RELATOS DE TERROR

El manicomio explayero
Humor, offtopics, redes sociales y noticias cientificas.

RELATOS DE TERROR

Notapor Okssana » 11 Feb 2013, 23:05

Abrimos este hilo en base al concurso del mes de Enero/2013 y que ha tenido una buena acogido entre los foristas de Expláyate. A petición suya, de los propios concursantes, dejamos fijos los relatos del concurso y os damos la oportunidad de dar rienda suelta a vuestra imaginación para poder seguir escribiendo en él nuevos relatos, cuando las musas os acompañen.
Okssana
 

Re: RELATOS DE TERROR

Notapor Okssana » 11 Feb 2013, 23:06

mundo amarillo escribió:EL SEÑOR AMADO DE LA LUNA
Existe un mito que cuentan los habitantes de un pequeño pueblo llamado la sombra de Catalina, de no más de 80 habitantes censados, situado en las faldas de la montaña de la imaginación, perteneciente a una pequeña provincia llamada Alma… y sigue diciendo: que entre sus vecinos existía un hombre, llamado Torcuato que era capaz de tocar la luna.
Torcuato era un hombre, de unos 40 años de edad, poco hablador, de aspecto interesante, de ojos negros, con barba descuidada, con la particularidad de que el día que Torcuato, consultaba el mapa lunar y siempre cayese en viernes y luna llena, de su cerrada barba, salía un mechón de pelo blanco, con la increíble longitud de 1m de largo, de la pupila de su ojo derecho, se derramaba una especie de gelatinosa y pringosa sustancia negra que a forma de supuración no paraba de salir por el lagrimar de su ojo. Por ello, Torcuato no se atrevía por miedo y vergüenza a salir a realizar sus qué hacer diarios; ese día su rebaño de ovejas, no pastaban por los angostos campos de los pueblos de alrededor, puesto pensaba le colgarían de la rama más alta del Cataño del centro del pueblo, que contaba con una antigüedad de 720 años, acusándosele de brujo. Nunca jamás, se enamoró, ninguna de las bellas mujeres de su pueblo. Interiormente Torcuato sufría,
¡ Estoy condenado en vida!, decía Torcuato frente a la luna
¿Qué he hecho Yo para merecerme esto?, ¿Por qué estrellas brillantes, no poseéis la fórmula para quitarme este hechizo?.
¡No puedo cesar en salir a tocar la luna llena y en viernes!, ¿por qué, por Dios…?
Una noche un vecino, muy atento y curioso escuchó de boca de lo más viejos del pueblo, este fenómeno y quiso presenciarlo. Se escondió, detrás de un árbol de tronco rugoso y muy ancho, inexplicablemente sin ramas, sólo tenía miles de hojas negras y ásperas alrededor de sus ramas. Desprendía una dulce fragancia olor a “dama de noche”, su olor, atraían a las estrellas,para que fueran testigos de lo que allí iba a suceder la “magía- lunar” de Torcuato.
…Llegada la madrugada del viernes y de luna llena, el curioso vecino, observó la imagen de Torcuato, quedó perplejo, atónito, no daba crédito a lo que veía.
¡ Cierto…!, Torcuato presentaba el mechón de pelo blanco y tremendamente largo, el cual, el mismo se lo echaba en la espalda, al objeto de no pisárselo. Su ojo derecho era horroroso, derramaba la sustancia gelatinosa, amarillenta, sin cesar, manchando las pistas forestales por donde caminaba, naciendo plantas negras carnívoras, las cuales, no paraban de crecer hasta el amanecer, hasta que llegaba a la montaña de la imaginación, donde una vez en su cima, sucedía el fenómeno… La luna, elegante, luciendo sus mejores galas, vestido plateado, sonrisa de niña y alma gitana….,bajaba lentamente al compás le marcaban las estrellas, se dejaba acariciar por Torcuato, la luna prendía en candela de plata, se disolvía y acurrucaba con su amado Torcuato.
Saltaban chispas y del humo salía Torcuato “un bello Principe”….Desde entonces el curiosol vecino, NUNCA JAMAS, volvió a dormir, porque tenía miedo a soñar y morir de la pesadilla.
Okssana
 

