La localización de Tartessos es desconocida. Puede ser Tartessos Tortosa?
Todas las ciudades importantes conocidas de los alrededores del año 1000 a. C (edad del bronce) del Mediterráneo y de Oriente Próximo han sido descubiertas y excavadas. Todas, salvo Tartessos, de la que, a pesar de los esfuerzos realizados por el Estado español durante décadas, no ha aparecido ni rastro. Ante este misterio Carlos Campo analiza el tema y sugiere que la ciudad de Tartessos podría en realidad ser Tortosa.
Todas las ciudades importantes conocidas de los alrededores del año 1000 a. C (edad del bronce) del Mediterráneo y de Oriente Próximo han sido descubiertas y excavadas. Todas, salvo Tartessos, de la que, a pesar de los esfuerzos realizados por el Estado español durante décadas, no ha aparecido ni rastro.
Tartessos era una ciudad rica y poderosa, que aparece mencionada en la Biblia. Era, en tiempos del rey Salomón, un riquísimo emporio, objetivo de los navegantes fenicios, que ya florecía a finales del segundo milenio aC. La historiografía sitúa esta ciudad en algún lugar del delta del Guadalquivir, en la Andalucía occidental, en una zona que iría desde la ciudad de Sevilla hasta el Atlántico. Es en este lugar donde se ha buscado, sin éxito, algún testigo de esta ciudad, destruida por los cartagineses los alrededores del 600 aC. porque se había convertido en una competidora comercial demasiado molesta. Tantos años de búsqueda estéril nos hacen plantear si ha sido, realmente, buscando en el lugar correcto? En este artículo propondremos una alternativa sobre la localización de Tartessos. De entrada, hay que tener presente un hecho importante: si aquella época es conocida como Edad del Bronce es, precisamente, para remarcar la importancia que entonces tenía esta aleación para el desarrollo de aquellas civilizaciones. El cobre, metal básico de la aleación, hacía muchos siglos que se sabía trabajar. Sin embargo, por sí solo es demasiado duro de tratar, es blando, pesa mucho y se oxida con relativa rapidez. Estos inconvenientes se solucionan haciendo una aleación del 90% de cobre y un 10% de estaño, lo que conocemos como bronce. A pesar de que los problemas del peso se corrigen sólo muy ligeramente, el resultado es un producto metálico mucho más fácil de trabajar, mucho más tratable, mucho más resistente a romperse o agrietarse y que no se oxida. Con el bronce se hacían todas las herramientas tanto las del campo como las de los diferentes oficios. Tenía, sin embargo, una aplicación mucho más importante desde el punto de vista social, y sobre todo, político. Con el bronce se hacía todo tipo de armamento: espadas, lanzas, los cascos, armaduras, etc. Para equipar un ejército era imprescindible tener bronce. Sin bronce ningún rey, príncipe o gobernante no podía disponer de una fuerza militar ni defensiva ni ofensiva y quedaba totalmente a merced del primero que quisiera atacar. El cobre era un metal relativamente abundante, bastante distribuido al que tenían acceso con relativa facilidad las civilizaciones de la época.
No pasaba lo mismo con el lago, ya que si bien había algunas minas en la zona de Oriente Próximo y quizás en otros lugares del Mediterráneo, su producción era escasa, lo que hacía que el lago fuera un metal raro y caro. Había que ir a buscar en la India, desde donde llegaba de forma muy escasa o en las islas Británicas, que eran la fuente principal y, casi siempre, única . Sin estaño, pues, no había bronce, y si no había bronce, tampoco había ejército, ni agricultura ni muchas otras actividades económicas. Esto convirtió el lago, durante aquellos siglos, en lo que hoy llamamos material estratégico, es decir, un material el suministro del que no podía fallar de ninguna manera. Por lo tanto, reyes, príncipes y gobernantes estaban dispuestos a pagar bien por este metal vital. Quien conseguía comerciar con ellas convertía alguien importante, rico, y poderoso. Así lo captar los fenicios, que comenzaron, muy pronto (alrededor del año 1000 a. C), su expansión hacia el Mediterráneo suroccidental, y que, desde su base de Cartago, controlaban el único acceso marítimo del Mediterráneo al Atlántico: el Estrecho de Gibraltar, entonces llamado las Columnas de Hércules. Desde el siglo VII aC, todas las antiguas colonias y factorías fenicias del Mediterráneo occidental pasaron a ser controladas por los cartagineses o púnicos, que también eran fenicios, en concreto los pobladores de una antigua colonia situada en la actual costa de Túnez llamada Cartago. A púnicos, les salió a continuación un competidor que siglos atrás había sido socio comercial, una auténtica piedra en el zapato: Tartessos. Se trataba de una ciudad íbera muy poderosa que también vio el negocio y