Plenamente recuperado de las riadas de principios de verano, este valle espectacular con la mayor concentración de picos de 3.000 metros de todo el Pirineo despliega su infinita oferta de aventura.
Lanzarse en parapente a 1.500 metros de altura, ascender por pistas inimaginables gracias a una BTT eléctrica, caminar entre casas solariegas e iglesias románicas, descender ríos a remo, coronar cumbres, descubrir ibones, maravillarse ante el glaciar más grande de los Pirineos... El valle oscense de Benasque, un paraíso del deporte de aventura, emborracha de emociones.
Benasque, Huesca.
El parque natural de Posets-Maladeta
Es la joya del valle, todo un festival de tres miles, glaciares, ibones y cascadas. Las excursiones son casi ilimitadas y las hay para todos los niveles, familias con niños incluidos. Una de las más asequibles y frecuentada comienza en la Besurta, el corazón del parque, y finaliza en la sima del Forao de Aiguallut, donde desaparecen misteriosamente las aguas del glaciar del Aneto. Todos los puentes, pasarelas, pistas y senderos están ya limpios y restaurados tras la crecida del río Ésera.
Todo se lo explican en el nuevo centro de interpretación, ahora situado en el mismo pueblo de Benasque, y que se inaugura este fin de semana. Una advertencia para neófitos: estamos en alta montaña. Más del 70 por ciento de la superficie del parque está por encima de los 1.800 metros y gran parte del paisaje está dominado por bosques de pino negro donde abunda la marmota, el sarrio o rebeco, y otras especies más difíciles de encontrar, como el quebrantahuesos y el urogallo pirenaico, la estrella del parque.