Re: RELATOS DE TERROR

Notapor Okssana » 11 Feb 2013, 23:21

Sunay escribió:
*******

Abrí los ojos en mitad de la noche. Tendido en el colchón, contemplé inmóvil el techo de mi habitación. Revolví mi corto y duro cabello azabache. Aquella sensación se había apoderado de mí, nuevamente. El suelo, frío al contacto con mis pies, se encargó de despejar mi mente al dar los primeros pasos en dirección al cuarto de baño.

El pasillo, a oscuras, daba paso al comedor, débilmente iluminado por la luz que se filtraba por los agujeros de las persianas. Y pese a aquella atenazante sensación que me oprimía el pecho, un vistazo rápido me indicó que todo estaba en orden… ¿Todo?

Reparé en ello, confuso, apenas si se apreciaba en la penumbra, y parecía del todo surrealista.
Mi teléfono fijo estaba en el frío suelo. Desconectado de su roseta, y a cierta distancia de su lugar habitual en el mueble del comedor. Lo recogí, y ya que no solía recibir mas que llamadas promocionales, resolví no conectarlo hasta el día siguiente, dejándolo en mi sillón de cuero predilecto.

Me sentía cansado, muy cansado. Aquella sensación de congoja, de nervios, me succionaba cada ápice de la energía vital . La luz fluorescente del baño, de un matiz azulado, iluminaba la pequeña estancia. El agua corría por el lavabo, fría, lo cual me ayudó a despejar mi mente, cuando mojé mi rostro. Me sequé y levanté la vista para contemplar mi reflejo.
“¡Qué guapo soy joder!” Recuerdo que miré mi rostro unos segundos, congratulándome de la harmonía de mis proporciones. Un rápido movimiento, más silencioso que el vuelo de una lechuza, puso fin a mi narcisismo nocturno. Acto seguido un golpe seco, como si algo hubiese caído a mi piso de gres, resonó en la noche, aumentando mi congoja y nerviosismo.

Los apliques del comedor iluminaron la estancia, ordenada, salvo por un pequeño detalle: El teléfono había tornado al suelo, esta vez, a los pies de mi sillón.
¿Lo habría colocado mal? Obviamente estaba nervioso. Desde el preciso momento en el cual desperté, la tensión recorría mi cuerpo. Cómo un veneno que recorre los vasos sanguíneos causando dolor; la tensión torturó cada fibra de mi ser desde que desperté esa noche. Plausible era, pues, que hubiese colocado mal el teléfono.
Una vez ordenado, mis dedos se dispusieron a apagar los apliques del comedor, estaba cansado, deseaba conciliar el sueño. La oscuridad inundó el comedor nuevamente, y al cabo de unos segundos… una suave risa, femenina, aguda, traviesa, y sobre todo, inquietante, inundó durante unos segundos mi comedor, al cual yo, en ese momento, daba espalda.

Corrí a la puerta de casa, pero la puerta no se abría. Carcajadas ¿Cercanas? ¿Lejanas? Comenzaron a caer objetos al suelo, de uno en uno. Aquello era demasiado. Atrapado en mi pesadilla me precipité hacia a mi cama; al encuentro del primer refugio que todo ser humano conoce, sus sábanas. Bajo ellas, oculto, podía contar el número de enseres que se estrellaban en el suelo. Cada vez más y más cerca de mi alcoba. La puerta del pasillo golpeó la pared. La luz del pasillo cayó al suelo y la única puerta que me separaba del horror, la de mi cuarto, se estrelló contra la pared. Lloré. Y mi llanto avivó las carcajadas un instante. Instante en el que sentí un beso y me dormí.

