LEAN ...LEAN LA HISTORIA ""INVENTADA""DE CATALUÑA en LOS LI

Política local, provincial y autonómica.

Moderador: anthony

LEAN ...LEAN LA HISTORIA ""INVENTADA""DE CATALUÑA en LOS LI

Notapor El Charro veton » 17 Ago 2011, 23:47

Durante el período Paleolítico el territorio de lo que actualmente es Cataluña ya se encontraba poblado. Entre los años 30.000 y 8.000 antes de Cristo la población aumentó con población proveniente de Asia a través de Europa. En el Neolítico se inician en la agricultura y entre los años 1800 y 650 antes de Cristo se introduce la metalurgia con la llegada del bronce.

Catedral de la Sagrada Familia, Barcelona Los griegos fundan la colonia de Emporien (Ampurias) alrededor del año 600 antes de Cristo. Esta ciudad fue uno de los centros mercantiles más importantes de la costa peninsular. Mas adelante en el siglo IV antes de Cristo fundarían Rhode (Rosas). En el siglo III antes de Cristo pidieron protección a los romanos ante la amenaza de los cartagineses y fue el pretexto para que los romanos desembarcasen en Ampurias el año 218 antes de Cristo.

Estaban comandados por Cornelio Escipión. Los romanos permanecieron en la Península desde aquel año hasta el siglo IV. La conquista de Cataluña por parte de los romanos se alargó hasta el año 195 antes de Cristo. La romanización configuró un nuevo país. Crearon diversas ciudades, la más importante de las cuales fue Tarraco (Tarragona), fundada el año 218 antes de Cristo. César le otorgó el título de colonia y en el año 27 antes de Cristo Augusto la elevó al rango de capital de provincia.

La segunda ciudad más importante era Ampurias y otras ciudades fundadas alrededor del año 100 fueron Bètulo (Badalona), Iluro (Mataró), Gerunda (Gerona), Iesso (Guissona), Aeso (Isona) y Ilerda (Lérida). Más adelante fundarían también Dertosa (Tortosa) y Barcino (Barcelona).

También fundarían villas rurales como Torre Llauder (Mataró), Els Munts (Altafulla) y Centcelles (Constantí). Todas las ciudades estaban separadas unos cincuenta kilómetros como mínimo. Crearon una gran red de comunicaciones. Por Cataluña pasaba la Vía Augusta que iba de Roma a Gades (Cádiz). Las más principales de Cataluña eran Barcino-Ilerda y Tarraco-Ilerda

TODO DE MOMENTO CORRECTO

Como los griegos, los romanos eran buenos comerciantes y cultivaban cereales, aceite, viña y frutas. El vino catalán era consumido en Roma.

El año 25 antes de Cristo, Tarraco se convierte en la capital de la Tarraconense, que sustituía a la Hispania Citerior. A partir del siglo I experimentó un espectacular crecimiento.

El Imperio Romano entró en crisis en el siglo III. Esta crisis duró hasta el siglo IV cuando los pueblos germánicos comienzan a dividir Europa y a crear los futuros estados de la Edad Media entre ellos Cataluña.

Las comunidades cristianas comienzan a asentarse en lo que hoy es Cataluña alrededor del siglo III, siendo perseguidas como en todo el territorio romano hasta el siglo IV cuando son reconocidas. Los casos más destacados de esta persecución son los de San Fructuoso en Tarragona quedado junto a sus diáconos el año 259 y los de Sant Cugat y Santa Eulalia en Barcelona y Sant Feliu en Gerona.

Con el fin del Imperio Romano llega la época visigoda. Ataulfo fija su residencia en Barcelona el año 415. Su sucesor Walia traslada la capital a Tolosa en Francia. Entre el 450 y el 470 Eurico ocupa toda la Tarraconense, así como toda la península Ibérica. En el 573 trasladan la capital a Toledo, creando un reino con este nombre que pervivirá hasta la invasión musulmana el 711.

Lo más importante para Cataluña durante la época visigoda fue la organización eclesiástica creándose las diócesis de Lérida, Tortosa, Tarragona, Barcelona, Tarrasa, Gerona, Ausona, Urgel y Ampurias.

Los musulmanes invaden la Península Ibérica el 711 y entre el 713 y el 720 ocupan el territorio catalán, acercándose al mediodía de la Francia actual hacia el 725. Son vencidos por Carlos Martel el 732. En el 759 los francos recuperan el Rosellón y entre el 785 y el 789 también liberan Gerona. En el 801 Luis el Piadoso libera Barcelona, conquistando los francos también todo el territorio catalán hacia el 1148-1149 con la conquista de Tortosa.
Es cuando se configura el Principado de Cataluña. Se crean diversos condados que dependían administrativamente de la monarquía carolingia.AQUI HAY QUE :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: UN POCO

A partir del siglo IX estos condados comienzan a independizarse y son la base de la independencia de Cataluña. Una ley del 877 autorizaba la sucesión hereditaria de los condados.

Guifredo el Velloso consiguió unificar los condados de Barcelona, Gerona, Osona, Urgel y Berguedà. El año 988 comienza la independencia de Cataluña al negarse el Conde de Barcelona Borrell II a dar vasallaje al rey franco.

Este proceso se consolida durante el reinado de Ramón Berenguer I, Conde de Barcelona, al ser reconocida su supremacía por los Condes de Urgel, Ampurias, Besalú y Cerdaña. En el siglo XII ya se habían consolidado los términos catalán y Cataluña en las tierras gobernadas por Ramón Berenguer III.

Los hechos que posibilitaron esta conciencia fueron: origen común, territorio, vida política, estructura social, comunidad de cultura, lengua. En 1137 el compromiso matrimonial de Ramón Berenguer IV con Peronella, heredera del reino de Aragón, forma el núcleo inicial de la Corona de Aragón: diversos reinos independientes con el mismo soberano.

Durante los siglos XI y XII los condes de Barcelona emprendieron una política de dominio sobre un amplio territorio del mediodía de la Francia actual. En 1067 Ramón Berenguer I compra Carcasona y Rades y adquiere derechos sobre Narbona, Tolosa y Beziers. Ramón Berenguer III adquiere por matrimonio con Dulce de Provenza derechos sobre Provenza, Gabaldà, Millau y Carladès en 1112. En 1196 se produce la separación de los dominios catalanes y provenzales.
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Esta presencia política catalana se cierra en 1213 con la derrota y muerte del rey de Aragón Pedro el Católico, que acaba produciéndose definitivamente después de la firma del Tratado de Corbeil por parte de Luis IX de Francia y Jaime I.

Cataluña orienta desde entonces su política exterior hacia el Mediterráneo y hacia la Península. La primera se manifiesta con las conquistas de Mallorca y Sicilia en el siglo XIII, de Cerdeña, Atenas y Neopatria en el siglo XIV y del reino de Nápoles en el siglo XV y con importantes bases mercantiles al Norte de Africa, Egipto y Siria.

La expansión peninsular se centra en la conquista del Reino de Valencia entre 1232 y 1245, organizado como unidad política con las mismas condiciones que Cataluña y Aragón reino independiente, con un mismo soberano, condiciones que también disfruta Baleares.

Cataluña era entre los siglos XIII y XV un estado-nación moderno :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol:

En este tiempo toman forma definitiva las instituciones que hasta el siglo XVIII gobernarían el país. Algunas de estas instituciones son el Consell de Cent, el Consolat de Mar, les Corts y la Diputació del General, conocida también como Generalitat.

Con el final de la Edad Media, Cataluña vive un período de crisis. Fue una época de guerra con Castilla y los dominios de Cerdeña y Sicilia. Padeció la peste negra de 1348 produciéndose una pérdida de población del cincuenta por ciento.

En 1391 comenzó la persecución de los judíos, comunidad muy activa en el orden económico y artesanal, que tuvo consecuencias muy negativas. Ocasionó también la caída de entidades bancarias en Barcelona, Gerona y Perpiñán. El año 1401 se creó la Mesa de Cambio un banco público para que las autoridades municipales pudiesen disponer de dinero sin necesidad de recurrir a entidades privadas.

Con la muerte en 1410 sin descendencia de Martín el Humano, el escogido Fernando I implantará la dinastía castellana de los Trastámara, hasta Fernando II. Todos se integraron en el orden constitucional catalán basado en el pacto entre la monarquía y las clases dirigentes catalanas.