lo empezó a practicar. Como reacción, los púnicos bloquearon el estrecho de Gibraltar, impidiendo que ninguna otra embarcación que no fuera de su nación pasara . Una poderosa marina de guerra y el hecho de que el estrecho sólo tiene unos 14 kilómetros de ancho se facilitarles el trabajo. Si alguna nave no púnica intentaba pasar no se tenía ningún tipo de piedad ni con ella ni con su tripulación. Los tartèssics, sin embargo, lograron burlar el bloqueo desembarcando del lago en algún lugar atlántico de la Península, dicen que el estuario del Tajo. Río arriba, o quizás desde el mismo estuario, lo hacían llegar por tierra hasta Tartessos y, desde allí, a una colonia griega llamada Mainake (la actual Vélez-Málaga, no debe confundirse con la colonia púnica Malaka , el actual Málaga) situada ya en el Mediterráneo, más o menos en la costa del oeste de la actual provincia de Málaga. Salvarse del bloqueo implicaba, además, la colaboración de los griegos, ya que la flota tartèssica estaría bloqueada y no podría acceder al Mediterráneo oriental, que era donde estaban los clientes. Recordemos que la historiografía sitúa Tartessos en la zona del delta del Guadalquivir, por lo que el único acceso que tendría al mar sería el Atlántico, al oeste de las Columnas de Hércules. Para llegar al lago a su destino final, desde la costa malagueña, los tartèssics debían contar, necesariamente, con la colaboración indispensable de los griegos y sus barcos. Esta teoría no explica, sin embargo, como lo hacían los tartèssics para atravesar tan extensos territorios poblados por belicosas naciones celtas como los lusitanos, los carpetano o los vetones, entre otros, con una mercancía tan preciada y golosa como era el lago. Posiblemente, no lo sabemos, pagaran por no tener problemas. Tampoco explica cómo los púnicos permitían que, en una zona que ellos dominaban a todas luces y ante sus narices, los griegos fundaran y mantuvieran una colonia que, además, estaba destinada a hacerles la pascua en el negocio del estanque. Es verosímil pensar que, para la poderosa flota púnica habría sido relativamente fácil bloquear el puerto de Mainake. Sea como fuere, los tartèssics les iba bastante bien como para que los púnicos se sintieran perjudicados y obligados a buscar una solución militar al problema. Así pues, primero, conquistaron tres islas que, según las crónicas que nos han llegado "eran ante Tartessos" y estaban bajo su dominio o, al menos, bajo su protección. De este modo, intentaron presionar a la potencia rival. Según la historiografía serían tres islas del delta del Guadalquivir, que permitirían bloquear totalmente la ciudad enemiga, lo que no consiguieron. Esta teoría, desde mi punto de vista, presenta dos problemas. De entrada, no habría sido más fácil y definitivo destruir la colonia griega de Mainake, impidiendo así que los griegos ayudaran Tartessos. Por otra parte, es razonable pensar que los púnicos mantuvieran militarmente tres islotes de aluviones, con tierras limosas y fangosas en que es muy difícil construir grandes obras de ningún tipo por la imposibilidad de hacer los cimientos necesarios, sometidos, además, a sufrir inundaciones en caso de crecida del río. Todo ello, sin contar los problemas de suministro, tanto de hombres como de alimentos y otros artículos necesarios, para mantener una guarnición bastante poderosa para defenderse en caso de un más que probable intento de contraataque de los tartèssics. La toma militar de estos islotes no tiene, a nuestro entender, mucho sentido. En cualquier caso, la presión explicada no terminó de hacer el efecto deseado y la paciencia de los púnicos se acabó. De modo que, hacia el 500 aC, atacaron militarmente Tartessos. Se ha calculado que fue entre los años 530 y 480 aC, aunque la primera fecha es la más probable. Los púnicos ganaron la guerra y destruyeron la ciudad y, desde entonces, el rastro de Tartessos y su civilización ha desaparecido.
Dónde estaba Tartessos?
Se sabe que era una ciudad y una civilización íbera, junto a un río navegable llamado Iberus. Los esfuerzos que hacen los etimologistas para deducir que Betis, el nombre que en la época romana se daba en el Guadalquivir, viene de Iberus son bastante penosos y, pese a los numerosos equilibrios que intentan, no hay ningún razonamiento que justifique esta evolución del nombre. El río, sin embargo, también era conocido con el mismo nombre de la ciudad: Tartessos.
El río, sin embargo, venía de la Hispania céltica (1). Aristóteles explica que el río Tartessos nacía en los Pirineos "de los Pirineos bajan el Istres y el Tartessos, estos más allá de las columnas de Hércules". En efecto, el Ebro nace en la cordillera Cantábrica, más allá del estrecho de Gibraltar (2).
