Los maragatosEn Val de San Lorenzo, un pueblo de la Maragatería leonesa, la casi totalidad de sus habitantes se dedicaban a hacer mantas de lana; «pero era un tipo de industria tan artesanal que apenas les daba para comer, por lo que casi todas las familias tenían algún miembro que emigraba a Buenos Aires donde la mayoría montaban negocios.»
Los maragatos son «gente trabajadora, esforzada y viajera.» En Val de San Lorenzo demostraron una gran inquietud cultural y, en colaboración con el maestro, fundaron una sociedad recreativa y cultural, la Unión, donde había salón de baile, sala de juego y biblioteca. Cuenta Aurelia Iglesias, maestra y esposa del maestro, «que este centro no fue bien visto por otros vecinos que lo tuvieron por un foco de ideas demasiados avanzadas. Ya se perfilaban los dos bandos en que estaban divididos los vecinos del pueblo.»
«En los meses anteriores al levantamiento se notaba algo especial. En aquella época las noticias llegaban boca a boca... y ya había gente de derechas que hablaban de que aquello no podía continuar.»
En Val de San Lorenzo alguien incendió la iglesia, pero nunca se supo quién. Tampoco fueron bien vistos por los propietarios los intentos de reforma agraria. «Estas cosas aumentaron las diferencias entre las derechas e izquierdas. Y en los pueblos estas diferencias no eran simplemente por la política, sino también por enemistades de otro tipo.»
Aurelia Iglesias recuerda mucho a Manuel Azaña y a Julián Besteiro. «Del primero dice que había querido reformar la España que no había tomado el tren de la revolución industrial, pero que no le dejaron hacerlo. Del segundo, que había sido una persona muy íntegra, pero que muchos de los que le seguían no estaban a su altura.»
Aurelia Iglesias y su esposo, «como la mayoría de los maestros, eran republicanos», porque valoraban la libertad y la importancia que se había dado a la cultura. Que la República había hecho un gran esfuerzo por erradicar el analfabetismo y mantener a los maestros al día mediante las misiones pedagógicas. Así, luego la mayoría de los maestros de León pagaron caro su lealtad republicana.
En Renales (Guadalajara) nadie sabía muy bien qué era la República, pero pensaban que algo mejorarían, «que les iban a quitar las tierras a los ricos y se las iban a dar para cultivarlas.» Sin embargo, en el pueblo no se notó ninguna mejora.
En Diego Álvaro (Ávila) los jornaleros salieron muchas veces con las hoces «para que nadie fuera a trabajar al campo y así amedrentar a los de derechas.»
Al producirse la ruptura entre las clases trabajadoras y la República, «la gente tenía gran temor a los rojos» y entonces José Antonio Primo de Rivera funda La Falange, que «intenta glorificar la antigua España.»