Después de la Guerra Civil de 1462 a 1472 en la que la Generalitat y el Consell de Cent quisieron desprender de la Corona de Aragón a Juan II, Cataluña perdió las riendas económicas en beneficio del Reino de Valencia.

El matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón en 1469, no respondió a ningún proyecto de conseguir la unidad política de los reinos sino a los intereses políticos de Juan II ante la falta de apoyos en la guerra con la Generalitat, y de los partidarios de imponer en Castilla como reina a Isabel en lugar de a la heredera legal de Enrique IV, su hija Juana.

Aunque en principio este matrimonio se había pactado nada más que como unión personal, la muerte de Enrique IV en 1474, hizo que el poder de Fernando en Castilla aumentase. Aunque han sido nombrados muchas veces como reyes de las Españas, ellos nunca utilizaron este título.

Desde el punto de vista constitucional, la Corona de Aragón fue la gran triunfadora. Ante el centralismo uniformador de Castilla que no había respetado nunca las instituciones ni la identidad histórica de los reinos de León, Galicia, Navarra y el País Vasco, todo lo contrario que Aragón que si respetaba las instituciones e identidades de sus reinos.

Con esta unión, la Corona de Aragón consiguió que se mantuviese la concepción de estado confederal, conservando así sus dirigentes, sus instituciones, su lengua oficial. Entre Castilla y Aragón había fronteras políticas, militares y económicas bien definidas.

Castilla y Aragón serán así dos reinos o confederación de reinos independientes con un mismo soberano. Esta solidez se perdió con la derrota en la Guerra de Sucesión entre 1705 y 1714 y que hoy día todavía se continua pagando las consecuencias.

La aparición del Virrey en 1479 y del Consejo Supremo de Aragón en 1492 erosionaron las competencias ejercidas por las autoridades catalanas.

Carlos I fue el primer monarca en recibir la doble herencia y el primero en gobernar según los principios constitucionales y el primer rey de la Casa de Austria, que dirigió los destinos del país durante casi dos siglos.

Cataluña fue a lo largo de este período un estado soberano, pero a medida que iba aumentando el absentismo real y la corte se iba castellanizando, los conflictos entre la administración real y las autoridades catalanas lograron una acritud cada vez más grande.

Esta lucha por la conservación del orden constitucional atraviesa por diversas etapas a lo largo de los dos siglos mencionados. Los reinados de Carlos I y Felipe II se caracterizaron por el equilibrio entre Castilla y Cataluña.

Carlos I no tuvo preferencia entre las dos Coronas. Convocó Cortes en Cataluña en siete ocasiones, pero se le identificó con Castilla al dar este reino apoyo a sus empresas imperiales.

El reinado de Felipe II ya fue más conflictivo. Aumentaron los enfrentamientos entre la Inquisición y la Generalitat y entre el Virrey y los Diputados. También había temor a que por Cataluña se introdujesen los aires heréticos de los hugonotes y los luteranos prohibiendo a los habitantes de la Corona de Aragón que fuesen a estudiar a universidades extranjeras.

En la segunda mitad del siglo XVI comienzan a sentirse en Castilla voces favorables a poner fin a la independencia de Cataluña. Las relaciones entre Cataluña y Castilla comienzan a cambiar a las postrimerías del siglo XVI. Una disputa por motivos de competencia judicial hizo que la Inquisición apresase a los tres Diputados de la Generalitat. Esta institución no podía permitir que el Santo Oficio se ocupase de cuestiones civiles.

En 1591, el mismo pueblo de Barcelona evitó la detención de un Diputado ordenada por el mismo Felipe II. El rechazo de las autoridades catalanas al poder arbitrario de la Inquisición produjo un sentimiento popular. El ataque a la independencia de Cataluña acababa de comenzar.

Avanzado el siglo XVII, aunque Cataluña mantenía su independencia, comenzó a cambiar la situación. El pactismo comienza a resentirse durante los gobiernos de Felipe III y Felipe IV. La represión del bandolerismo por parte del Virrey provoca agrios conflictos entre aquel y las autoridades catalanas.

Un nuevo paso en el intento de erosionar las instituciones catalanas fue cuando Felipe IV vulneró las Cortes celebradas en 1626. El pactismo molestaba a los monarcas. Los brazos uno de los estamentos políticos de las Cortes, resistieron ferozmente con éxito la acometida anticatalana de la monarquía.

La ruptura del orden constitucional no se pudo evitar durante el reinado de Felipe IV y dio lugar a la Guerra de los Segadores entre 1640 y 1652 que tuvo origen en el intento del Conde-Duque de Olivares de controlar las finanzas catalanes.

La Paz de los Pirineos que supuso el fin de la guerra de España contra Francia, trajo como consecuencia para Cataluña la pérdida del Rosellón. Durante el reinado de Carlos II las relaciones entre Cataluña y Castilla fueron menos conflictivas. Su muerte abrió un proceso político de trágicas consecuencias hasta hoy en día. :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol:

En los casi 200 años de reinado de la Casa de Austria nada más se reunieron las Cortes en doce ocasiones. El único rey que cumplió con dignidad su papel fue Carlos I que convocó Cortes los años 1519, 1529, 1533, 1537, 1542, 1547 y 1552. Felipe II nada más las convocó los años 1564 y 1585. Felipe III lo va a hacer nada más en 1599 al comienzo de su reinado. Felipe IV lo hará en 1626 y en 1632 y tuvieron lugar en un clima de abierto enfrentamiento. Las Cortes catalanas habían muerto en vida del sistema constitucional que hacía de Cataluña un país soberano :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol:
Durante el reinado de Carlos II no se convocaron ni una sola vez. La política de la monarquía contra las instituciones catalanas nada más necesitaba un pequeño empujón para acabar de matar el orden constitucional y este empujón fue una guerra a vida o muerte entre 1705 y 1714 que acabó con el régimen político catalán milenario y cuyas consecuencias todavía estamos pagando.

Carlos II cuando murió dejó testamento donde otorgaba la sucesión a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, casado con una hija de Felipe IV. En principio los catalanes aceptaron a Felipe V, y este reunió Cortes en Barcelona y jura las Constituciones de Cataluña en 1702.

Pero bien pronto la situación se deteriora por el absolutismo del rey que chocaba con las Constituciones de Cataluña, y por la política represiva de su virrey. Esto dio lugar a la aparición de grupos favorables a Carlos de Austria.

En 1705, emisarios clandestinos firman un pacto con Inglaterra, Holanda y Austria, con el objetivo de proclamar al archiduque Carlos rey de la Monarquía Hispánica. Era la ruptura entre la Generalitat y Felipe V. En el mes de agosto desembarcaron 17.000 soldados ingleses, austriacos y holandeses en la costa del Principado. El 7 de noviembre, el archiduque Carlos entraba en Barcelona, y celebraba Cortes en 1706, las últimas hasta que en 1932 se reúne el Parlament de Cataluña.

Valencia y Aragón se ponen al lado de Cataluña, que tienen el apoyo de los aliados. Felipe V disfruta del apoyo del poderoso ejército francés.

La guerra fue muy dura para Carlos de Austria y la Corona de Aragón. La derrota de Almansa de 1707 significó la pérdida de Valencia y Aragón. En 1711 se produce la caída de Gerona y nada más quedan por la causa del archiduque Vich, Cardona, Tarragona y Barcelona.

Este mismo año, muere el emperador José I, hermano de Carlos. Entonces el archiduque se convierte en emperador del Imperio germánico, además de Austria, Bohemia, Moravia, Hungría, Cerdeña, Nápoles, Milán y Flandes. Las potencias que daban apoyo a Cataluña no estaban dispuestas a consentir que se reconstruyese el Imperio de Carlos I y se retiran de la lucha.

Con el Tratado de Utrecht de 1713, Cataluña se queda sola delante del ejército franco-castellano de Felipe V. Las autoridades catalanas, deciden continuar la lucha contra Felipe V. Barcelona será asediada y bombardeada desde julio de 1713. La resistencia dio lugar a una autoafirmación nacionalista que apelaba a la defensa de los derechos nacionales y constitucionales de Cataluña.

La noche del 11 al 12 de septiembre se produce la capitulación sin condiciones dando lugar a una de las mas duras represiones padecidas por Cataluña.

