Pikotasso escribió:Pues eso es lo que trato de decir, que ni demonios ni angelitos, pero como has podido ver, para la ultraderecha española los rusos empiezan a ser eso último, en brutal contraste con el concepto que tenían de ellos hasta hace pocos años.
Y no nos engañemos, la querencia sobrevenida hacia los eslavos no se debe a que supuestamente hayan cambiado de ideología (antes como ahora había en Rusia muchos comunistas y anticomunistas), sino de que a nuestros salvapatrias les pone mucho la actitud de brutal homofobia que muestra ese país en la actualidad, así como un mal disimulado antisemitismo y una xenofobia cada vez más preocupante. Elementos de sobra para que nuestros salvapatrias encuentren ahora a los rusos gente de lo más fetén -basta que leas los comentarios en las páginas que he puesto- y que echan de menos en la España actual, y qué importa si entre ellos sigue habiendo muchos nostálgicos del anterior régimen soviético, eso es lo de menos.....
No, para la ultradereca española, no. Será mas bien para la derecha de Franco, que no es lo mismo que la ultraderecha española. Franco no quería nada con los rusos, con los " comunistas ", pero la ultraderecha española (que es casi simbólica, en comparación con la plaga ultraizquierdista que asola España) le gustará Rusia por su ultraderecha racista, no por otra cosa, algo que echarán en falta en España con tanto inmigrante. Rusia apenas tiene inmigrantes (sobre todo teniendo en cuenta el tamaño del pais y su población) para que haya tanto racismo allí. Si tuvieran los niveles de inmigración que tenemos en España y el resto de Europa en proporción a nuestra población, allí es que fliparian
A mí también me gustaría que fueramos más nuestros en España, sin llegar a las salvajadas de Rusia, pero aquí no se encarcela a nadie por cantar en contra del presidente del gobierno, por poner un ejemplo. Allí sí, como ha ocurrido hace poco, y además riete tú de la corrupción de España con comparación con la de Rusia. En comparación, aquí somos el paraiso de la honestidad y la honradez