Al despertar me encontré mi casa en perfecto estado, salvo por un extraño detalle en el comedor, mi teléfono fijo yacía destrozado en mil partes por el suelo.
Okssana
 

Re: RELATOS DE TERROR

Notapor Okssana » 11 Feb 2013, 23:22

Blackneis escribió:Las visiones de Jacqueline

Jacqueline se intentaba calmar después de lo ocurrido en las últimas semanas. Al principio pensó que sería su propia imaginación pero las revelaciones de las últimas 24 horas lo había cambiado todo. Rodeaba con sus brazos sus rodillas todavía temblorosas en el sofá sabiendo que esa noche no dormiría tranquila. Que quizás esas sombras, esos susurros a veces lamentos en ocasiones risas podían ser reales y no simple ruidos procedentes de la calle como antes pensaba. Jacqueline se volvió acomodar, esta vez totalmente tumbada tapada con una pequeña mantita de ositos que apenas le llegaba a cubrir todas sus extremidades. ¿Qué le iba a decir a su madre cuando llamara? que pensaba que la casa que había alquilado para asistir a la universidad estaba encantada, que pensaba que algo le cambiaba las cosas de lugar mientras ella no estaba, que alguien le encendía las luces, o que a veces se levantaba pensando que la estaban llamando ¡¡y esas sombras¡¡ al principio pensó en coincidencias e imaginaciones.

Ahora ya no estaba tan segura, desde que escucho a Susana decir lo de esa chica, esa joven que había vivido en esa misma casa donde ahora habitaba ella. Esa joven que a la vez compartía casa con otra muchacha, y un día como cualquier otro decidió quitarse la vida saltando desde su ventana. No debió haber mirado su foto en el anuario pensó Jacqueline, ahora la imaginaba en su mente saltando una y otra vez por esa ventana o remangada sangrando con unas cuchillas en sus manos en un falso intento. ¿Y si las sombras eran ella? ¿y si eran de aquella misma chica suicida que había vuelto? Jacqueline se acurruco un poco más.

Ya estaba anocheciendo cuando el tono del skype comenzó a sonar, su madre la estaba llamando. Jacqueline se levanto, encendió la luz y se fue hacia la mesa. Transcurridos los 10 minutos conectada todavía no había podido sacar el tema. Veía a su madre hablando tan normal. ¿cómo se lo tomaría cuando se lo dijera ¿le parecería una locura?

-Escucha mama tengo que contarte algo-. La visión y el sonido del skype fallo y se hizo borrosa durante unos segundos según iba hablando.
-¿Qué?, lo siento no te escucho bien- dijo su madre mientras la visión se volvía a normalizar.
-¿Ahora me escuchas?
-Si- respondió afirmativamente su progenitora.
-Tengo que decirte una cosa, se apresuro a decir Jacqueline.
-Si dime.
-Mama escúchame, creo que la casa esta.....- Jacqueline no llego acabar la frase, le había parecido sentir algo gélido tocarle la espalda, se levanto súbitamente mirando atrás asustada esperando encontrar algo pero allí no había nada, cuando volvió la vista al skype la visión de su madre había desaparecido, solo pudo apreciar un pequeño murmullo de ella diciendo:

-¿Jacqueline quien ese esa chica que está contigo?- y después todo sonido se extinguió, y el portátil se apago junto con el resto de luces de la habitación.

Jacqueline se sobresalto y se revolvió bruscamente mirando de lado a lado el cuarto buscando algún indicio alguna señal de lo que fuera. Sabía perfectamente que no podía haber nadie junto a ella. Corriendo fue a encender los interruptores pero ninguno fue capaz de dar la luz. Agitada pero con valor fue al armario a buscar unas velas y cuando las prendió volvió a fijar su mirada por todo el cuarto. Decidida a llegar hasta el final fue avanzando por el piso. A la luz tenue que les ofrecía las velas fue recorriendo lentamente varias habitaciones hasta llegar al dormitorio principal. Ahí le esperaba las ventanas abiertas en par en par, unas cortinas moviéndose al compas del viento, y la silueta de una joven de cabello largo y oscuro mirando al exterior. La aparición advirtió su presencia y giro su cara hacia Jacqueline.