La represión tuvo como objetivos liquidar la independencia política de Cataluña y el resto de los reinos de la Corona de Aragón y ejecutar o exiliar a aquellos que habían tenido un papel relevante en la dirección de la guerra.

En sustitución del gobierno catalán se creó una Real Junta Superior de Justicia y Gobierno y se disolvieron la Generalitat, las Cortes y el Consell de Cent. En Barcelona se construyó una ciudadela militar con el objetivo de tener controlada la ciudad.

Cataluña pasó a ser un país ocupado militarmente. Felipe V contó con el apoyo de numerosos catalanes civiles y eclesiásticos. La obra maestra del uniformalismo y del absolutismo castellano fue el Decreto de Nueva Planta que modificaba la estructura judicial y administrativa del Principado. A lo largo del siglo XVIII, nuevas órdenes surgidas tendrían como objetivo aniquilar los hechos diferenciales de Cataluña y de la lengua que poco a poco se prohíbe.

A pesar de la política represiva borbónica, Cataluña experimenta un notable crecimiento económico en el siglo XVIII. La agricultura se especializa en el cultivo de productos como el arroz, la viña, el cáñamo y los árboles frutales. En los años treinta comienzan a aparecer industrias de algodón. Al acabar el siglo había a Cataluña un centenar de empresas textiles.

La Guerra de la Independencia arruina una industria maltrecha. La burguesía consolida una mentalidad más liberal y moderna. Aparece la primera generación burguesa capitalista, germen de la burguesía industrial y financiera que al siglo siguiente hará cambiar la trayectoria del país.

En contraste con este progreso surge el problema de la pérdida de identidad. Las clases pudientes debilitan el uso de la lengua, pero los estamentos populares no siguen este camino y continúan empleando el catalán.

Durante los siglos XVIII y XIX los gobiernos españoles van desmontando aquello que quedaba del Estado Catalán: derecho penal catalán, obligatoriedad de enseñar en castellano, legislación mercantil catalana, moneda catalana, implantación del sistema tributario español, prohibición de escrituras y obras de teatro en catalán.

Pero a la vez se producen unos fenómenos políticos, económicos, ideológicos y culturales que reactivan el hecho diferencial catalán. El siglo XIX está marcado por la lucha entre liberales y absolutistas, y entre moderados y progresistas y a partir de la Restauración Monárquica de 1875, entre liberales y conservadores. Durante el corte período de la I República, se va a elaborar una Constitución que no va a llegar a entrar en vigor, que reconocía las diferentes naciones hispánicas, algo que no ha contemplado hasta ahora el resto de las Constituciones Españolas.

De la mano del gran movimiento de la Renaixença aparecieron los primeros diarios en lengua catalana en 1879 y diversas organizaciones culturales, cívicas y políticas que reivindicaban los derechos del pueblo catalán.

El fin del siglo XIX vio la eclosión de un movimiento artístico y cultural conocido como Modernismo, cuyo máximo representante era Antoni Gaudí. Con la pérdida de Cuba y Filipinas se comienzan a organizar los primeros partidos eminentemente catalanes como la Lliga Catalanista de Francesc Cambó i Enric Prat de la Riba.

Entonces logra la mayoría de edad el hecho de que los catalanes tenían que intervenir en la vida política española a través de partidos de estricta disciplina catalana.

En 1906, se crea Solidaridad Catalana que aglutinaba todos los partidos del país, obteniendo en 1907 41 de los 44 diputados catalanes. En 1914 se constituye la Mancomunidad Catalana, que era una única administración de las cuatro diputaciones. Era la primera vez desde la constitución de las provincias en 1833, que se reconocía Cataluña como una unidad.

En 1918 presenta a las Cortes de Madrid el primer proyecto de Estatuto de Autonomía, que no tirará adelante por la oposición de los partidos españoles. En 1922 surgirá Estat Català de signo independentista encabezado por Francesc Macià. Tenía como objetivo la proclamación de la República Catalana. El mismo año surgía Acció Catalana y al año siguiente Unió Socialista de Catalunya.

En 1923 el General Primo de Rivera con el apoyo de la Monarquía y de la derecha española implanta una dictadura que se alargará hasta 1930. Reprime con dureza los movimientos nacionalistas y el sindicalismo obrero y suprime la Mancomunidad en 1925.

Además prohíbe el uso del catalán. El mismo Alfonso XIII critica con dureza el nacionalismo. La dictadura cae en 1930 y deja como herencia una profundización del divorcio entre Cataluña y la Monarquía.

El Pacto de San Sebastián en 1930 entre representantes de partidos republicanos españoles, gallegos y catalanes, pone las bases para la construcción de un Estado Español donde Cataluña pueda disfrutar de autonomía política. Era la primera vez que los partidos españoles reconocían el derecho de Cataluña de autogobernarse.

Las elecciones municipales del 14 de abril de 1931 dan la victoria a los partidos republicanos tanto en Cataluña como en España. Alfonso XIII abandona el país. En Cataluña triunfa Esquerra Republicana de Catalunya, partido fundado el año 1930.

Como consecuencia de eso Francesc Macià proclama la República Catalana y llama al resto de naciones españolas a crear una Confederación de Pueblos Ibéricos Independientes de la misma manera que estaban constituidos hasta 1714.

Por presiones de tres ministros, da marcha atrás y acepta un régimen de autonomía. El 14 de julio de 1931, representantes de la Generalitat acaban un proyecto de Estatuto elaborado a Núria. Fue aprobado masivamente antes de presentarse en las Cortes Españolas.

Con una dura oposición de la derecha española y de algunos medios de comunicación de izquierda y de sufrir una fuerte retallada de las Cortes Españolas, el Estatuto de Cataluña fue aprobado el 9 de septiembre de 1932.

El Estatuto comportó una transformación de la estructura política y administrativa de Cataluña que volvía a tener un Presidente, un Gobierno y un Parlamento. El régimen autonómico hubo de hacer frente a numerosas dificultades. El traspaso de competencias del Estado a la Generalitat fue lento.

La victoria de la derecha republicana en las elecciones de noviembre de 1933 produjo la parálisis del proceso autonómico. Por este motivo el Presidente Lluís Companys proclamó el Estado Catalán el 6 de noviembre de 1934 convidando a los otros pueblos de España a formar una Confederación de Pueblos Ibéricos.

Como consecuencia de esto fue dejado en suspenso el Estatuto de Autonomía y Lluís Companys y los miembros del Gobierno Catalán apresados. Con el triunfo del Frente Popular el 16 de febrero de 1936 se liberó al gobierno de Cataluña y se reinstauró el Parlament. Pero no durará mucho la normalidad ya que el 17 de julio se produce la rebelión militar.

Entre esta fecha y el 1 de abril de 1939 se produce la Guerra Civil que da lugar al triunfo de los fascistas encabezados por el General Franco y que constituye el inicio de una larga dictadura que no finaliza hasta la muerte de este el 20 de noviembre de 1975.

Cataluña se pone al lado de la República, pero sectores anarquistas fuera del control del gobierno de la Generalitat, cometen numerosos asesinatos de personas de derechas y de la Iglesia Católica.

Al esfuerzo militar centrado en el frente de Aragón, se sumó la pugna entre aquellos que defendían la necesidad de aprovechar el acontecimiento para hacer la revolución social y aquellos que consideraban prioritario ganar primero la guerra.

La Guerra Civil fue desde el primer día desfavorable al bando republicano. A partir de 1938 se decanta de manera muy negativa para Cataluña. El 3 de abril las tropas de Franco ocupan Lérida y el 5 de abril un decreto de Franco liquidaba el Estatuto.

La batalla del Ebro acabó con la defensa de la República teniendo Franco así las puertas abiertas para ocupar Cataluña. Tarragona y Reus caen el 15 de enero de 1939 y Barcelona el 26 de enero. El 5 de febrero caía Gerona.

La pérdida de Cataluña tuvo consecuencias negativas para la República. El 28 de marzo las tropas de Franco entraban en Madrid, el 29 en Valencia y el 30 en Alicante.

El primero de abril de 1939, Franco hacía público el comunicado que anunciaba el fin de la guerra. Comenzaba una dictadura basada en una represión de extrema dureza. La experiencia de aquello que había sucedido en las poblaciones ocupadas por el ejército rebelde, impulsó a miles de republicanos a exiliarse a Francia.

