Tengo un hijo con autismo

El manicomio explayero
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Re: Tengo un hijo con autismo

Notapor Claumor » 09 Jun 2016, 16:23

YO NACÍ CON UNA DISCAPACIDAD INVISIBLE

Imagínense lo que se siente no saber cómo comunicar tus pensamientos, tus sentimientos o tus ideas. Tener los conceptos corriendo por toda tu cabeza, pero no la habilidad para comunicarlos, imagínense que no pueden hablar o escribir en la forma que los demás lo saben hacer.
Intentar hacer un resumen del libro que te tardaste más de un mes en leer y que la maestra no le entienda nada, que todas las ideas están desorganizadas y que está lleno de faltas de ortografía.
Y después de que le dedicaste más de 4 o 5 horas a la tarea se te olvida en la mesa de la cocina.
Imagínense tener que repetir la mayor parte de los trabajos varias veces por que está sucio, le falta estructura, se te olvidó la fecha o ponerle título y por supuesto que la maestra lo identificara por tu mala letra, o por que era el único que no traía nombre
Mi vida escolar fue muy desagradable: No entendía bien lo que leía, las matemáticas me parecían cuentos de extraterrestres, la maestra de 5° año me pedía que escribiera el número 2543 y yo lo escribía en notación desarrollada.
Odiaba los quebrados, no le encontraba ningún chiste a pasármela cortando pasteles imaginarios en trozos iguales, si lo importante era comérselo ¡y ya!
Nunca pude quedarme sentada, sin moverme ni siquiera un ratito. Mis maestras me decían que si tenía chinches en las pompas o qué qué me pasaba, que ya estaba grandecita para saberme sentar bien y respetar el trabajo de los demás.
Molestaba a los demás con mis ruidos, no los dejaba concentrarse o prestar atención, y como yo nunca había experimentado lo que era eso de concentrarse o prestar atención me preguntaba ¿a quién se la presto?, ¿sería un material escolar que seguramente ya había perdido y que ni cuenta me había dado?
No entendía lo que nos decían los maestros, casi siempre llevaba a la escuela una tarea que no tenía nada que ver con la que mis compañeros hacían.
En las clases soñaba, me fluían mil ideas. Sí estábamos tratando el tema de los ríos entonces mentalmente me ubicaba en alguna historia que me había pasado con anterioridad y de repente cuando regresaba de mi recuerdo ya estaban mis compañeros realizando un ejercicio de matemáticas. Siempre me pregunté ¿Cómo a qué horas cambiaron de actividad?, y ¿Por qué no me avisaron?
Por supuesto que me la pasaba castigada, haciendo páginas y páginas. Repitiendo sin cesar las tablas de multiplicar, para que al día siguiente ... se me olvidaran.
Si, si me distraía hasta con el vuelo de una mosca.
Era muy difícil que me creyeran tantos olvidos, me decían: ¿Qué te pasa?, ¡No eres tonta para lo que quieres!, ¡Sí su quisieras tú podrías lograrlo todo, tu podrías ser la primera de tu clase!, ¡Lo que pasa es que eres una floja, no le echas ganas...Apúrate!
Todavía hoy cuando oigo esas palabras me retumban los oídos. ¡Por supuesto que SÍ quería sacarme buenas calificaciones!, ¡Por supuesto que prefería pasar de año a reprobar!, Me gustaba jugar y no pasármela castigada, pero ¿Realmente sería YO una tonta?, me lo cuestionaba muchas veces, bueno....... y hasta me lo llegué a creer durante muchos, muchos años.
Ahora se preguntarán, ¿Y para qué era buena?
Hacía las mejores travesuras, me encantaba patinar, andar en la bici, treparme a las bardas, construir avalanchas, organizar fiestas, contar chistes y disfrazarme.
Siempre fui la más audaz entre mis compañeros y mis vecinos. Me atrevía a todo, a robarme y a copiar en los exámenes, a retar a los maestros, a participar en los arrancones de coches, todo esto y más, propició que tuviera muchos amigos y amigas, me consideraban "rara", pero les caía bien.
Como me corrieron de 13 colegios por latosa, eso me permitió conocer a muchas personas, me ayudó a ser una persona sociable, dinámica y que contaba con un sinfín de experiencias.
Me facilitó a entender y a no tenerle miedo a los cambios. Volé lejísimos con mi imaginación, era muy creativa y por lo tanto no me aburrí nunca.
Siempre he dormido muy poco, eso me ocasionó muchos problemas con mis padres, pero era el único momento donde yo podía hacer lo que me gustaba: Dibujar, bailar, cantar enfrente del espejo, sentirme artista y soñar con que llegaba una hada y mágicamente acababa con mis problemas escolares. Recuerdo que en esas noches, yo sola en mi cuarto no me sentía juzgada, criticada y sobre todo nadie me decía que estaba perdiendo el tiempo.
Pero... ¿Qué es perder el tiempo?
¿Hacer lo que yo sabía hacer?
¿Hacer actividades que no eran "calificables"?,
¿Eso es perder el tiempo?
Siempre sentí que no le daba gusto a mis maestros ni a mis papás, ellos esperaban más de mí, pero yo no sabía como hacer las cosas para que me salieran como ellos querían.
Poco a poco me di cuenta que YO necesitaba hacer más cosas que los demás: Organizarme, llevar una agenda, aprender a leerla, proponerme oír una clase aunque fueran sólo 10 minutos.
Aprendí a conocerme y a saber que mis períodos de atención eran mejor por la noche. Aprendí que EL NO ENTENDER NO SIGNIFICA SER TONTA, Aprendí que QUERER NO SIGNIFICA PODER, sino que no podía por qué no sabía cómo y que en muchas ocasiones lo que me faltaba era sólo entender las instrucciones.
Ahora que soy adulta, todavía me pasan mil cosas, pero he aprendido también a reírme de ellas, ¡No pasa nada!, lo vuelvo a intentar, y si no sale pues pido ayuda.
Me sigue costando mucho trabajo organizarme, escuchar una instrucción completa, cacharme a mi misma cuando estoy distraída, sigo siendo intolerante e impaciente.
Si, aprendemos de manera distinta, miramos al mundo con otra lupa, pero somos muy inteligentes, muy creativos, perspicaces y sobre todo tenemos una gran capacidad de aprendizaje.
El Trastorno por Déficit de Atención es una INCAPACIDAD INVISIBLE para los demás pero dolorosamente demasiado visible para quienes lo vivimos.
Yo los invito a ver más adentro de cada persona, a entender que querer NO es poder y así dar lo mejor de nosotros para ayudar a ser y hacer mejores personas.