Está aterrorizada vio como la figura translucida y sin pies se fue deslizando suavemente hacia ella. Paralizada por el terror o por alguna otra cosa la muchacha no pudo mover ni un solo musculo ni proferir sonido alguno, solo abrir los ojos y esperar su llegada. A punto de desmayarse Jacqueline miro y se estremeció al ver los ojos de esa extraña figura, oscuros como la noche, mas allá de las pupilas y la iris, y extendiéndose por todo el globo ocular. La figura fantasmal a escasos centímetros de ella decidió alargar su fina y blanquecina mano hasta alcanzarle la muñeca. El frio que sintió se noto mas allá de todos sus huesos, ya apunto de desvanecerse pudo escuchar a la difunta chica del anuario decir:

-¿Alba, eres tú? ¿has venido a verme? - pronuncio el espectro.

De improviso Jacqueline recupero su voz , y emitió un sonoro y agudo grito de espanto, y con ese mismo grito despertó de su sueño, justo donde se había quedado dormida, en el sofá junto con su mantita. Sintiendo un enorme aire helado correr por la habitación y con la sensación de que solo unos segundos después de haber abierto los ojos podía haber divisado una silueta abandonando el comedor, juro que ese mismo fin de semana se mudaba de esa casa.
Okssana
 

Re: RELATOS DE TERROR

Notapor Okssana » 11 Feb 2013, 23:25

Sherezade_X escribió:El Libro

No creía que tardase mucho ya en ser aceptada en el mundo de los adultos, en cierto modo estaba cansada de la sobreprotección, de no poder ver películas que no eran consideradas aptas para niños, de tener que irse a la cama a las 10 la noche, de tener que andar captando palabras y expresiones entre cuchicheos que se hacían volviendo la cabeza para que no pudiese leer los labios.

¿Dónde estaba el problema?, tenía ya 13 años y sabía (en el cole se habían esmerado ya hacía un par de años), lo que era el sexo y la reproducción, le habían explicado lo que eran las drogas y sus perniciosos efectos sobre el cuerpo, las noticias estaban llenas cada día de violentas muertes y de miles de guerras que dejaban cuerpos sobre el asfalto de muchas ciudades, incluso en los dibujos animados encontraba vestigios de ese mundo adulto vetado camuflados entre imágenes que ya le empezaban a parecer más propias de su hermana, 7 años menor que ella.

Aquel día en la biblioteca decidió darse una vuelta por la sección de adolescentes, la oferta de libros era variada, de todo tipo de temática de aventuras, de ciencia, de filosofía y, por supuesto, de ficción.

Se fijó en el dibujo de la tapa de aquel libro en concreto, era un dibujo oscuro, su tema principal era un hombre con sombrero de ala ancha, abrigo gris, pantalones negros, y un maletín negro sujeto en una de sus manos. Su figura estaba tenuemente iluminada por una farola de una calle cualquiera y le hacía resaltar en la lúgubre barriada oscura por la que parecía caminar. Su título “El Exorcista”.

Leyó la sinopsis y le pareció interesante, intrigante. Era cierto que había oído hablar del diablo, habiendo recibido educación cristiana había oído hablar múltiples veces de las tentaciones, del infierno, de los pecados, y un largo sinfín de epítetos que reverenciaban todo lo que aquel ser podía causar en la naturaleza humana, pero nunca había oído hablar de que aquel ser pudiese meterse en el cuerpo de una persona, una niña como ella en aquel caso, y poseerla hasta hacer que un cura tuviese que sacarle de su cuerpo.

