Hoy quizás, si me dí cuenta de pq vestía siempre de negro. Y yo que siempre creí que era un color serio y que imponía, mi aspecto era siempre de mujer dura y fría, pero todo era una corza en esta vestimenta de color negro para proteger mi vulnerabilidad ante cualquier desconocido para así, mantenerme fuerte, pero quizás hoy,me dí cuenta que era de tanto dolor que residía en aquel pequeño bagaje, ya! a tan temprana edad pero yo aún no lo entendía, solo procuraba protegerme del mundo que me rodeaba, de repente me ví ante él, sola y sin saber por dónde tirar y me procuré lo primero mi vestimenta siempre de color negro.
Quizás aquel día, después de una pequeña y amistosa lectura, puede darme cuanta de pq siempre utilizaba el color negro para vestir.
...Un día le pregunté porqué una persona con tanta luz, vestía siempre de negro. Ella, riéndose, me contestó que me fijara en su falda, que nunca era negra. Yo insistí con la mirada, rogándole una explicación que consiguiera entender, como algo más allá de una costumbre entre señoras mayores. En ese momento, se encogió de hombros. Me miró fijamente y me dijo que tomara asiento a su lado. “Ven, nena, siéntate”. Por un momento quise no haber preguntado, porque sentí que, realmente, había removido algo que tal vez no fuera necesario remover.
Cariño. Tú sabes lo que es amar tanto a alguien como para querer sacarlo de tus pensamientos y abrazarlo con todas tus fuerzas? Sabes lo que es sentirte morir viéndole enfermo, y querer que, cualquier cosa mala que os pueda suceder, te suceda sólo a ti? Porque no soportas verlo sufrir, porque no imaginas cómo sería un mundo sin él.
Sus ojos se llenaron de pena. Mi corazón empezó a latir muy fuerte, demasiado. Calma. “Cálmate, venga”. Quién te manda hurgar en la herida?
No, Herminia. Creo que no he sentido nada así…de hecho…-no sé si lo sentiré- No quería que te pusieras así, perdona, no tenemos que hablar de ello, no hace falta.
-No pasa nada. Igual me hace falta hablar de ello. Tú no tienes la culpa de nada. Y es normal que te hagas preguntas y que no entiendas cómo alguien que parece siempre tan feliz como yo, vista siempre con blusas negras. Pero verás, cariño. Cuando Vicente murió, no pude soportar el dolor. Cada día, iba andando al cementerio, a hablar con él, a llevarle flores. Hasta que mis hijos me dijeron que dejara de hacerlo, que así nunca conseguiría superarlo, que así nunca estaría bien. ¿Pero qué sabrán ellos lo que es estar bien? Yo era con él. Mi vida empezó con él. Estar bien es con él, no sin él. Y llevo siempre negro cerca del pecho, porque así es como lo siento por dentro desde que no le veo conmigo haciendo la cena, o dormidos frente al televisor. Me parece una gran mentira vestir de blanco el pensamiento cuando es de todo menos blanco desde que no está él. Nunca me ha gustado mentir, sabes? Por eso me permito cambiar de color en la falda, pero nunca en la blusa, que es lo que me roza directamente el corazón.
Herminia…lo siento mucho.
No sabía qué decir. Qué palabra metes tras eso qué dices que no te haga quedar como una imbécil integral? Mejor callarse. Así que cogí su mano y le di un beso en la mejilla. Ella respondió al beso con un abrazo. Y yo enmudecí de nuevo. Alguna vez sentiría algo así? Querer vivir y morir a la vez por alguien? ¿Enamorarme de esa forma sin salir dañada de forma irreversible?
Qué piensas? No me digas que ahora por mi culpa, la triste eres tú. Levanta los ojos, venga, vamos!!!!!Herminia me acarició el hombro, obligando a mi cuerpo a levantarse. Algún día vivirás un amor así, estoy segura.
https://youtu.be/kQ4fo59nPX4