El embrujo de las Rías Baixas

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El arenal de La Lanzada, abierto al Atlántico, recorre todo el istmo que une O Grove con el continente. Su orilla está repleta de surfistas casi todos los días del año, mientras que una kilométrica pasarela de madera permite caminar sobre las dunas sin afectarlas

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La isla de la Toja es uno de los enclaves más famosos de las Rías Baixas. Lo que era un lugar de pastoreo para el ganado en O Grove se transformó en un balneario de lujo al descubrirse las propiedades de sus aguas termales. Uno de sus hitos es la capilla de Las Conchas, recubierta por entero de conchas de vieiras.

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En Cambados cuentan con uno de los mejores conjuntos arquitectónicos de la ría de Arousa. Su plaza de Fefiñans es la segunda más bonita de Galicia, por detrás de la del Obradoiro compostelano. Además, la localidad es el centro neurálgico de la comarca de O Salnés, el reino del vino albariño.

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Las ruinas de Santa Mariña de Dozo, a las afueras de Cambados. Bajo los arcos desnudos de este templo del siglo XV construido por orden de doña María de Ulloa se levanta hoy un cementerio que, lejos de resultar lúgubre, acrecienta la magia del lugar.

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Vilagarcía de Arousa es la ciudad más grande y capital de la ría. Pese a su trazado moderno se pueden encontrar rincones con encanto como el Pazo de Vistalegre (siglo XV), en la desembocadura del río del Con.

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Santiago de Compostela, aunque no está en la costa, tiene una vinculación histórica con este territorio. La catedral, culminación de las peregrinaciones jacobeas, es una excelsa muestra de lo mejor del románico y el barroco gallegos.

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El mercado de Santiago, con más de un siglo, es un espectáculo diario, con un toque rural y aldeano. Pescantinas y maruxas de las aldeas cercanas, algunas de riguroso luto, ofrecen los mejores y más frescos productos de las huertas, así como carnes, pescados y mariscos recién llegados a los puertos de las Rías.

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De la confrontación del océano con las tierras galaicas nace una costa de cientos de kilómetros. Un microcosmos de miradores, cabos, lonjas, bahías, yacimientos, bosques, iglesias, pazos y paseos entre las desembocaduras de los ríos Miño y Eo.