Creía que este podía ser el tipo de reto que la empezase a introducir en el mundo de los adultos, una de esas cosas de las que los adultos cuchicheaban a sus espaldas y de la que no la dejaban ser partícipe, pensó que, quizá, si pudiese hablar con ellos de temas así finalmente se darían cuenta de que aquella niña estaba dejando de serlo. Se preguntó si sus padres tendrían problemas en aceptar aquella lectura, no veía por qué, después de todo sus treces años y la mucha educación católica tendrían que pesar para ellos, no podían hacer de ella una niña eternamente. Sí, decidió, se lo llevaría a casa e, inicialmente, lo ocultaría, cuando lo hubiese leído ó, al menos, leído lo suficiente, hablaría de ello con sus padres.

Durante los siguientes días se despedía de sus padres y hermana, tras los deberes y la cena, con el beso de rigor, más temprano de lo habitual y alegando que estaba cansada. Esperaba a que la casa quedase en silencio tras marcharse sus padres a la cama y encendía la tenue luz de la lámpara de la mesilla de noche. Se adentraba por las páginas devorándolas hasta que escuchaba las campanadas anunciándola que ya era muy tarde y después se dormía.

Aquella noche guardó el libro en la mesilla de noche miméticamente, como las otras noches, y se durmió.

Sus sueños fueron inquietos, aquel rostro desfigurado descrito, la espuma saliendo por la boca de aquella niña de casi su misma edad, y las prácticas y rituales del cura se mezclaron en sus sueños para dar lugar a un estado de inquietud que no la dejó descansar e hiciese que estuviese muerta de sueño al día siguiente.

Sin embargo, la noche siguiente abrió la mesilla de noche con avidez para recuperarlo pero ¡el libro no estaba!. Hizo memoria, estaba casi segura de que había dejado el libro allí, siempre lo dejaba allí, ¿lo habría encontrado su madre y se lo habría requisado?. Por otro lado, quizá el sueño le jugó una mala pasada, ya no estaba segura; esa noche no era momento para meter ruido y revolver por la habitación, pero se prometió a sí misma buscarlo al día siguiente por si lo había guardado en un lugar distinto. Se durmió pensando qué habría pasado con el libro, y sus sueños volvieron a ser inquietos y llenos de seres de rostros deformes y formas irreconocibles que parecían tener un rictus de dolor y sufrimiento.

La mañana siguiente despertó con los rayos de sol entrando por la ventana, hacía un precioso día de primavera, su madre la metía prisa porque empezaba a hacerse tarde para desayunar y vestirse. Se levantó corriendo poniéndose las zapatillas semi escondidas bajo la cama y sus pies tropezaron con algo que salió lanzado hacia el lado opuesto de la habitación por debajo de la cama. Miró qué sería y vio el libro. Aquello explicaba no haberlo encontrado la noche antes, se le debió de caer al quedarse dormida hacía dos noches y quedó bajo la cama. Volvió a depositarlo en el cajón de la mesilla de noche y salió corriendo a la llamada de su madre.

Después de desayunar procedió a vestirse dándose cuenta de que no era la ropa que le había pedido a su madre ponerse, y su madre era pulcra preparando su ropa, estaba segura de que había visto a su madre preparar la noche antes los vaqueros y el ligero jersey crema, pero el tiempo apremiaba y tenía que vestirse para salir disparada y no llegar tarde al instituto. Se vistió con aquella ropa que la gustaba mucho menos, ya le preguntaría a su madre al regresar.

Aquella noche retomó el libro a hurtadillas, como cada día, esta vez no esperó a escuchar las campanadas que anunciaban que ya era demasiado tarde, cerró el libro cuando el pasaje le comenzó a dar auténtico miedo.

Sus sueños, nuevamente, fueron inquietos y llenos de pesadillas de monstruos deformes.