Regina Ferrari de Camacho
Psicóloga Educativa
P R E S I D E N T A
SOCIEDAD MEXICANA DE DÉFICIT DE ATENCIÓN E HIPERACTIVIDAD
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Re: Tengo un hijo con autismo

Notapor mirage » 29 Jun 2016, 20:17

Veo que tu hijo y tu disfrutais mucho, de lo que me alegro.

Lo unico que quiero decirte es que esta practicamente descartado que el autismo sea causado por vacunas. Asi que no tengas miedo, excepto algunas reacciones muy localizadas, las vacunas son siempre un beneficio.

Si no te importa: ¿puedo preguntarte si es autismo o si es otro tipo de pdd?
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Re: Tengo un hijo con autismo

Notapor Claumor » 04 Ago 2016, 22:55

Bienvnido Mirage, eres nuevo por aca?

Me lo diagnoticaron como autismo el de mi viejo, y alguién me comentaba en días pasados que ya todos los trastornos se consieran autismo, iba a investigar eso, no creo

Ya siempre he pensado no son las vacunas...para mi fue antibioticos que tome cuando mi embarazo, demasiados por infecciones urinarias
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Re: Tengo un hijo con autismo

Notapor mirage » 05 Ago 2016, 22:02

Gracias Claumor. Si, soy nuevo, asi que hola e105
Desde luego no pretendo establecer ningun diagnostico para tu viejo. Si me permites una sugerencia no hagas caso a nada de lo que leas por internet, unicamente a lo que te digan los medicos, tus medicos en persona.
Y aunque parezca un contrasentido por mi parte: tu no tienes culpa de nada. No se conoce la causa del autismo ni de ningun otro pdd, pero esta practicamente descartado que sea debido a vacunas o medicamentos o algo similar. Es simplemente algo que ocurre, nadie tiene la culpa.