A veces se ha discutido si el Ebro es afluente del Segre o al revés. Hoy aceptamos esta última opción. En efecto, el Ebro nace en lo que entonces era la Hispania céltica y el Segre nace en los Pirineos.
Así pues, el único río navegable de la Península Ibérica que reúna todas estas características es el río Ebro, de ninguna manera el Guadalquivir.
Por otro lado, el pueblo íbero vecino de Tartessos eran los cempsos, que vivían al pie de los Pirineos (3), lo imposible si Tartessos fuera el delta del Guadalquivir.
Tartessos era el Mar Ligur (4), que es aquella parte del Mediterráneo que hay entre Provenza, Languedoc, el Principado de Cataluña y Baleares. Nunca se ha llamado así el mar que baña la costa de la Andalucía Occidental.
Hubo un rey mítico de Tartessos llamado Theron o Geron, aquel a quien Hércules robó las vacas. Probablemente, la longevidad excesiva de Geron nos hace pensar que, más que de un solo rey, se trataría de una dinastía. Bueno, fuera como fuera, fuentes romanes describen este rey como rex Hispaniae Citerior (5). Recordemos que la Hispania Citerior era la Tarraconense, y comprendía, más o menos, la mitad noreste de la Península Ibérica: los actuales Países Catalanes, Aragón, la región de Murcia, y todo el valle del Ebro hasta el Cantábrico. En el Mediterráneo, el límite estaba en algún punto entre las costas de las actuales provincias españolas de Murcia y Almería. El resto de la Península Ibérica era conocida con el nombre de Hispania Ulterior , que comprendía la Andalucía actual donde la historiografía sitúa Tartessos.
He m hablado antes de los esfuerzos de los púnicos para desmpallegar de un competidor tan molesto como era Tartessos. Como parte de su estrategia, recordemos, conquistaron tres islas que había delante de la ciudad. Explica el autor romano Servio, en su escolio a la Eneida de Virgilio que " Geryones rex escapado Hispaniae, quien ideo trimembris fingitur jerarquía tribus insulso proefuit, quoe adiacent Hispaniae: Balearicae mayoritaria te minore te Ebusso ", es decir:" Gerión fue un rey de Hispania que se representa con tres cuerpos, porque mandar sobre tres islas: Mallorca, Menorca e Ibiza "(6).
Pues bien, sabemos que los púnicos invadieron Ibiza el 654 aC, unos 150 años antes de la destrucción de Tartessos. Probablemente, tomaron el control de todas las Baleares, aunque no ocuparon directamente Mallorca y Menorca y, sí, en cambio, Ibiza, lo que no tenía sentido, si no era para usarlas como base de operaciones para presionar a los tartèssics y para evitar, al mismo tiempo, que éstos las usaran como centro de aprovisionamiento en apoyo de su flota. Es una explicación mucho más plausible que la conquista de tres islotes de la desembocadura del Guadalquivir.
De todo lo dicho hasta ahora se deduce que Tartessos no podía estar situada en la desembocadura del Guadalquivir. Hay que buscar, por tanto, una localización alternativa más acorde con la información que se desprende de las fuentes. ¿Qué ciudad conocemos, situada cerca de la desembocadura de un gran río navegable de nombre Iberus que naciera cerca del Atlántico y atravesara el país de los celtas y por el que se pudiera bajar el lago británico con relativa facilidad? ¿Qué ciudad conocemos que tenga ... tres islas con suficiente entidad para ser colonizadas por los púnicos no muy lejos, y que además tuviera como vecino un pueblo situado al pie de los Pirineos?
Seguramente, a todos nos viene a la mente un nombre: Tortosa que, dicho sea de paso, presenta una sorprendente similitud fonética con Tartessos. Y no somos los primeros en decirlo. En 1849, el teólogo alemán Redslob ya formuló esta hipótesis (7).
Cabe recordar que , en época romana, Tortosa era puerto de mar, que en la Edad Media consta perfectamente documentada la existencia del puerto de Tortosa y que esta ciudad, que se ha alejado del mar en una época relativamente reciente, tuvo comandancia de Marina hasta hace bien poco.
Se decía que el estanque bañaba las paredes de Tartessos , (8). Esto se explica por la burla del bloqueo que los púnicos hacían a las Columnas de Hércules utilizando el río Ebro, que con balsas es navegable poco después de su nacimiento. Esta navegación es perfectamente factible. Antoni Rubió i Lluch describe como una parte de la Compañía Navarra que fue a Albania a luchar por unos derechos que tenía el niño de Navarra Luis de Evreux, hijo de Felipe III de Navarra y hermano de Carlos II. Nada menos que un ejército de 400 hombres bajó río abajo, desde Tudela hasta Tortosa (9).