La necesidad de ir al baño la despertó en mitad de la noche, alargó la mano hacia la mesilla de noche para dar la luz, pero no la encontró, se volvió en la cama para alargar su brazo hacia el otro extremo, quizá había dado muchas vueltas en sueños y había perdido el sentido de la orientación, pero… no la encontró. La luz insuficiente que entraba por las rendijas de la persiana tendrían que ser las que le guiasen hacia la salida de la habitación en dirección al pasillo y, posteriormente, al baño. Caminó hacia la puerta en la semi oscuridad avanzando las manos para tocar lo que encontraba en su camino y no tropezarse, hasta llegar a donde estaba la puerta abierta, pero sus manos tropezaron con una superficie lisa y fría que no sabía lo que era. Tanteó con sus manos para darse cuenta de que se hallaba frente al armario, ¿se había equivocado de dirección nuevamente?. Sintió que el terror comenzaba a apoderarse de ella, intentaba tranquilizarse pero su corazón latía desaforadamente y las manos le temblaban.

Caminó en sentido contrario desandado lo andado y tanteó de nuevo por la pared buscando la puerta de salida, pero nuevamente se encontró con una superficie lisa y fría en la que no había ni rastro de la puerta. El cálido líquido comenzó a deslizarse por sus piernas hasta mojar sus pies y hacer un charco en el suelo, al tiempo que de su garganta exalaba un grito en mitad de la noche: ¡mamaaaaaaaaaa, ayúdame, el díablo ha cambiado los muebles de sitio y no puedo salir de la habitación!. A estas alturas se tropezaba torpemente con todo el mobiliario de la habitación haciendo que el dolor de sus pies y piernas se volviese insoportable.

De repente, sintió que algo sujetaba su brazo y tiraba fuertemente de ella en dirección contraria hacia donde quería huir, sólo se oyó gritar fuertemente intentando zafarse de aquellas garras que la sujetaban y no la dejaban marchar, sintiéndose arrastrada por toda la habitación sin poder hacer nada para liberarse.

La luz se hizo a su alrededor de forma repentina, no sabía dónde estaba, no reconocía lo que tenía delante, sólo escuchaba unas voces lejanas que le decían que se tranquilizase y un dolor en su rostro hizo que comenzase a sollozar y abriese los ojos para ver delante de sí a sus padres y mirar alrededor dándose cuenta de que estaba tumbada en el pasillo de su casa.

Estiró la mano señalando a su habitación e intentó hablar, pero de su boca sólo salían palabras que sus padres no parecían entender.

La llevaron a su habitación y encendieron la luz, todo estaba en orden, su cama, el armario, la mesilla de noche, la lámpara, sus libros escolares…. Y el libro sobre la mesilla de noche.

Aquella noche su madre durmió con ella vigilando su sueño y, al día siguiente su madre tiraba a la basura el libro, después de hablar con ella, y diciéndole que era mejor pagar la multa en la biblioteca y que el libro saliese de la casa de inmediato.
Okssana
 

