Uno de cada tres incendios es provocado y, según la Xunta de Galicia, el 20% de ellos lo son por motivos económicos.
Un verano más, España vuelve a estar pendiente del monte o, más exactamente, de las llamas que lo devoran. Especialmente en Galicia, donde más de 2.000 hectáreas han ardido por incendios que "en la mayoría de los casos han sido provocados", según explica Alfonso Rueda, consejero de Presidencia de la Xunta de Galicia.
¿Y cuáles son las intenciones que llevan a alguien a quemar los montes gallegos? Según un informe elaborado por la Fiscalía de esta región, uno de cada cinco incendios "está provocado por intereses económicos".
¿Dónde reside ese interés? Algunas fuentes de las zonas afectadas apuntan hacia los beneficios que genera la venta de la madera quemada para los municipios. Ésta es triturada para destinarla a la industria de los conglomerados y la pasta de papel.
Más intereses: de esos fuegos intencionados, según señala Raúl Navarrete, responsable de Incendios de Ecologistas en Acción, la gran mayoría los generan los agricultores y ganaderos que quieren limpiar el monte.
En 2006 Galicia cerró el verano con más de 77.000 hectáreas de superficie forestal quemada. El informe sobre la investigación de esos incendios, elaborado por la Guardia Civil, concluyó que el 84,7% fueron provocados y que, de esa cifra, el 38% correspondía a prácticas tradicionales inadecuadas, como quema de residuos agrícolas provocados para la regeneración de pasto.
Dicha investigación también señalaba que en un 48,7% de los casos se desconocen las causas concretas y, entre las posibles, se apunta a fuegos producidos por cazadores para desplazar las zonas de caza y a incendios premeditados para obtener salarios por su extinción o restauración de la zona, lo que genera empleo estacional en los municipios afectados.
En contra de lo que pueda pensarse, los pirómanos sólo causan una pequeña parte de los incendios (poco más del 3% en 2008). En otras ocasiones, personas relacionadas con las tareas de extinción causan el fuego para asegurarse el trabajo en verano, aunque, según señala Raúl Navarrete desde Ecologistas en Acción, son casos puntuales.
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