El exilio español se alargó durante todo el franquismo. Los catalanes crearán centros en diversos países europeos y americanos donde mantendrán viva la llama de la catalanidad.

El drama de los exiliados en Francia se acentuó con la ocupación nazi. Muchos de ellos fueron deportados a los campos de concentración. Tuvo consecuencias muy dolorosas para Cataluña.

La represión representó formas diferentes. Se crearon unos doscientos campos de concentración. Unas siete mil personas malvivieron y murieron en estos campos. A las prisiones había en 1940 270.719 reclusos, aunque realmente habría más.

En Cataluña entre 1939 y 1953 fueron fusiladas 3.386 personas. En Gerona durante la postguerra fueron fusiladas 500 personas.

Entre las fuerzas de Orden Público destaca la Brigada de Investigación Social, que torturaba a los detenidos hasta provocarlos la muerte.

La oposición al régimen fascista tuvo diversos signos. Franco mostró una atención especial a reprimir cualquier muestra de catalanidad, tanto de la lengua como de los símbolos. Por eso en Cataluña la oposición al franquismo arraigó más.

La fundación de Comisiones Obreras el 20 de noviembre de 1964 y de la Asamblea de Cataluña el 7 de noviembre de 1971, fueron dos hechos importantes de la oposición.

La Asamblea introdujo entre sus puntos programáticos: amnistía, libertad, estatuto de autonomía y coordinación con las otras organizaciones del Estado Español. En 1973 fueron detenidos 113 miembros de la organización y al año siguiente 67.

Organizaciones como el Front Nacional de Catalunya, el PSUC, el Moviment Socialista de Catalunya, Unió Democràtica de Catalunya y las entidades vinculadas a Jordi Pujol mantuvieron viva la llama de la lucha contra el franquismo. Se habrían de sumar organizaciones como Omnium Cultural creada para mantener viva la lengua y la Unió de Pagesos creada en diciembre de 1974.

Al estar vinculado al nazismo y al fascismo italiano, se pensaba que la caída de estos movimientos seria el final del franquismo. Franco se declara neutral en la Segunda Guerra Mundial. La ONU deja fuera a España en 1945 y condena el régimen el año siguiente. El gobierno francés cierra la frontera pero es nuevamente abierta el 10 de febrero de 1948. La ONU recomienda la retirada de embajadores.

Todo eso no mueve al régimen de sus posicionamientos dictatoriales y represivos. En noviembre de 1950, los Estados Unidos encuentran en el dictador un aliado en el enfrentamiento con la Unión Soviética y comienza la instalación de bases militares.

En 1953 se firma el Concordato con el Vaticano y los acuerdos militares y económicos con los Estados Unidos. Poco a poco es reconocido por los países democráticos y en 1955 se produce el ingreso de España en la ONU.

Con la llegada del turismo, España experimenta un importante crecimiento económico. La creación de nuevas industrias en Cataluña generó una numerosa inmigración de personas provenientes de las regiones menos desarrolladas del Estado Español.

Franco murió el 20 de noviembre de 1975. A pesar de los intentos de algunos sectores de la derecha por hacer sobrevivir el régimen franquista se abrió un período de transición hacia la democracia.

Fue posible por muchos factores como: la presión popular, de los partidos políticos clandestinos, de los sindicatos, de la voluntad de Juan Carlos I, la situación internacional.

En julio de 1976, el rey nombra Jefe de Gobierno a Adolfo Suárez, un antiguo franquista dispuesto a traer la democracia. La ley para la Reforma Política aprobada en diciembre de 1976, estableció la celebración de elecciones libres, que tuvieron lugar el 15 de junio de 1997 y ganadas por la Unión de Centro Democrático. En Cataluña triunfó el Partit dels Socialistes Catalans seguido de Convergència Democràtica de Catalunya.

Josep Tarradellas, presidente de la Generalitat en el exilio, vuelve a Cataluña en octubre de 1977 y se restablece la Generalitat provisional cuyo primer gobierno se constituye el 5 de diciembre de 1977.

En diciembre de 1978, se aprueba la nueva Constitución que dedica importantes capítulos a la organización territorial española constituida por nacionalidades y regiones y que les permitía organizarse en autonomías.

El Estatuto de Cataluña es aprobado por las Cortes Españolas en agosto de 1979 y ratificado por el pueblo catalán el 25 de diciembre de 1979. Regulaba la distribución de competencias entre el Estado Español y la Generalitat de Cataluña. Las primeras elecciones autonómicas fueron ganadas por Convergència i Unió que permanecieron en el poder hasta 2003. Dotó al país de una estructura institucional y de servicios propios de un Estado soberano y trabajó también en la normalización de la lengua catalana, hecho que está costando más de la cuenta, producto de la llegada masiva de inmigrantes en tiempos en que el catalán era prohibido.

La Generalitat ha logrado un importante despliegue del autogobierno y Cataluña disfruta de un tejido de organismos que son propios de un Estado con plena soberanía: Presidente, Gobierno, Parlamento, Consejo Consultivo, Sindicatura de Greuges, Comissió Jurídica Assessora, Sindicatura de Comptes, Tribunal de Defensa de la Competència, Consell de l´Audiovisual, Agència Catalana de Protecció de Dades y Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

Después de las elecciones de 2003, fue escogido Presidente de la Generalitat Pasqual Maragall, que impulsó la aprobación de un nuevo Estatuto de Autonomía con mejoras competenciales, aprobado en referéndum por el pueblo catalán en 2006 y recurrido al Tribunal Constitucional por la derecha española, que tradicionalmente se ha opuesto a que Cataluña adquiera autonomía y más autogobierno.

Desde finales de 2006, ejerce de Presidente de la Generalitat José Montilla, hombre provinente de la inmigración y que es el ejemplo más importante de que quien quiere se integra en Cataluña, tiene el reto de desplegar lo que deje el Tribunal Constitucional del Nuevo Estatuto.

ESTO ES LO QUE SE ENSEÑA ::::::::::::::::::::MENTIRAS::::::::::::::::::::::::MENTIRAS:::::::::::::::::::::::Y MAS MENTIRAS ::::::::::::::::::PA REIRSE DE PENA :lol: :lol: :lol: :lol:


Sacado los textos de EDITORIALES TAN IMPORTANTES COM ANAYA,SANTILLANA,EVEREST o VICENS VIVES
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Re: LEAN ...LEAN LA HISTORIA ""INVENTADA""DE CATALUÑA en LO

Notapor cu_cut » 18 Ago 2011, 09:46

Franco murió el 20 de noviembre de 1975.


Que cabrones estos catalanes ... todo el mundo sabe que ascendio en cuerpo a los cielos y descansa eternamente con el Padre a su derecha ... Imagen

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Re: LEAN ...LEAN LA HISTORIA ""INVENTADA""DE CATALUÑA en LO

Notapor alejandro66 » 18 Ago 2011, 11:06

jaja pobre nacionalistas, claro tienen un pais virtual, pues tenian que crear una historia virtual, para estar mas acorde, asi como nacionalizar, a los Colon, Cervantes.. pobre gente :lol: :lol:
Tambien decir que se ha hecho referencias de los Griegos, pero se ha omitido otras como de judios o cartagineses.
Por cierto donde han quedado los Iberos? o los relacionan con el resto de españa, y por eso no los ponen?
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Han puesto mas imaginacion que steven spielberg
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Re: LEAN ...LEAN LA HISTORIA ""INVENTADA""DE CATALUÑA en LO

Notapor Çanakkale » 18 Ago 2011, 16:56

Fuente: ''Mis pajas mentales''

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Re: LEAN ...LEAN LA HISTORIA ""INVENTADA""DE CATALUÑA en LO

