pasó a manos británicas como resultado de la vergonzosa Guerra del Opio del siglo XIX, en la que la por entonces poderosa Gran Bretaña impuso a una débil China el libre comercio del opio, que llegaba desde la India Británica y suponía un suculento negocio 'oficial' para los colonialistas ingleses, lo que causó una descomunal tasa de mortandad por esa drogadicción en el país asiático, además de la pérdida de Hong Kong, que sirvió especialmente desde aquel entonces a los británicos como puerto para desembarcar sus sucias mercancias, aunque su posesión se limitó al periodo de 99 años por el tratado de 1898, por lo que, en virtud de dicho acuerdo, pasó a manos chinas en 1997, como estaba previsto. De todos modos, cuando le preguntaron a Mao Zedong en los años 50 por qué toleraba esa colonia británica en la orgullosa República Popular China, el dirigente comunista contestó que para conquistarla le bastaría con cortarle el suministro de agua y energía, elementos vitales de los que Hong Kong dependía absolutamente de China, sin necesidad de utilizar la fuerza, pero que no lo hacía porque eso sería como matar a la gallina de los huevos de oro, dado que China se beneficiaba extraordinariamente de la actividad comercial con la colonia, que de hecho ha seguido manteniendo un estatus especial después de su reincorporación al país.
La historia de Gibraltar es muy distinta, ya que fue cedida a perpetuidad a Gran Bretaña por el Tratado de Utrecht de 1713 como consecuencia de la Guerra de Sucesión, en la que los británicos, como de costumbre, aprovecharon un conflicto ajeno para plantar su bandera en un territorio extranjero y después 'legitimarlo' como propio. La pérdida de Gibraltar fue para España la primera y nefasta consecuencia de la llegada de la dinastía borbónica, que comenzó con Felipe V.
