Tener una visión realista y objetiva sobre los distintos personajes que han pasado o van camino de pasar a la historia significa poner en un lado de la balanza sus glorias y en el otro sus vergüenzas y ponderar de qué lado se inclina. Hay casos en los que los méritos son tantos y los puntos negativos tan escasos, que la glorificación está más que justificada, en otros es justo al revés. No vale fijarse solo en una cara de la moneda a conveniencia del observador, sino que hay que ver ambas.
Quizá Winston Churchill sea el personaje de la era moderna en el que la mitificación de parte ha llegado más lejos. En su larguísima vida, solo tuvo una época de gloria, la de la Segunda Guerra Mundial, cuando se negó a ceder ante Hitler al comienzo del conflicto, en 1940. Una época de gloria salpicada igualmente de episodios vergonzosos por su parte, todo hay que decirlo.
Después de ese breve lapso de tiempo heroico, serían otros (la URSS y los EE UU) los que le sacaran las castañas del fuego para poder retratarse con gesto victorioso junto a Stalin y Roosevelt en la Conferencia de Yalta, ya casi al final de la guerra.
Pero si somos objetivos, al margen de su actuación en la II Guerra Mundial (llena también de sombras, insisto) y sus frases ingeniosas, el personaje en cuestión, que por su terquedad negligente y criminal llevó a una muerte absurda a casi 300.000 jóvenes soldados aliados en Galípoli durante la I G M, entre otras muchas infamias, fue un ser despreciable y sin escrúpulos.
¿Por qué ha llegado pues tan lejos su mitificación, hasta convertirlo en una figura legendaria? ¿Por qué recibió el Premio Nobel de Literatura en 1953, absolutamente injustificado en su caso?
Esta frase define bastante bien al sujeto y explica muchas cosas: "La historia", dijo Winston Churchill, "será amable conmigo, ya que tengo la intención de escribirla yo mismo"
Tratemos de explicarlo:
https://worldbeyondwar.org/es/en-Winsto ... o-en-masa/