Un saludo para los dos.
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Re: Tengo un hijo con autismo

Notapor Claumor » 07 Ago 2016, 16:47

Gracias Mirage ¡ es un sentimiento que no me he podido quitar, que algo afecte a mi hijo...pero se que con el cerebro no se saben tantas
cosas
Más estoy tan cerca de Dios, que he aprendido a ver la vida diferente..Alberto me ha ayudado mucho...son tan inteligentes, se dice están en su mundo, pero que muchos ya quisiéramos otro mundo
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Re: Tengo un hijo con autismo

Notapor mirage » 07 Ago 2016, 20:40

Claumor, mi pequeñin tiene ocho meses y esta sano. Pero ese sentimiento que tu dices de responsabilizarnos de lo que le ocurre tambien esta presente. Creo que es algo normal en los padres. El miedo que tenemos a hacer algo mal es natural, pero casi siempre esta infundado.

No me hagas ningun caso sobre esto (solo es internet): normalmente son muy inteligentes. Simplemente tienen dificultades para expresar sus sentimientos, lo que no quiere decir que no los tengan.

Saludos para los dos.
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Re: Tengo un hijo con autismo

Notapor covi » 08 Ago 2016, 21:09

Perdón. perdón no había visto este hilo, no suelo leerlo.
Estimada Clamour, tu viejo ( como tu le llamas ) ya es un hombre, tiene mucha suerte el de tenerte a ti, tu de tenerle a el y a esa estupenda hija. Hace mucho que estas en esta lucha de conocimientos admiro tu tesón ¡ abrazotes para los tres y a tu "mayiyo" saludos !¡ mayiyo !!! que bien suena ! e1119
Psicológicamente, bien gracias !!! ¿y tu ?
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Re: Tengo un hijo con autismo

Notapor Claumor » 13 Ago 2016, 22:48

Hola a los dos¡ Covi a ti te tengo mas a la mano, siempre me da gusto saber de ti, Mirage los hijos son una bendición

Se acaba de bañar mi viejo...el agua la disfruta mucho...mi hija se salió con unos amigos...yo saldré en la noche también, hay que vivir la vida lo mejor que se pueda, divertirse
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Re: Tengo un hijo con autismo

Notapor Claumor » 26 Ago 2016, 19:45

Casos prácticos de educación del carácter

Caso práctico 1
SITUACIÓN:

Natalia tiene 14 años y es muy tímida. Sus padres no saben bien por qué, pero desde muy pequeña es así. Tienen la impresión de que no han conseguido acertar en este punto en su educación, y que incluso ellos mismos han debido tener bastante culpa, pues al verla tan tímida han tendido siempre a protegerla más de lo debido.

Se lo han planteado varias veces en los últimos años, y han probado diversos sistemas que pensaban que podían ser útiles, pero todos han tenido poco éxito. Primero quisieron que hablara e hiciera demostraciones de naturalidad delante de otras personas, o forzarla un poco a hablar en público, pero sólo conseguían pasar todos un mal rato. Luego pensaron en hablar directamente con ella sobre el asunto de su timidez, pero no consiguieron arrancarle ni una palabra en claro. Finalmente, se empeñaron en apuntarla en el grupo de teatro del colegio, para que se soltara un poco, pero ella se negó rotundamente.


OBJETIVO:

Superar la timidez.


MEDIOS:

Fomentar su seguridad personal.


MOTIVACIÓN:

Ganarse más su confianza y potenciar sus puntos fuertes.


HISTORIA:

Los padres de Natalia tuvieron ocasión de comentar sus preocupaciones con un matrimonio amigo con el que coincidieron en la boda de un pariente. Eran unos antiguos conocidos, muy abiertos y con una demostrada experiencia en educación. La conversación fue muy animada, y salieron de allí con algunas ideas prácticas. Primero, no obsesionarse con el asunto. Segundo, descubrir puntos fuertes en su hija y fomentarlos, pero sin hacer cosas raras, pues si ella se sentía observada o tratada como un "caso preocupante", sólo lograrían potenciar su timidez. Y tercero, ganar en confianza con su hija, pues "el hecho de que Natalia hable poco —les había dicho su amiga—, no quiere decir que tenga pocas cosas que decir, sino que ella no encuentra suficiente confianza para decirlas."

