Orígenes intelectuales del nazismo (parecido con naz. vasco)

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Orígenes intelectuales del nazismo (parecido con naz. vasco)

Notapor Astur » 31 Dic 2023, 02:48

'Volkisch': los orígenes intelectuales del nazismo (y su semejanza con el nacionalismo vasco)

A excepción del PNV de Sabino Arana y de Xabier Arzalluz, que creía en una raza vasca superior, ningún fascismo europeo se pareció al alemán en cuanto a racismo

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Hitler y Himmler observan unas figuras de porcelana de Allach en abril 1944

AXabier Arzalluz le llamaban el nazi cuando estuvo en Alemania, porque el exjesuita y presidente del PNV creía en la raza vasca como Adolf Hitler en la raza aria. Una rareza porque el caso alemán fue especial en Europa, único entre los fascismos del siglo XX. Algunos ejemplos: la Falange de José Antonio Primo de Rivera era muy nacionalista al igual que el NSDAP alemán, pero no racista —eran católicos— y de hecho, bastante antinazi. Tampoco existía el componente de la raza en el fascismo italiano de Mussolini, ni en el de Leon Degrelle en Bélgica. Aunque todos bebieron de un tronco común como pudieron ser el nacionalismo y el romanticismo del XIX —también el catalán con su manía por las leyendas y la mística medievales—, la realidad es que a excepción del nacionalismo vasco fundado por Sabino Arana y que heredaría Arzalluz —la cuestión del RH negativo— ningún fascismo europeo se pareció al alemán en cuanto al racismo. ¿De dónde surgió realmente el nazismo? ¿Qué ideas hicieron posible que germinara y floreciera? La respuesta la tiene George L. Mosse en el clásico Los orígenes intelectuales del Tercer Reich, editado ahora por primera vez en español por La Esfera. No es un libro sobre la fundación y el ascenso del partido nazi en los años 20 y 30, sino la historia de las ideas que a mediados del XIX y principios del XX configuraron la base y el entramado ideológico para que pudiera surgir el partido nazi, para que pudiera surgir un Adolf Hitler y pudiera convencer a la población. Es la historia de la ideología volksich por el vocablo alemán volk —pueblo—, y que se sitúa como entre folclore y populismo.

A menudo se ha acusado por ejemplo al compositor Richard Wagner de haber propagado ideas nazis, algo que es falso porque ya había muerto cuando se creó el partido, pero sus óperas y la interpretación de la esencia germana a través de sus mitos y leyendas —la trilogía del Nibelungo por citar una— forman parte de la ecuación volksich, de la que se alimentaría el nazismo. De hecho, el mayor catalizador del germanismo y la raza aria acabaría siendo Houston Stewart Chamberlain, un británico nacionalizado alemán que quedaría fascinado con Wagner, se casaría con su hija y desarrollaría las teorías de esa raza aria. No es casual tampoco que la filología se sumara a la distinción aria, al creciente corpus de la teoría racial. "A través del análisis de las raíces lingüísticas del alemán y el inglés, los filólogos alemanes postularon la teoría de que ambos pueblos procedían de una misma raíz", escribe George L. Mosse en Los orígenes intelectuales del Tercer Reich.

La obra de Mosse es oportuna ahora que desde hace un tiempo se mezclan conceptos y términos que se simplifican o se falsean: facha, fascista, nazi, ultraderecha… Sin ir más lejos se tilda en ocasiones de nazi al estado de Israel, lo que es delirante; o se señala como fascistas a conservadores monárquicos. Así, sabemos prácticamente todo sobre el Tercer Reich... hasta que dejamos de saberlo. Se nos olvida o se nos confunde entre otros extremismos. De la obra de Mosse se extraen conclusiones rápidas: la ultraderecha, aún cuando sea xenófoba, no es estrictamente nazi, porque no vincula el pueblo y la nación a una supuesta raza, sino a unas fronteras, a una cultura y a unas costumbres.

La peculiaridad alemana de la raza

¿Por qué entonces la cuestión de la raza se convirtió en algo fundamental en Alemania y no en el resto de países con movimientos fascistas? El caso alemán es especialmente importante por razones obvias: la Solución Final necesitó de un corpus ideológico que lo justificara, y esa ideología existió antes del partido nazi. No debería sorprender por tanto que la base del Tercer Reich, incluida la Solución Final, ya estuviera presente en el Mein Kampf que Hitler escrito en 1921: en ese sentido el nazismo no necesitó de una evolución, la teoría racial era parte de su fundación y existía con anterioridad. La ideología volkisch que impregnaría gran parte de lo que fue el Tercer Reich no era uniforme ni disciplinada, con una directriz clara, sino más bien una subcultura que básicamente se oponía a los cambios socioculturales de la modernidad y la revolución industrial y que encontró su aliado natural en el nacionalismo romántico del siglo anterior y en el neorromanticismo de principios del XX, que en Alemania se había asimilado especialmente bien. No difería especialmente en este aspecto el nazismo de otros movimientos que derivarían en el fascismo en otros lugares de Europa: la exaltación irracional de la patria, del pueblo, de las costumbres o las tradiciones remotas y paganas opuestas a la fuerza civilizatoria del cristianismo. Pero sí se diferenciaba en el exacerbado componente de la raza, que además se configuró con elementos místicos.

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Adolf Hitler junto a miembros del recién creado partido nazi en 1920.