Re: RELATOS DE TERROR

Notapor Okssana » 11 Feb 2013, 23:27

Tartarín escribió:Carlitos el fantasma

Fascinado por las historias de fantasmas, Carlitos, de seis años, siempre se había imaginado ser uno de ellos. Le gustaba disfrazarse de fantasma, era su juego favorito. Despojaba su cama de las sábanas y, cubierto por una de ellas, salía al pasillo, a asustar a sus padres. Ellos le seguían el juego, con manifestaciones de terror, hasta que le descubrían la sábana y le mandaban de vuelta a la cama.
Una noche, mientras el matrimonio dormía, la puerta del dormitorio se abrió sigilosamente. Un leve haz de luz penetraba de fuera y remarcaba los perfiles del fantasma de pequeña estatura, cubierto con las habituales sábanas de Bob Esponja. Se quedó inmóvil en la puerta de la habitación. La madre entreabrió los ojos y se incorporó en el lecho.
- Carlitos, vete a la cama.
Pero Carlitos no se movía. La sábana ondeaba suavemente, como movida por un inexistente vientecillo. La madre volvió a repetir su orden, no tenía ganas de levantarse. A su voz, se despierta su esposo.
- ¿Qué sucede? –dice él, tratando de fijar la vista en el umbral de la puerta.
- Ya ves, el “fantasma Carlitos”, que viene a darnos las buenas noches.
- Hijo, acuéstate. Es tardísimo. Tu madre y yo tenemos que madrugar mañana.
Pero el fantasma quedaba impertérrito. Así que finalmente la madre se levantó, se puso las zapatillas y se acercó a la sábana en movimiento. Intentó coger la mano de su hijo para conducirlo de nuevo a su cuarto. Pero cuando fue a tocarlo, la sábana cayó al suelo, vacía. Sin rastro de Carlitos por ninguna parte. Inmediatamente la puerta se cierra y queda la habitación a oscuras. El padre se levanta de la cama y enciende la luz.
- ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Carlitos?
La madre coge la sábana con delicadeza y, sentándose en el suelo, la abraza tiernamente. Sus ojos se han humedecido.
- Me temo que Carlitos ha hecho su sueño realidad –dijo la madre con voz trémula-. Se ha convertido en un fantasma.
El padre, perplejo, mira a su esposa con asombro. Ella deja caer la sábana de entre sus manos, mientras las lágrimas ruedan por sus mejillas. Su esposo se dirige a ella. Pero, de pronto, la sábana empieza a elevarse y, con indescriptible delicadeza, enjuga el llanto de la madre. Ella sonríe tristemente, susurrando "Carlitos...".
Okssana
 

Re: RELATOS DE TERROR

Notapor Okssana » 11 Feb 2013, 23:27

navegante escribió:Por los bosques de Galicia, un anciano se daba prisa por volver a su hogar. Allí estaba sus dos nietos. El mayor Andrés, y el pequeño Jaime que dormía en el cuarto.

"Cierra todo Andrés, ventanas persianas". Hazlo rápido

"Que ocurre abuelo".

"Es la Santa compaña, la he visto viene hacia aquí".

Andrés pregunto a su abuelo "¿que es eso de la santa compaña?".

"Es la procesión de los muertos, de las animas, debemos evitar a toda costa que nos vean".

"¿Qué pasa si nos ven?" pregunto curioso el niño.

El abuelo miro fijamente a su nieto, y le dijo. "Si nos ven y vienen a por nosotros y nos atrapan, nos uniremos a la procesión de muertos por toda eternidad".

El nieto hizo gesto afirmativo mientras veía como su abuelo subía escaleras arriba, para asegurar el resto la casa. Acercándose a una de las numerosas ventanas Andrés pudo observar a un grupo de personas avanzando lentamente entre medias del bosque. Entre ese grupo de personas se encontraba su madre.

Después de años sin verla, las ganas de abrazarla le hicieron olvidar las advertencias de su abuelo y abriendo las puertas se lanzo a su encuentro. Llamo a su madre una y otra vez, y al ver que no le hacía caso, se fue acercando tanto, tanto, que en un momento pudo agarrar el vestido de su madre y frenarla. Su madre se freno, al igual que el resto de los acompañantes que miraban al recién llegado que todavía estaba jadeando de la carrera. Si no hubiera estado tan emocionando o tan cansado hubiera escuchado la voz de su abuelo por detrás que le indicaba escapar de ahí o no mírales fijamente.

Años después, después de tanto tiempo la santa compaña volvía a pasar por aquel mismo lugar. Y abuelo y nieto observaban seguros desde la ventana de un segundo piso.

"¿Abuelo esa es mi madre?".

"Sí que lo es".

"¿Y ese de ahí es?"

"Si" dijo tristemente su abuelo, es tu hermano Andrés.
Okssana
 

Re: RELATOS DE TERROR

Notapor Don Dino » 07 Jun 2013, 22:56

Okssana escribió:
navegante escribió:Por los bosques de Galicia, un anciano se daba prisa por volver a su hogar. Allí estaba sus dos nietos. El mayor Andrés, y el pequeño Jaime que dormía en el cuarto.

"Cierra todo Andrés, ventanas persianas". Hazlo rápido

"Que ocurre abuelo".