Notapor El Charro veton » 18 Ago 2011, 17:54

El discurso independentista sigue con la idea según la cual Cataluña era un pueblo soberano hasta el año 1714 cuando, el 11 de septiembre, las tropas de Felipe V entran en Barcelona y las libertades de Cataluña quedan abolidas. Esta es, sin ninguna duda, la peor y más discutible falacia histórica del independentismo catalán. En primer lugar, esa Cataluña libre que se reivindica no era soberana, sino que era un Principado insertado en la Corona de Aragón y, por lo tanto, bajo jurisdicción de un monarca que no era exclusivamente rey de Cataluña. En segundo lugar, estas supuestas libertades de Cataluña eran un sistema de fueros que favorecían a las oligarquías urbanas y a los estamentos privilegiados en detrimento de las masas laboriosas catalanas. Las dificultades con que la Monarquía se encontraba a la hora de gobernar los reinos catalano-aragoneses no era un síntoma de avance social, más bien lo contrario. Jaume Sobrequés habla de “todos los vicios de la intransigencia, la agresividad, a menudo gratuita, el egoísmo, la insolidaridad y la estupidez política que caracterizaba a la mayor parte de los estamentos privilegiados (…). La monarquía tenía una visión mucho más generosa y progresista del país que los miembros de las Cortes”[5]. Hay documentación que acredita el hecho de que el pueblo catalán consideraba la Generalitat como un atajo de aprovechados despóticos que defendían sus intereses particulares[6], debido, entre otras cosas, a hechos como este: “Cuando Juan II (1458-1479) quiere retomar la política filocampesina y recuperar alguna autoridad, aprovechando el triunfo de los menestrales barceloneses de la busca y el levantamiento de los payeses de remensa contra sus señores, se encuentran con una sublevación de las oligarquía catalanas, que le destronan, ofrecen la soberanía sobre el Principado a Enrique IV de Castilla y a otros príncipes, y ponen en pie de guerra un ejército para marchar simultáneamente contra el rey y los campesinos”[7]. Así, lo que se perdió en 1714 no fueron las libertades de Cataluña, sino los privilegios de una minoría. La idea de que los reinos de la Corona de Aragón (especialmente el Principado de Cataluña) poseían unos sistemas semi-democráticos avanzados para la época y que contrastaban con el autoritarismo (por otra parte, muy marcado) de la Corona de Castilla es absolutamente falsa: Castilla estaba siguiendo la misma evolución que el resto de Estados europeos, esto es, la sustitución del feudalismo por las monarquías absolutistas que, en esa época, eran las portadoras del progreso y de una mayor Justicia (lo cual no significa, obviamente, que fueran la panacea a todas las injusticias, ¡ni mucho menos!). Efectivamente, a partir de 1714, las oligarquías y clases dominantes de Cataluña perdieron sus privilegios (entre otros, el derecho de matar a sus vasallos), y se implantó una política fiscal más justa, al imponer tributos sobre las rentas a todos los individuos y a todos los estamentos, aunque, hay que decirlo, los estamentos privilegiados seguían teniendo privilegios a pesar de la voluntad de la monarquía hispánica de abolir tales privilegios. Desde pequeños, a los catalanes nos han enseñado que las instituciones democráticas catalanas (¡democracia en la Edad medieval!) fueron abolidas y sustituidas por las instituciones autoritarias y retrógadas de Castilla, cuando la realidad es que “el rasgo más positivo de las instituciones medievales castellanas era la limitación que imponían a la servidumbre (…). A pesar del creciente dominio de la aristocracia, por lo menos jurídicamente los campesinos de Castilla eran más libres que en otros lugares”[8]. Contra la visión del nacionalismo catalán que contrapone unas Cortes catalano-aragonesas semidemocráticas a unas cortes castellanas autoritarias y opresivas se alza el hecho histórico: “se habría conseguido que el reino de Castilla fuera muy receptivo a las demandas de la corona, y después de 1538 sus Cortes eran el único Parlamento europeo cuyos miembros sólo procedóan del tercer estado. Contaba con instituciones fiscales y judiciales relativamente eficientes, y también con una aristocracia en general preparada para cooperar con la corona. En ello contrastaba enormemente con las complejas y anquilosadas estructuras constitucionales de los principados de Aragón, profundamente elitistas y opresivas, y nada dispuestas a abonar nuevos impuestos y ni siquiera a contribuir a la defensa común”[9]. Efectivamente, “en los últimos siglos medievales [la Corona de Aragón] basculó enormemente hacia una rígida refeudalización que fue debilitando cada vez más el poder regio”[10]. Huelga decir que una refeudalización en los siglos bajomedievales no puede ser considerado un progreso, sino más bien lo contrario. Obviamente, hoy en día sería ridículo juzgar la monarquía de corte absolutista que se estaba gestando en Castilla, con los parámetros políticos actuales, de progresista. Pero hay que recordar, aun a riesgo de ser tediosos, que en esa época representaba el progreso, y permitió dar pasos hacia la modernidad. Y esto es uno de los factores más importantes del predominio de Castilla por encima de los reinos y principados aragoneses: “los reinos aragoneses, dominados por oligarquías encastilladas en sus intrincados sistemas constitucionales, con una monarquía cada vez más debil y asentados en opresivass estructuras sociales propensas a generar convulsiones y conflictos internos, se habían estancado políticamente. En comparación, llegado el siglo XV, la monarquía castellana era políticamente más fuerte y había desarrollado una estructura institucional cada vez más imponente que extendía la administración real y sus leyes, lo cual la convirtió durante un tiempo en una de las monarquías europeas más modernas”[11]. Ya los Reyes Católicos (como sus sucesores) tenían muy claro cuál era la tarea y los ideales del rey: “creían en la justicia social, en la buena monarquía, que debía proteger al débil y humillar al soberbio”[12]. Claro está que este ideal no siempre se cumplía en la práctica. Mas era el ideal progresista de la época, frente al anquilosado ideal de la Generalitat de aquél entonces. No hay que olvidar hechos como la promulgación del rey Fernando el Católico conocida como la Sentencia de Guadalupe, toda una conquista social para el pueblo laborioso catalán y que supuso un paso adelante hacia la abolición del feudalismo en Cataluña, pues libraba a los campesinos de los seis malos usos y les aseguraba su pedacito de tierra, así como la libertad de permanecer en ella o marcharse sin la necesidad del consentimiento del señor[13].

Las instituciones feudales catalano-aragonesas eran generadoras de fuertes convulsiones sociales, como ahora el caso del bandolerismo catalán, que es “un fenómeno estructural que dimana de las condiciones sociales y políticas. La vigencia de la guerra privada como derecho de los nobles y los señores es la explicación más lógica. Señores que medían su poder por el número de vasallos y fieles que movilizaban para resolver sus diferencias con otros señores, séquitos armados que no siempre se mantenían dentro de unos límites aceptados. En una palabra, el bandolerismo es posible porque no existe un poder centralizado fuerte”[14]. También J H Elliott sostiene que, en el siglo XV, “el poder efectivo [de Cataluña] fue cayendo en manos de la Generalitat. Pero ésta era el instrumento de una oligarquía cerrada y, aunque esta oligarquía insistía con creciente vehemencia en el carácter contractual de la constitución catalana, frente a una monarquía cada vez más autoritaria y cada vez más débil, se encontró con que su propia autoridad era puesta en entredicho por las clases inferiores”[15]. Esta decadencia del sistema catalano-aragonés (que, en un principio, siglos antes, podía considerarse portador de progreso) no es fruto sino de la implacable marcha de la Historia, que estaba dejando obsoletos a los sistemas de corte feudal, por mucho que quisieran disfrazarse de pactismo. Esto fue lo que llevó a Cataluña a la guerra civil de 1462-1467, que enfrentó la Generalitat contra la monarquía, así como a los terratenientes y nobles (que controlaban la Generalitat) contra los campesinos desposeídos (organizados, respectivamente, en la Biga y la Busca). Es decir, monarquía y pueblo catalán se unieron contra las élites dirigentes. La victoria de Juan II significó la derrota de las oligarquías dominantes pero, aun así, el nuevo rey juró preservar las leyes y fueros de Cataluña (es decir, los privilegios de las oligarquías y nobleza en detrimento del pueblo catalán). La misma concepción siguió teniendo, en el siglo XVI, Felipe II: “pues el pueblo no fue hecho por causa del príncipe, mas el príncipe instituído a instancia del pueblo”[16]. El rey debía defender a su pueblo de los enemigos del exterior “y dispensar justicia en el interior, ya que la esencia del buen gobierno residía en el hecho de que fuese un gobierno justo, en el que el rey recompensase al bueno y castigase al malvado y considerase que todos los hombres, fuese cual fuese su rango, debían gozar de la posesión inalienable de sus derechos y propiedades”[17]. Si Felipe II y otros monarcas españoles se castellanizaban era precisamente porque la constitución castellana favorecía la práctica de ese ideal, mientras que las constituciones de Aragón, Valencia y Cataluña lo dificultaban a favor de la nobleza y la aristocracia. La revuelta de Aragón de 1591-1592 se desarrolló en este contexto. Desde la mitad del siglo XVI, las tensiones entre vasallos y señores en Aragón se habían recrudecido. Los nobles aragoneses tenían libertad para dar a sus vasallos el trato que quisieran sin temor a la intervención del monarca y las Cortes de Monzón de 1585 aumentaron sus ya enormes poderes al decidir que todo vasallo que tomase las armas contra su señor era autonáticamente reo de muerte. [La única esperanza de los vasallos] de liberación definitiva parecía residir en el rey. Por consiguiente, hicieron grandes esfuerzos, durante el siglo XVI, para incorporarse a la jurisdicción real”[18]. Cuando estalló la guerra civil en el reino de Aragón, el pueblo no hizo caso de los gobernantes aragoneses para unirse y defender sus fueros y “libertades” (similares a las del Principado de Cataluña). Así, “los aragoneses no se mostraron inclinados a ofrecer resistencia a un ejército real que muchos de los campesinos veían incluso como un ejército de liberación, frente a la opresión aristocrática”[19]. Ya hemos comentado, en la nota 6, el caso de la guerra dels segadors, pero remarquemos que “si la rebelión escapab al control del gobierno, pronto escapó también de las manos de los dirigentes catalanes. En efecto, junto a la oposición política, que ellos representaban, se estaba produciendo una revolución social que no podían controlar. Desde el primer momento, los rebeldes [rechazaron el liderazgo de Barcelona y de su oligarquía]. Fue esta la rebelión de unos campesinos empobrecidos y sin tierra contra los campesinos propietarios y los terratenientes aristócratas, de los desheredados de las ciudades contra las oligarquías urbanas y de los grupos de los bandoleros reprimidos contra las fuerzas de la ley y el orden. Los líderes catalanes habían liberado a una fiera auténticamente salvaje y su país no tardó en ser presa de la guerra civil y de la revolución”[20].