"Es verdad —comentaba la madre de vuelta a casa—, ahora lo veo todo bastante claro. El hecho de que Natalia hable poco no quiere decir que tenga la mente en blanco, sino que para expresarse requiere un marco de confianza mayor que el que han necesitado sus hermanos. La solución no está ni en protegerla más ni en hacerle pasar vergüenza, sino en ganarse más su confianza y hacer que se sienta más segura."


RESULTADO:

Procuraron poner en práctica lo que habían quedado. Pensaron que era necesario escuchar más a su hija, pero de forma natural, aprovechando las ocasiones normales de la vida diaria. Se dieron cuenta de que bastaba con poner más interés en lo poco que Natalia solía decir, y hacer preguntas sencillas sobre lo que intuían que ella sabía. Pronto encontraron amplios temas que eran de interés para su hija, y vieron que hablaba de ellos con sorprendente soltura. Descubrieron, por ejemplo, que Natalia sabía mucho de música y de literatura, y sus padres tuvieron el buen sentido de interesarse más por esos temas y pronto empezaron a surgir conversaciones con ella de una duración hasta entonces impensable.

También se dieron cuenta de que Natalia se crecía cuando se le preguntaba ante otras personas sobre esos temas que dominaba bien. Comprendieron algo bastante elemental, pero muy importante y no siempre evidente: para superar la timidez la solución no es exponer a esa persona a que se sienta en ridículo ante los demás —como habían hecho antes algunas veces—, sino más bien facilitar que se sienta segura en presencia de otros, pues así es como se va soltando.

La mejor sorpresa la recibieron unos meses después, cuando Natalia les dijo que quería apuntarse a un nuevo grupo de teatro que se había formado en el colegio. La idea de apuntarse fue una iniciativa suya, en la que se mezclaba su interés por la literatura y su deseo de lanzarse a actuar y hablar en público. Cuando se lo habían propuesto sus padres, la vez anterior, le producía pánico sólo pensar en esa posibilidad, pero ahora lo veía asequible.



Caso práctico 2
SITUACIÓN:

Raúl tiene 15 años y es el pequeño de tres hermanos. Sus padres no saben bien por qué, pero desde hace varios meses muestra una creciente tendencia a criticar a todo el mundo. Demuestra tener una notable agudeza para captar los defectos de los demás, y se siente impulsado a manifestar lo que él considera flagrantes faltas coherencia.

Sus padres procuran decirle que no está bien criticar con tanta dureza a la gente, que debe ser más comprensivo, etc. Ante esas razones, Raúl suele indignarse más aún, y dice cosas como "¿por qué no voy a decirlo si es verdad?", o "me parece una hipocresía callarse lo que uno piensa: si no es verdad, que me lo demuestren".


OBJETIVO:

Reconducir de modo constructivo el sentido crítico.


MEDIOS:

Enseñarle a comprender mejor a los demás, ponerse en su lugar, y saber corregir de modo oportuno, positivo e inteligente.


MOTIVACIÓN:

Favorecer un ambiente familiar en el que todos tengan la tranquilidad de saber que cuando hagan algo mal se lo dirán los demás lealmente y de modo privado, sin criticarle a sus espaldas.


HISTORIA:

Raúl lleva varios días un poco más acelerado de lo normal. Su sentido crítico está en plena efervescencia, y le lleva a una agresividad que produce tensiones fuertes a su alrededor. En su clase le están pagando con la misma moneda, y de los conflictos que produce sale a veces bastante malparado.