"Es la Santa compaña, la he visto viene hacia aquí".

Andrés pregunto a su abuelo "¿que es eso de la santa compaña?".

"Es la procesión de los muertos, de las animas, debemos evitar a toda costa que nos vean".

"¿Qué pasa si nos ven?" pregunto curioso el niño.

:arrow:

El abuelo miro fijamente a su nieto, y le dijo. "Si nos ven y vienen a por nosotros y nos atrapan, nos uniremos a la procesión de muertos por toda eternidad".

El nieto hizo gesto afirmativo mientras veía como su abuelo subía escaleras arriba, para asegurar el resto la casa. Acercándose a una de las numerosas ventanas Andrés pudo observar a un grupo de personas avanzando lentamente entre medias del bosque. Entre ese grupo de personas se encontraba su madre.

Después de años sin verla, las ganas de abrazarla le hicieron olvidar las advertencias de su abuelo y abriendo las puertas se lanzo a su encuentro. Llamo a su madre una y otra vez, y al ver que no le hacía caso, se fue acercando tanto, tanto, que en un momento pudo agarrar el vestido de su madre y frenarla. Su madre se freno, al igual que el resto de los acompañantes que miraban al recién llegado que todavía estaba jadeando de la carrera. Si no hubiera estado tan emocionando o tan cansado hubiera escuchado la voz de su abuelo por detrás que le indicaba escapar de ahí o no mírales fijamente.

Años después, después de tanto tiempo la santa compaña volvía a pasar por aquel mismo lugar. Y abuelo y nieto observaban seguros desde la ventana de un segundo piso.

"¿Abuelo esa es mi madre?".

"Sí que lo es".

"¿Y ese de ahí es?"

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Terrorífico y real relato de terror.

Notapor anfert » 25 Oct 2015, 22:56

Aquella mañana,me despertó un tímido rayo de sol,que traspasando mi ventana,me avisaba de algo.
Miré mi reloj de mesita,no funcionaba,no me despertó,le di un golpe ,y lo llamé maldito.
Rapidamente,cogí el móvil,marqué el número del trabajo,para avisar que llegaría tarde.Pero este no hacia
llamada.Será la bateria pensé y también lo llamé maldito.Ya nervioso me vestí,y pasé por el baño,sin poderme
afeitar,pues la afeitadora tampoco funcionó y también la maldije.
Me gusta el café recien hecho,pero esta vez,puse el de ayer al microondas,y los maldije, nada funcionó.
Asi,que vestido,sin afeitar y sin café.Abrí la puerta y salí al rellano,llamé al ascensor,pero cómo no respondío,
lo llamé también maldito.Corrí escaleras abajo,buscando el garaje,abrí el coche y lo puse en marcha.Por fin,
algo que funciona me dije.Pero no,le di al mando para salir y la puerta del garaje no se abrió.Cómo estaba,
casi sin maldiciones,empecé a mirarlo todo de reojo,mientras me dirigia hacia el portal,que por cierto,tuve que abrir con llave,pues el interruptor no funcionaba.Ya en la calle,busqué una solución,y eureka,la hallé en el metro.
Pero fue corto el camino,pues la cola era larga.Impacientes,empezamos a maldecir tanto,que acabamos unos con
otros,con la suerte que sólo quedé yo.A esto,que llegó el tren,yo me subí.Vino el revisor,y un tanto desencajado
me pregunto.¿A dónde va usted?. A trabajar le respondí,y el me contesto:eso mismo,estaba haciendo yo,pero si le digo la verdad,ni se dónde estoy,ni conozco esta parada,y maldita sea añadió.Nos miramos,dejamos de maldecir y ambos sin tener credo,nos pusimos a rezar,a pedir:Dios mio,que el metro nos deje aquí.
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Re: RELATOS DE TERROR

Notapor ChicaRally » 26 Abr 2016, 17:55

Ya nadie publica relatos de terror. e1111
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