Añadir, además, que fue justamente con la abolición de los fueros catalanes en 1714 cuando Cataluña consolidó la recuperación de la crisis que iba arrastrando desde los siglos XV y XVI, al derrumbarse las fronteras comerciales con el resto de España y al poder participar de los beneficios del Imperio[21]. Ahora bien, ya se atisbaron momentos de recuperación anteriormente; no hay que pensar que Cataluña no fuera capaz de crear riqueza por sí misma[22]. De todas formas, es significativo que, hasta el siglo XIX, no hubo ninguna protesta por la derogación de los fueros. Es decir, los progresos económicos de Cataluña se dieron en el marco de la homogeneización política y económica de la nación española. Pero es que, además, la homogeneización tampoco fue absoluta: “Las estructuras regionales sólo se derogaron totalmente en Valencia, mientras que Mallorca conservó gran parte de sus instituciones. Cataluña y Aragón perdieron su abusivo código penal, pero conservando parte de sus ordenamientos jurídicos”[23]. Además, las reformas borbónicas “fueron beneficiosas desde el punto de vista socioeconómico, porque pusieron fin a ciertos residuos de feudalismo y en la mayoría de las casos favorecieron la situación del campesinado. El comercio circulaba con mucha mayor libertad por el país e Hispanoamérica sería posteriormente abierta, por primera vez, al comercio de toda España. Cataluña, que perdió gran parte de sus instituciones propias, también fue la región que más se benefició económicamente”[24].

No hay que pensar, empero, que Castilla aportó todo lo bueno a la España unificada primero dinásticamente y, después, nacionalmente. Cataluña y los reinos de la Corona de Aragón proporcionaron a Castilla “preciosas aportaciones que ayudaron a llevar a cabo la mayoría de sus nuevas oportunidades. La historia de España de finales del siglo XV y de principios del XVI iba a consistir en un continuo y fructífero diaólogo entre la periferia y el centro, entre Aragón y Castilla (…). [La Corona de Aragón aportó] unas vastas reservas de experiencia que demostraron ser de un valor inapreciable para la organización y administración de los territorios recién conquistados”[25]. En efecto, Cataluña y los reinos aragoneses eran muy hábiles en las tareas administrativas y diplomáticas, lo cual resultaría de un valor incalculable para las empresas españolas de los siglos XV y XVI. Hubo también otras aportaciones. Por ejemplo, los reinos catalano-aragoneses aportaron su experiencia colonial y comercial de la cual Castilla se benefició para la conquista de América. De hecho, todos los territorios de la península colaboraron de alguna manera en esta empresa[26].

Las coronas de Castilla y Aragón se complementaban mutuamente. España no seria lo que hoy es de no ser por Castilla; pero tampoco de no ser por Cataluña.

Hay que recordar, además, que aunque sí es cierto que (lógicamente) los catalanes tuvieron sentimiento de pertenencia a una comunidad, incluso Patria, catalana, también se sentían parte de España (lo cual no se contradecía con la hostilidad hacia Castilla). Esto puede verse tanto en los documentos legados por los cronistas reales o los propios reyes (incluyendo el famoso Jaume I, que dijo que luchaba por Dios y por España) como por los literatos de los sucesivos siglos. Los catalanes, tanto desde los tiempos de la Reconquista como después de 1714, se consideraban españoles, y desde siempre acometieron las grandes empresas en connivencia con el resto de España, especialmente a partir de la época de los Reyes Católicos, si bien hasta el siglo XVIII era algo habitual la tendencia a poner los propios intereses por encima del bien común, algo que la revolución liberal palió en buena medida.

Cataluña y el resto de España siempre colaboraron, pese a puntuales confrontaciones (cosa que no era rara en la época). Dice el mismo Vicens Vives que, desde el siglo XV, “Cataluña no fou mai abandonada ni arraconada”[27]. En efecto, “el regnat de Ferràn II comporta un fet importantíssim en la vida de la Corona d’Aragó: la seva vinculació a la Corona de Castella”. La inicial dispersión espiritual de los pueblos hispánicos se transformó en “una altra mena d’experiència comunitària, que es recolzava en el sentit de la mateixa brega contra els musulmans i en la multiplicació dels contactes culturals i mercantívols (…). A més, sorgí en el segle XV un fenómen que acabaria de lligar estretament aquestes noves fórmules de convivència hispànica: l’humanisme. El revifament de la consciència unitària des del doble punt de vista geogràfic i polític prengué sobre les cendres dels vells records, tant a Catalunya com a Castella”. Además, por tal que Cataluña y Aragón pudieran hacer frente a los franceses, “calia comptar amb l’aportació massiva de les forçes castellanes als Pirineus (…). Molta gent parlava d’Espanya en referir-se a Catalunya o Castella, indistintament”[28]. Pero Vicens Vives no termina ahí: “respecte dels catalans, la unió monàrquica [dels Reis Catòlics] no fou gens mal rebuda. Existia el que podriem anomenar un sentiment de confraternitat envers Castella nascut al caliu de les relacions mercanítvoles. Bascos i andalusos freqüentaven el port de Barcelona i hi eren els traginers de la mar. A Barcelona arribaven carregaments de blat andalús en moments de privació de forments. També es somniava el mercat de Sevilla, on des del segle XIII una colònia catalana lluitava contra la genovesa en la vida comercial. Per això és comprensible que els consellers de Barcelona, adreçant-se a les autoritats sevillanes, encapçaléssin una carta amb l’expressió: Ara que tots som germans (…). Castella representava llavors per a Catalunya la seguretat i la pau, i els catalans no vacil·laven a adreçar les cartes a Ferràn II titulant-lo rei d’Espanya (…) sobretot des de la presa de Granada”[29]. Así pues, nunca hubo una confrontación entre Cataluña y España: Cataluña siempre estuvo insertada en España, se sentía parte de ella y los eventuales roces entre Cataluña y Castilla (que los hubieron) lo fueron entre estas dos regiones, nunca fueron luchas de Cataluña contra España, que no era otra cosa que el conjunto de las regiones y reinos. Baste mencionar la Guerra de la Independencia contra las tropas napoleónicas, cuando los catalanes fueron los primeros en luchar por la defensa de “España, del rey y de la Patria”, quitando las banderas francesas y alzando las banderas españolas en las mismas tierras catalanas[30]. González Antón nos explica diversos episodios a lo largo de los siglos de cómo Cataluña colaboró con el resto de España y viceversa. Por seguir poniendo ejemplos, en 1891 se promulga un arancel proteccionista “que permitió a Cataluña consolidarse como la primera zona industrial española a costa del sacrificio del resto del país”[31]; anteriormente, en 1877, se promulgó una Ley de Ferrocarriles, y con el consecuente desarrollo de la red ferroviaria, “los gobiernos [de España] privilegiaron claramente la [zona] del Nordeste (Cataluña)”[32]. Estos son sólo algunos ejemplos que indican por qué, a lo largo de los siglos, los catalanes se han sentido españoles, aunque, obviamente, ha habido tiempos en que estos sentimientos se resquebrajaron, como en la guerra de 1640-1652. Pero, aun después de la Guerra dels Segadors, hubo dirigentes catalanes “tractaven de vincular la pàtria catalana a la nació espanyola”[33].