Además, la distancia hasta el Atlántico es bastante corta, y unos pocos pactos con algunos caudillos cántabros o vascones habrían sido suficientes para llevar, sin obstáculos, el preciado metal hasta el Mediterráneo y, de allí, hacia los mercados del Mediterráneo oriental, y todo con la más que probable colaboración de los griegos.
V a ser cuando los púnicos comenzaron a presionar Tartessos y atacaron las Baleares, aunque ocupando Ibiza, que los griegos, aliados de los tartèssics, comenzaron a fundar sus colonias del norte de la Península Ibérica. Al ser destruida Tartessos, los griegos se encontraron sin ningún apoyo en la Península y tuvieron que utilizar sus nuevos asentamientos para poder mantener las relaciones comerciales en esta parte del Mediterráneo una vez desaparecidos sus colaboradores.
De donde v e la confusión?
Sin embargo, si los razonamientos expuestos hasta ahora parecen tan contundentes en contra de la tesis de la localización andaluza, como es posible que haya tanta unanimidad en la historiografía oficial a la hora de situar Tartessos en el delta del Guadalquivir?
Sin duda, el error nace del hecho de que una parte de los historiadores, cronistas y geógrafos de la época clásica grecorromana, que siguiendo a unos a otros, confundieron Tartessos con Gades (la actual Cádiz). Veces era una colonia púnica, estratégicamente situada para vigilar la ruta atlántica del lago. Las luchas entre púnicos y tartèssics ayudaron a extender la confusión que cometieron, por ejemplo, autores de gran prestigio como Herodoto, Aristófanes, éforos y Platón (10), entre otros, y que se generalizó entre los estudiosos posteriores. Así lo confirma el experto en Tartessos, el alemán Adolf Schulten.
Así pues, cuando describían el entorno donde, según ellos, se ubicaba Tartessos lo que hacían era describir el entorno de Gades y, por consiguiente, lo que describían era el delta del Guadalquivir y, así, el error se fue autoalimentado.
Cuando los primeros estudiosos se n hablar de Tartessos, ésta ya hacía siglos que había desaparecido. Estaba el recuerdo que era 'cerca del Océano', o 'cerca de las Columnas de Hércules'. Claro que, desde Grecia, Fenicia (el actual Líbano) o Egipto, Tartessos, situada en la desembocadura del Ebro, queda relativamente cerca, desde su punto de vista, del Océano Atlántico. Es como si desde el Mediterráneo dijéramos que Hamburgo está cerca del Báltico, lo cierto desde nuestro punto de vista geográfico, pero que le puede sonar extraño a un hamburgués porque desde esta ciudad todavía hay un buen trecho hasta el Báltico, como hay un buen trecho desde Tortosa hasta el Atlántico.
El hecho de que el río Tinto fuera llamado Hiberos en época romana, a partir del comentario introducido por Rufius Festo Avienus en su Ora Marítima, ha alimentado la confusión (11). Pero el único río navegable de Andalucía es el Guadalquivir, entonces llamado Betis. Y derivarse Betis de Iberus es una auténtica misión imposible.
Los cronistas de época clásica grecorromana explican que los iberos eran malos navegantes. Pero, claro, cuando ellos escribían ya hacía un buen puñado de años que los púnicos habían destruido Tartessos y, con su completa destrucción habría desaparecido, también, cualquier recuerdo sobre las aptitudes de sus pobladores. De modo que no podían saber nada sobre una posible marina de los íberos tartèssics. Sin embargo, la Biblia y documentos de origen egipcio hablan de la flota de Tartessos, por lo que cabe suponer que aquellos íberos tenían una flota y que, por tanto, poco o mucho, sabían navegar. A tal efecto hay que considerar también el hecho de que la tribu íbera de los Sicana se colonizó Sicilia, circunstancia que sólo podría haberse llevado a cabo a partir del conocimiento del arte de la navegación. (12)
Otra consecuencia de la incorrecta ubicación de la ciudad de Tartessos en el delta del Guadalquivir ha sido el hecho de considerar que los turdetanos, nación que se ubicaba en aquellos tiempos en Andalucía oriental, también eran íberos. Si Tartessos y su entorno era íbero, los turdetanos, que eran el pueblo vecino, debían ser íberos: los iberos del sur. Pero los únicos íberos de verdad han sido siempre los que algunos llaman incorrectamente iberos del norte, como los que vivían en Tartessos, donde ahora está Tortosa, en el corazón de la nación ibera, nuestros antepasados.
http://www.inh.cat/articles/La-localitz ... s-Tortosa-