Hoy ha llegado a casa malhumorado y hundido. Ha debido pasar algo. Sus padres llevan tiempo preocupados, pero no saben bien qué más decirle. "Estoy pensando —concluía su padre cuando lo comentaba por la noche con su mujer— que tendría que hablar con él con un poco de calma. Veo que siempre hablamos de estas cosas en unas circunstancias negativas, a raíz de escuchar sus críticas y tener que atajarlas. Como he visto que hay estos días una feria de últimas tecnologías multimedia, que a él le encantan, igual que a mí, voy a proponerle que me acompañe, a ver si encontramos después un buen momento para charlar".
RESULTADO:

A Raúl le hizo ilusión el plan. Quedaron en aprovechar el mediodía, que siempre hay menos gente, y después comer allí juntos en plan rápido unas hamburguesas, cosa que a Raúl le gustaba casi más que la informática. Durante el trayecto no pararon de hablar sobre ordenadores. Su padre se esforzó en escuchar. A raíz de los comentarios del chico, salían también sus opiniones sobre otros temas muy diversos, expresados siempre con gran rotundidad.

El tiempo de la visita se pasó en un suspiro y llegó la hora de comer. Su padre pensó que había ya un ambiente adecuado para hablar con más confianza sobre el carácter de su hijo. De todas formas, no le resultaba fácil sacar el tema. Pensó en dejarlo para otra ocasión, pero se dio cuenta de que era por pura pereza: "He quedado con mi mujer en hablar con él de esto —pensaba para sí—; no puedo volverme sin hacerlo".

Sacó por fin el tema, con el mejor tono que supo. Intentó hacer un enfoque positivo. "Mira, Raúl, me gustaría que habláramos en plan serio y constructivo. No quiero ahora recriminarte nada, estate tranquilo. Más bien quiero pedirte ayuda." Raúl le miraba con asombro: "¿De qué se trata? Nunca te había visto con tanto misterio...".

"Se trata —le explicó— de que veo que tienes talento para ver lo que los demás hacemos mal. Y eso es un don con el que puedes ayudarnos mucho, si lo empleas bien. Pero si lo empleas mal puedes hacer sufrir mucho también."

Raúl escuchaba con interés. Era bastante consciente de casi todo lo que le pasaba, pero se veía superado por sus frecuentes sentimientos de rebeldía y de indignación. Solía acabar manifestándolos ásperamente, y luego se pasaba horas dándole vueltas en la cabeza a los motivos por los que él tenía razón. Con frecuencia también le dolían luego las cosas que había llegado a decir en esos momentos de enfado, y se sentía culpable.

Su padre le encontró receptivo, y pudo hablarle con calma de cómo todos tenemos muchos defectos, y que lo mejor era ayudarnos entre todos a superarlos, en vez de recriminárselos unos a otros en los momentos de enfado o indignación, que es cuando todos estamos menos ponderados para hablar y menos receptivos para escuchar. Hablaron de la maravilla de poder actuar con naturalidad, sabiendo que tenemos las espaldas guardadas por los demás, que nos dirán lealmente, a la cara y con cariño, las cosas que hagamos mal.

Hablaron bastante, de manera que tuvieron luego que salir a toda prisa para no llegar tarde al trabajo y a clase respectivamente. Raúl quedó contento, y reconoció que su actitud hipercrítica le estaba dando malos resultados, pues le había alejado de algunos de sus compañeros y ahora tenía que recuperar mucho terreno en sus relaciones de amistad. Sabía que le iba a costar, pero había visto las cosas claras y había llegado a un acuerdo con su padre para hablar de estas cosas con calma al menos una vez cada semana.


Caso práctico 3
SITUACIÓN:

Silvia tiene 16 años y es la mayor de la casa. Tiene un carácter muy vivo. Sus padres están preocupados. Lo han comentado entre ellos muchas veces: "A esta chica le cuesta mucho aceptar la autoridad. Tiene demasiado orgullo. Siempre quiere tener razón."

Piensan que es cosa de la edad, y tienen la esperanza de que se le pase, pero entre tanto les preocupa bastante el mal ejemplo que da a sus hermanos pequeños con los frecuentes conflictos que se organizan en casa por culpa de su mal carácter.


OBJETIVO:

Superar un conflicto de autoridad y obediencia.


MEDIOS:

Pedir consejo a personas experimentadas y ver después cómo abordarlo.


MOTIVACIÓN:

Todos están sufriendo bastante con esos desencuentros, y desean que haya una mejor comunicación en la familia.


HISTORIA:

La madre de Silvia llamó a Mónica, la tutora de su hija. Quedaron en que se acercaría con su marido al colegio para charlar con ella. Nada más comenzar la entrevista, expusieron sus impresiones sobre la situación. Mónica les escuchaba en silencio.