Es decir, que esta idea propugnada por el nacionalismo catalán a lo largo de más de siglo y medio según la cual España lleva trescientos años expoliando a Cataluña es, simple y llanamente, mentira. ¿Habría sido más rica Cataluña de no haber formado parte de España? El caso es que Cataluña ha llegado donde ha llegado porque ha formado parte de España y, pese a quien le pese, desde tiempos antiguos se ha sentido parte de ella. Y esto, aun en 1861 (y algo más adelante), ningún catalán lo negaba, como decía el catalán Pons i Fuster: “Som espanyols fins al darrer sospir, fins a l’últim sacrifici. Més també som catalans; volem ser-ho, nos gloríem de ser-ho; no podem deixar de ser-ho…Som espanyols per a servir l’Estat i saber morir, quan convé, per la Reina i sa bandera”[34]. El catalanista Víctor Balaguer, que era firme defensor (como muchos catalanes hasta esa época) de la inmersión cultural castellano-catalana, por considerarla sumamente enriquecedora, decía en 1880, durante los Juegos Florales: “[soy] catalán de corazon y raza.Y al gritar Valencia y Cataluña, pretendo decir siempre Viva España”[35]. Hay que señalar también que, desde las provincias castellanas, había una defensa de las culturas regionales. Esto queda patente en hechos como el de los Juegos Florales de 1888, en los cuales la reina regente de España, el presidente Sagasta y el erudito conservador Menéndez Pelayo pronunciaron discursos en catalán. Menéndez Pelayo, en concreto, hizo una apasionada defensa de la lengua catalana y expresaba su admiración hacia aquellos literatos catalanes que escribían en su lengua materna. ¿Esto es genocidio lingüístico y cultural?

Este es el espíritu de todos los catalanes hasta bien entrado el siglo XX. El rencor hacia España y las posiciones embrionariamente independentistas no nacen hasta finales del XIX, llegando a calar su discurso en las clases populares en el primer tercio del XX con argumentos, como estamos viendo, falaces. De todas formas, lo que interesa aquí es dejar constancia que este maniqueismo Cataluña/Castilla-España no fue sentido por los catalanes a lo largo de la historia, y que “el catalanismo político era una cosa misérrima cuando en la primavera de 1893 inicié mi actuación, escribe Cambó. En su Resum d’història del catalanisme, Rovira corrobora que “había unos cuantos catalanistas en Barcelona y algunos otros escampados por las comarcas. Se podían contar. Muchas villas tenían un solo catalanisa; otras ninguno”.[36]

¿Y los famosos Decretos de Nueva Planta? ¡Ah, los Decretos de Nueva Planta! El historiador catalanista Vicens Vives señaló que el Decreto de Nuevo Planta significó un desescombro y que hecho abajo un régimen arcaico y anquilosado de fueros y privilegios[37], y Voltes Bou dice: “el derecho y la lengua no sufrieron entonces especiales agresiones. (…) [se puso coto] al imperio absoluto que señores de neto estilo feudal ejercían en extensas porciones del suelo catalán”[38]. La Nueva Planta no sólo no supuso una marginación para la lengua catalana, puesto que lo único que hacía era imponer el castellano en las Audiencias Reales, no a costa del catalán, sino del latín (“mientras en los demás tribunales se podría seguir empleando el catalán-valenciano”[39]), sino que benefició al conjunto de la sociedad catalana, como hemos mencionado antes. Y, en efecto, la gente de la calle siguió hablando catalán, y los literatos catalanes tenían plena libertad de escribir sus obras en catalán. El castellano, empero, había penetrado en Cataluña. ¡Pero es que había penetrado mucho antes, debido al impresionante empuje y perfeccionamiento del castellano ya desde el siglo XV! Muchos literatos catalanes, y hay textos que lo acreditan, preferían el castellano a su lengua materna. Nunca hubo una imposición social del castellano (aunque sí se promovió su conocimiento por toda la nación), sino que se usaba –fuera de las Reales Audiencias- por decisión propia y libre de los catalanes cultos[40]. Tampoco hubo nunca jamás una prohibición del catalán, pues el Decreto sólo imponía la normalización del castellano en tierras catalanas[41].

Desde 1714, se empezó a construir el Estado nacional español, con las ya mencionadas ventajas para Cataluña y otras tierras. El Absolutismo, si bien introdujo progresos sociales y políticos, no pudo desembarzarse de los nobles y oligarcas contra los que lucho ya desde los tiempos de los Reyes Católicos, y fueron los liberales los que continuaron la tarea de construcción de un Estado nacional, con la colaboración, una vez más, de todas los reinos (ahora llamados Provincias), incluída Cataluña. El historiador catalanista Ferràn Soldevila reconoce, en la III parte de su Història de Catalunya, que la Junta General de Cataluña se manifiesta desde el primer momento radicalmente a favor de la unidad legislativa nacional: el catalán Solsona profirió: “La igualdad es el distintivo de la justicia. Así que la razón exige que todos se gobiernen por unas mismas leyes”[42].

Debemos recuperar una unidad histórica, espiritual y sincera, e imprimirla en el espíritu de todos los españoles, animado con un ánimo de cooperación, retomando el espíritu nacional de la Constitución de 1812 que, en Cádiz, consiguió empezar a enterrar efectivamente las hostilidades entre Cataluña y Castilla Ahora bien, dicho espíritu globalizador inclusivo ya se daba desde hacía siglos por parte, incluso, de catalanes, que aun después de la guerra dels segadors “tractaven de vincular la pàtria catalana a la nació espanyola”[43]. La pluralidad cultural de España es una de las mejores bazas de nuestra patria. No la perdamos en anacrónicas hostilidades, y recordemos siempre que España no seria lo que es hoy sin Cataluña; Cataluña tampoco seria lo que es hoy sin el resto de España. Y no sólo cabe cooperar en el plano económico y político; también en el cultural. Hay que tender hacia la universalización peninsular de las culturas españolas: conseguir que madrileós, extremeós, andaluces, etc disfruten de la literatura catalana, dels castellers i els bastoners, así como que todos los catalanes lleguen a emocionarse con las coplas o a sentir el Quijote como algo no sólo castellano, sino también suyo.
Debe llegar el día que Cataluña entera grite ¡Visca Espanya!; debe llegar el día que toda España grite ¡Viva Cataluña!

¡Vivan todas las tierras de España!


CITAS

[1] Maravall dice: “no es necesario, ciertamente, esperar a la influencia en España de la invasión sarracena para que la cultura española aparezca marcada, en relación con la de los otros pueblos, por un sello de peculiaridad cuya revelación produce en los demás una impresión de extrañeza” MARAVALL, JOSÉ ANTONIO (1964) El concepto de España en la Edad Media, Madrid, P 158

[2] GONZÁLEZ ANTÓN, LUIS (2007) España y las españas, Ed. Alianza, pp 106-110 y 114-122 Algunos ejemplos: el catalán Turell dice: “molta obligació es posada als cavallers e homens de honra saber son principi e.l de sa patria”. El mismo Turell y el también catalán Tomich dicen: “La religión cristiana fue expulsada de nuestra patria, invadiendo España la impiedad de los ismaelitas, las sedes destruidas, cautivadas de la patria”. Estos textos, como muestran ANTÓN y DOMÍNGUEZ ORTIZ en su libro España. Tres milenios de historia, son una constante en todo el período medieval, y siguen hasta bien avanzada la Edad Moderna.

