EL POBRE IMBÉCIL DE IZQUIERDAS
El pobre imbécil de izquierdas sale a la calle inmediatamente. Él es superior. Él se mueve en un nivel ético diferente al del resto de los mortales. Él está capacitado para hacer juicios de valor. La catástrofe nunca puede quedar impune. Y la catástrofe siempre es culpa del facha.
El pobre imbécil de izquierdas cree en la lucha... siempre contra el facha, claro, luchar contra uno mismo no tiene sentido, la lucha siempre es de "clases", esa maldita fábula del XIX, nunca contra personas. El progresista nunca es un incompetente. El progresista nunca es un delincuente, ni un negligente. El progresista está por encima, es un ser humano superior, la catástrofe nunca es progresista.
El pobre imbécil de izquierdas acude siempre al llamamiento de la revolución, a la barricada, a la guillotina en la plaza para el ajusticiamiento del facha, y se queda en su casa viendo llover cuando el facha no aparece por ninguna parte. Puede arder una isla entera, ¡oh Gran Canaria!, puede quedar bajo las aguas el sudeste peninsular completo, pero el pobre imbécil de izquierdas no verá en ello más que caprichos de la naturaleza siempre que no haya ningún facha por medio.
El pobre imbécil de izquierdas sólo usa medio cerebro, sólo pisa la calle cuando hay fachas gobernando y se convierte en un cómodo espectador de sillón en el resto de los casos. ¡Pobre imbécil! ¡Que no vengan los fachas, es lo único que importa ¡No pasarán! Un escalofrío de emoción recorre sus venas de soldado (de sofá) cuando evoca la mítica frase de la lucha armada ¡No pasarán!
Pero... ¡YA HEMOS PASAO! y volveremos a pasar.