Según Mosse, la cuestión de la raza en ese contexto tuvo su verdadero gran teórico en los escritos de un pensador no alemán sino francés, Joseph Arthur de Gobineau, que luego continuó Chamberlain, quien escribió una historia de la humanidad en función de sus razas y que incluía el concepto de la pureza, que sería más adelante la base del nazismo: "Según Gobineau, la historia mostraba que las razas ascendían al poder en estado puro y caían cuando se contaminaban. Señaló que la raza más pura contemporánea era la aria, una raza cuyas características internas eran indisociables de su aspecto externo —lo cual era valido para todas las razas— y que poseía el vigor y la genuina vitalidad que, para los pensadores volkisch, abundaban en el campesino alemán", sentencia George L. Mosse en su ensayo Los orígenes intelectuales del Tercer Reich. Gobineau no tuvo especial éxito en Alemania por sí mismo, pero fue ampliamente difundido en los círculos pangermánicos y románticos por el entorno de la familia Wagner —en el que se incluyó Chamberlain—, especialmente su viuda Cossima que gozaban de gran respeto en Alemania. Lo más relevante en este aspecto según Mosse fue que esta idea racial, a pesar de la pseudociencia que enarbolaría después, no se basó en las justificación científica de la época incluyendo las teorías de Charles Darwin y de la selección de la especie por el más apto, sino unidas al misticismo y a la irracionalidad del reflejo de un pueblo y su cultura, de forma que la raza aria era en sí misma el pueblo y sus mitos, lo que sería fundamental para discriminar a los judíos. Se mezclarían además esas ideas con la vertiente volkisch de clara inspiración esotérica y opuesta al cristianismo que situaba ese "origen de los arios en una tierra misteriosa y semioriental", lo que se convertiría en uno de los temas favoritos de los escritores y pensadores volkisch y más tarde también de los nazis, con la búsqueda de esos elementos casi mágicos que plasmó Heinrich Himmler con la creación de la sociedad de estudios Ahnenerbe y que inspiraría las películas de Indiana Jones.

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El lendakari Iñigo Urkullu y el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, depositan flores en la tumba de Sabino Arana.

Después de la Primera Guerra Mundial las teorías volkisch encontraron su mejor caldo de cultivo en su rechazo a lo urbano y a la revolución industrial en una época de crisis y conflictividad. Fue el punto en el que la política extremista de partidos como el incipiente NSDAP alemán encontraron la base perfecta en esas ideas de raza, pureza y misticismo germánico para explicar la decadencia de su país y volver a un ideal romántico. Fue también el momento perfecto para que toda la parafernalia volkisch y su vinculación indisoluble con la idea de una raza —que no ocurrió en el resto de países europeos, a excepción de las teorías de Sabino Arana en el País Vaso— se materializara en un especial antisemitismo que sería el motor del partido nazi. En ese sentido la figura fundamental del movimiento volkisch y su traslado al partido nazi fue Dietrich Eckart, el editor de la revista Auf gut Deutsch, en la que colaboraban los principales ideólogos volkisch del momento como eran Theodor Fritsch, Alfred Rosenberg, Ellegaard Ellerbeck "el poeta de la religión solar germánica" o Erns Wachler "que había resucitado el teatro germánico al aire libre". Los artículos antisemitas de Eckart influyeron de forma crucial a un joven Adolf Hitler, que bajo su batuta acabó de conformar su cosmovisión germánica, romántica y mística, no ya solo con la exaltación de la supuesta raza aria sino con la específica animadversión por la raza judía. El antisemitismo era muy antiguo en Europa, pero en conjunción con las ideas volkisch fue especialmente exacerbado. Hitler convirtió la "Revolución alemana" de después de la Primera Guerra Mundial en una verdadera "Revolución antijudía".

Una nueva religión

¿Cómo tuvo éxito? Al margen de la cuestión táctica-política y de los sucesos que acompañaron la popularización y el ascenso del partido entre los años 20 y 30, su éxito se debió a que desde principios del siglo la ideología volkisch había impregnado de forma profunda al país: "Era un nueva religión", escribe George Mosse, "que no solo hundió sus raíces, como todas las religiones y creencias, en el subconsciente del hombre, sino que lo penetró aún más y se convirtió en todo un estilo de vida. Al final, ese sentir se convirtió en tradición (…) Hitler solo prometió hacer realidad un concepto de la vida que ya había impregnado buena parte de la nación antes de que la crisis entrara en escena". La gran diferencia con el resto de Europa fue patente y hasta cierto punto positiva, porque ese nazismo alemán tan circunscrito a su germanismo, sus mitos, su raza, su paisaje y hasta su naturaleza no fue exportable a otros fascismos por ser excesivamente cerrada y local. Sin embargo en Alemania hizo saltar la tapa de los horrores, que luego se extendería a los países ocupados durante su expansionismo. No hubiera existido un campo de exterminio como Auschwitz si no se hubieran difundido las ideas irracionales, románticas y raciales. No habría existido probablemente tampoco el horror de ETA si el nacionalismo de Sabino Arana no hubiera hecho hincapié en la esencia de un pueblo y de una raza vasca superiores al resto de España.

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Re: Orígenes intelectuales del nazismo (parecido con naz. va

Notapor Zeta » 31 Dic 2023, 14:26

'

Copio: " un campo de exterminio como Auschwitz "

El autor del "artículo" se puede ir a la puta mierda, la caga a base de bien...
Vale más pájaro en mano...
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