[3] BALCELLS, ALBERT (2004) Breve historia del nacionalismo catalán, Ed. Alianza, pp 12-13

[4] “En la Cataluña en ciernes la conciencia de continuidad estaba tan arraigada como en Asturias y así se proclamaba a veces enfáticamente, ya que al principio era frecuente que los miembros de la élite catalana se consideraran gothi” PAYNE, STANLEY G (2009) España. Una historia única, Ed. Temas de hoy, P 136

[5] SOBREQUÉS CALLICÓ, JAUME (1991) El pactisme en l’origen de la crisi política catalana: les corts de Barcelona de 1413, en Les Corts à Catalunya (Actes del Congrés d’història institucional), Barcelona, pp 79-85

[6] Significativamente, els segadors de 1640, que protestaban no sólo por los abusos de las tropas sino también contra los abusos de las oligarquías que dominaban Cataluña merced a las abusivas e injustas instituciones de origen medieval, se alzaron al grito de “Visca el rei d’Espanya!” Ver GONZÁLEZ ANTÓN, op. Citada, pp 259-273 y ANTONI SIMÓN I TARRÉS (2005) Construccions polítiques i identitats nacionals. Catalunya i els orígens de l’estat modern espanyol, Ed. Abadia de Montserrat, pp 221-222. Ver también VACA DE OSMA, JOSÉ ANTONIO (2004) El Imperio y la leyenda negra, Ed. Rialp, P 139, donde también dice: “Historiadores como Reglá y Jover dicen que aquellas jornadas fueron de carácter social, antiburgués, antiaristocrático, pero en modo alguno de carácter secesionista”. En efecto, la rebelión contra Espanya fue realizada más por las élites y oligarquías dominantes que por el pueblo catalán. Payne también apunta hacia esa dirección: “Los conflictos separatistas que estallaron en Portugal y Cataluña en 1640 no fueron en ningún caso luchas patrióticas concertadas, ya que ambos comportaban procesos de guerra civil interna” PAYNE, STANLEY G op. citada, P 171.

Hay que tener en cuenta, además, que los conflictos entre soldados y campesinos no se limitaba a los soldados castellanos y los campesinos catalanes; era un problema global fruto de las diferencias y distanciamientos por razón de jerarquía y estamento que el liberalismo barrería siglos después. Ver J H ELLIOTT (1972) La España imperial. 1469- 1716, Ed. Vicens Vives, P 320

Ahora bien, tampoco hay que ver 1640 como un episodio que nada tiene que ver con un conflicto entre Cataluña y Castilla, pues es obvio que representa una clásica rivalidad que oscureció las relaciones interespañolas a lo largo de los siglos bajomedievales y altomodernos, que cristalizaron en dicha revuelta. Ver SIMÓN I TARRÉS, op. citada, pp 203-398 y ELLIOTT, op. citada, pp 371-380. También es cierto que, después de la revuelta de 1640, los catalanes y aragoneses se interesaron más por las cuestiones globales hispánicas, interés promovido por la inclusión de catalanes (y de individuos del resto de provincias) en el Gobierno español. Ver ELLIOTT, op. citada, P 392 y pp 403-404

[7] GONZÁLEZ ANTÓN, op. citada, P 166

[8] PAYNE, op. citada, P 156

[9] Ibidem, P 171

[10] Ibidem, P 158

[11] Ibidem, P 163

[12] ELLIOTT, op. citada, P 77

[13] Ibidem, pp 81-82

[14] JESÚS BRAVO, Polarización y tensiones sociales, en VVAA (2004) Historia de España en la Edad Moderna (Aldredo Floristán coord.), Editorial Ariel, P 429

[15] ELLIOTT, op. citada, P 35

[16] Instrucciones del Felipe II al virrey de Nápoles en 1558, citado por ELLIOTT en op. citada, P 269

[17] ELLIOTT, op. citada, pp 269-270

[18] Ibidem, pp 301-302

[19] Ibidem, pp 305-306

[20] JOHN LYNCH (2000) Los Austrias, Ed. Crítica, P 533

[21] González Anton dice: “Los decretos de 1757 y 1756 sobre libre circulación de granos y otras mercancías supusieron ventajas inmediatas, sobretodo para las zonas mediterráneas; en Cataluña, la mejora de las condiciones de vida de los payeses por la desaparición de los viejos fueros dio como resultado explotaciones agrarias mucho más dinámicas, animadas por la ampliación del mercado”. Op. Citada, P 313

[22] “La lenta recuperación de Caaluña [en el siglo XVII] (…) fue el preludio de la más importante transformación económica en la historia moderna de España. El dominio económico de España se desplazaba del centro hacia la periferia”. ELLIOTT, op. citada, P 403

[23] PAYNE, op. citada, pp 211-212

[24] PAYNE, op. citada, P 212

[25] ELLIOTT, op. citada, P 40

[26] Ibidem, pp 53-54

[27] VICENS VIVES, JAUME (1988) Els trastámares. Segle XV, Editorial Vicens-Vives, P 237

[28] Ibidem, pp 234-235

[29] Ibidem, P 238

[30] Ver GONZÁLEZ ANTÓN, op. citada, pp 335-336

[31] GONZÁLEZ ANTÓN, op. citada,P 392

[32] Ibidem, P 393

[33] SIMÓN I TARRÉS, op. citada, P 367

[34] Citado por GONZÁLEZ ANTÓN, op. citada, P 376

[35] Citado por GONZÁLEZ ANTÓN, op. citada, P 418 (nota 20)

[36] Citado por CAPDEFERRO, Otra historia de Cataluña, P 487

[37] GONZÁLEZ ANTÓN, op. citada, P 291

[38] VOLTES (1991) Felipe V, fundador de la España Contemporánea, Ed. Espasa Calpe, P 80

[39] GONZÁLEZ ANTÓN, op. citada, P 310

[40] Ver GONZÁLEZ ANTÓN, op. citada, pp 310-312

[41] Ver FERRAN SOLDEVILA (1995) Historia de España. Volumen II, Ed. Crítica, P 442

[42] Citado por GONZÁLEZ ANTÓN en op. citada, P 344

[43] SIMÓN I TARRÉS, op. citada, P 367
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Re: LEAN ...LEAN LA HISTORIA ""INVENTADA""DE CATALUÑA en LO

Notapor cu_cut » 18 Ago 2011, 18:11

Çanakkale escribió:Fuente: ''Mis pajas mentales''

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Ya no ... ahora sus fuentes son un bloc ultraderechista que alaba a Jose Antonio y la Falange Española ...

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Re: LEAN ...LEAN LA HISTORIA ""INVENTADA""DE CATALUÑA en LO

Notapor El Charro veton » 18 Ago 2011, 18:37

cu_cut escribió:
Çanakkale escribió:Fuente: ''Mis pajas mentales''

:lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol:


Ya no ... ahora sus fuentes son un bloc ultraderechista que alaba a Jose Antonio y la Falange Española ...

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Son güenisimos ...

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DEDICADO a Sturmabteilung NAZIonalista CUT""" pobrecito mi naZionlista piensa que el Facha soy yo ... :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :P :P :P :P :P :P
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El Charro veton
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Re: LEAN ...LEAN LA HISTORIA ""INVENTADA""DE CATALUÑA en LO

Notapor Çanakkale » 19 Ago 2011, 09:20

Me gusta el avatar de el Charro.

Aunque ser catalán implica intrínsicamente ser español, él nos hace el favor y nos separa el gentilicio.

Mira que son tontos :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol:
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Re: LEAN ...LEAN LA HISTORIA ""INVENTADA""DE CATALUÑA en LO

Notapor cu_cut » 19 Ago 2011, 09:51

Çanakkale escribió:Me gusta el avatar de el Charro.

Aunque ser catalán implica intrínsicamente ser español, él nos hace el favor y nos separa el gentilicio.

Mira que son tontos :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol:


Es que en el fondo de su corazón saben que no somos españoles ... ni quieren que lo seamos ...

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Re: LEAN ...LEAN LA HISTORIA ""INVENTADA""DE CATALUÑA en LO

Notapor Çanakkale » 19 Ago 2011, 10:00

cu_cut escribió:
Çanakkale escribió:Me gusta el avatar de el Charro.

Aunque ser catalán implica intrínsicamente ser español, él nos hace el favor y nos separa el gentilicio.

Mira que son tontos :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol:


Es que en el fondo de su corazón saben que no somos españoles ... ni quieren que lo seamos ...

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El subconsciente es traicionero.
Son unos acomplejados.
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