Para mí también. En el plano futbolístico y en el plano personal. Siempre reconocí a Maradona como futbolista, pero hice enormes esfuerzos para apartar su plano personal del plano futbolístico, en donde Maradona me repugnaba. Tenía 9 años cuando vi que lo retiraron escandalosamente del partido de Grecia. Ahí empezó mi desprecio al fútbol, sumado a los otros vicios del deporte. Como figura, su influencia fue más bien negativa, más allá de lo futbolístico. Messi dista muchísimo de ese aspecto negativo. Es un gran embajador para nuestro país. Estoy contento con la victoria de nuestra selección, ciertamente. Pero más contento aún lo estoy por Messi, lo merecía. Deseaba que Argentina gane esta copa para recompensarlo. Y lo logró. Ya no hay más penas ni olvido para él, sino un reconocimiento y retiro dorado. El resto del país, solo puede agradecerle la constancia, la discreción y el buen temple que ha demostrado , y también todo el equipo de jugadores y técnicos.
El mensaje de esta victoria es mucho más profundo a nivel interno de lo que puede verse desde afuera. Esta conducta y eficiencia no hace más que cuestionar la miseria de la clase política. Y ya quiero ver de qué se disfrazan como, cuando en 1986, la selección arribe al balcón de la Casa Rosada que mira hacia Plaza de Mayo. Para la clase política, la selección solo proyecta sombras. El estallido es cuestión de tiempo, pero la selección como metáfora de país actúa uno de los componentes del catalizador.