Cualquier gobernante en su situación se sentiría abrumado, abatido por el cúmulo de graves problemas nacionales e internacionales con los que tiene que lidiar:
Una agotadora partida de ajedrez con los independentistas, una frágil mayoría de gobierno que tiene que defender día tras día, un grave conflicto con la judicatura, una renovación del CGPJ que nunca acaba de llegar, una ley de amnistía cuya tramitación está suponiendo una guerra de nervios, una guerra en Gaza a la que España no puede ser ajena por sus implicaciones internacionales, otra en Ucrania que implica un permanente tira y afloja en el continente, una tensa situación económica mundial, una sequía de época en Cataluña, un auténtico levantamiento de los agricultores, una seria crisis con Francia a cuenta de los ataques a los camioneros, un problema casi irresoluble con el tema de la inmigración masiva, una oposición carroñera que no da un minuto de respiro.... Todo eso por no mencionar crisis recientes ya solventadas o casi y con las que también tuvo que lidiar, como la pandemia del Covid, el fenómeno Filomena o la invasión de Ceuta por miles de moros.
¿Qué presidente del Gobierno sería capaz de reír a carcajadas y sentirse optimista ante semejante panorama? Cualquier otro que estuviera en su pellejo estaría al borde un ataque de nervios o a punto de tirar la toalla. O quizá incluso se habría vuelto majara.
Sin embargo, Pedro ríe con ganas e incluso tira cada día de ironía y cachondeo, como con la reciente denominación de 'fachosfera', un auténtico descubrimiento gramatical con el que disfruta visiblemente.
No hay duda: nuestro presidente es un crack. Un tipo incombustible.
Por qué sigue riéndose Pedro Sánchez
Aquí lo vemos en 12 diapositivas:
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