En la Península, las relaciones, relativamente cordiales entre Castilla y la Corona de Aragón, en época de Alfonso XI (1313-50), se deterioraron con su sucesor, Pedro el Cruel, cuando se alió con Génova. Una acción corsaria de naves catalanas contra embarcaciones genovesas en aguas de Castilla serviría de pretexto para desencadenar las hostilidades, pero la contienda, que para la nobleza combatiente podía ser una forma de obtener recursos que compensaran la caída de la renta, también pudo obedecer a otras razones como, por ejemplo, el deseo castellano de recuperar las tierras alicantinas. Como dice María Teresa Ferrer, "la Corona de Aragón, que no deseaba la guerra, en un primer momento defendió únicamente sus propios territorios, pero, ante la posibilidad de destronar a Pedro el Cruel y sustituirlo por el infante Fernando (el hijo de Alfonso el Benigno y Leonor de Castilla) o por Enrique de Trastámara (hermanastro de Pedro el Cruel), formuló posteriormente reivindicaciones territoriales a cambio de su ayuda a los pretendientes: el reino de Murcia y algunas plazas fronterizas".
http://www.artehistoria.jcyl.es/histesp/contextos/6268.htm