Conversión
Me mordió en el cuello, lo hizo como si temiera lastimarme.La presión de sus dientes en la base de mi nuca me volvió loco de placer y mi garganta emitió unos grititos ahogados, a todas luces ridículos. Ella me había convencido de participar en ese juego absurdo en el que al final me convertiría en ángel. No le dije que no la creía, solo pensaba en sus labios, en sus dientes nacarados que me iban a dejar una hermosa marca en la piel. Sentí como crujían mis huesos rompiéndose. Reflejada en en espejo, mi espalda lucia unas hermosas alas.