Hablaron con gran viveza, quitándose a veces la palabra entre ellos dos. "Es que Silvia —apuntaba su padre— está en una edad malísima. Como siga así, puede acabar con nosotros." "Sí —apostillaba la madre—, hace dos o tres años era encantadora, pero ahora no hay quien sepa qué quiere ni qué le pasa."

La tutora les dejó hablar. A los veinte minutos ya habían reiterado dos o tres veces las mismas ideas, y ellos mismos se dieron cuenta de que no sabían bien qué más añadir. "Bueno, Mónica —concluyó la madre—, a ver si puedes ayudarnos, que no sabemos ya qué hacer. A Silvia no hay quien la entienda, es que ni nos escucha."

Mónica tenía mucha confianza con ellos y pudo decirles —con gracia y sin ofenderles—, que para resolver el problema lo primero que debían hacer era darse cuenta de que Silvia se parecía mucho a ellos. Silvia era muy segura de sí misma —quizá demasiado—..., como ellos. A Silvia le costaba escuchar y cambiar de opinión..., como a ellos. "Tienes razón, Mónica —reconoció la madre—, y perdona que te interrumpamos otra vez, pero es que no te hemos dejado hablar en todo este rato, y ahora me doy cuenta de que seguimos sin dejarte hablar. Tienes razón, nos cuesta mucho escuchar."

"Vosotros decís —consiguió por fin explicar la tutora— que a Silvia no hay quien la entienda, que ni os escucha. Y en la propia frase está la solución. Para que vosotros la entendáis a ella lo importante no es que os escuche, sino que vosotros la escuchéis a ella. No digo que Silvia tenga razón, pero quizá tenga algo de razón, o quizá bastante. Yo al menos, siempre que voy a hablar con una persona y llevo una idea previa, después de escucharla un rato casi siempre descubro que la idea con que iba no era muy exacta."


RESULTADO:

Los padres de Silvia eran personas de gran corazón, deseosos de hacer las cosas bien, sacrificados y con verdaderos deseos de mejorar. Cuando escuchaban, eran humildes y receptivos. Lo malo es que tenían muy poca costumbre de escuchar. Pero por lo menos lo reconocían con sencillez.

Aquella conversación con la tutora fue muy fructífera. Habían visto —fue una buena lección práctica— cómo Mónica les había escuchado hasta que se desahogaron por completo. Luego les explicó que eso era una actitud fundamental. Si ella les hubiera dicho de entrada lo que pensaba, probablemente ellos se habrían sentido molestos y no habrían resuelto nada. Por eso les aconsejó que adquirieran el hábito de no declarar antes de escuchar, de no hacer juicios antes de tener datos suficientes, y de mostrarse dispuestos a cambiar de opinión si se les daban razones (o incluso, mejor, mostrarse deseosos de conocer las razones de los demás, para enriquecer así el propio juicio). "Y un último consejo —concluyó Mónica— es que no penséis que el problema está en Silvia. En ella hay una parte del problema, y el resto está en vosotros. Vosotros tenéis que actuar sobre vuestra parte, sea pequeña o grande, y animarle a ella a mejorar en la suya. Pero vuestra principal responsabilidad está en mejorar vosotros. Lo de ella vendrá luego casi solo."

No puede decirse que las cosas cambiaran de la noche a la mañana, porque estos cambios exigen tiempo, pero ya en los primeros días hubo un cambio de actitud importante, que se vio recompensado con una notable mejora en la comunicación con su hija. Le contaron la conversación con su tutora y manifestaron su deseo de mejorar conjuntamente en esos puntos. Silvia lo tomó con mucha ilusión, pues era la primera vez que veía a sus padres con una actitud tan franca y positiva, y en pocos meses cambiaron mucho las cosas en aquella familia.
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Re: Tengo un hijo con autismo

Notapor Claumor » 29 Dic 2016, 16:07

Fuimos a Playa Azul con Alberto...vino mi mayiyo, ya se regresó...esta foto me llena ahora...me relaja
Mi viejo chulo el que esta ahí, yo nadaba y me iba a sentar en sus piernas, ese solo recuerdo me encanta

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