Hoy viajaremos cerquita, sin movernos de la Comunidad Valenciana, e iremos a principios del siglo XX.
Paquito el Chocolatero es una composición musical creada en 1937 por el autor valenciano Gustavo Pascual Falcó, nacido en 1909 en la localidad de Cocentaina, provincia de Alicante.
Paquito el Chocolatero suena más fuerte que nunca cuando se van a cumplir los setenta años de su creación por el músico contestano.
Pero, ¿quién era el tal Paquito? La historia tiene su miga. Corría el año 1.937, cuando Gustavo Pascual Falcó compuso esta inmortal obra en el alicantino pueblo de Cocentaina, para una fiesta de “moros y cristianos”.
El tal Gustavo, que andaba un tanto pachucho, pasaba con su familia algunas temporadas de vacaciones y reposo en la Sierra de Mariola, dedicando parte de su tiempo a componer música para banda. Una de esas tardes de verano, fue cuando Gustavo Pascual le enseña a su cuñado tres composiciones musicales, pidiéndole que elija una de ellas para que lleve su nombre.
Paquito las escucha con atención, y sin dudarlo elige este pasodoble, alegre y dianero, que entiende, va mucho con su carácter festero. Dicho y hecho, el compositor terminó la obra y la tituló “Paquito el chocolatero”. Naturalmente, Paquito, era su cuñado. Y lo de chocolatero venía a cuento de la profesión del personaje, Francisco Pérez Molina, dedicado a fabricar chocolate, siguiendo la tradición familiar de su mujer durante varias generaciones.
“Paquito El Chocolatero”, (Francisco Pérez Molina), es uno de los pasodobles más conocidos de la música valenciana. Compuesto para ser interpretado y disfrutado en el ambiente de las fiestas de "Moros y Cristianos", tan típicas en toda la Comunidad Valenciana. Esta pieza musical fue compuesta sin letra para banda de música. Hay intérpretes que le han añadido a su peculiar versión una letra, que no obedece a su fin, las fiestas de Moros y Cristianos de Cocentaina, y que la desvirtúa. "…
La Música de Moros y Cristianos es el único genero musical nacido para ser interpretado por una Banda de Música constituyendo en este sentido la más genuina manifestación de la música valenciana. Asimismo, es imprescindible dedicarse al estudio y cultivo de este tipo de música para otorgarle la dignidad que merece dentro de nuestro contexto musical".
Sin duda de ninguna clase, estamos ante un género fundamental para entender el papel de nuestras Bandas de Música y se hace, por tanto, imprescindible trabajar por dignificarlo y darlo a conocer, contribuyendo de esta forma a enriquecer la cultura contemporánea. Por todo ello, en reconocimiento al gran colectivo formado por compositores, directores, músicos, festeros y aficionados en general a la música de Moros y Cristianos, un grupo de compositores se constituyen en asociación, con el propósito de dignificar allá donde sea menester nuestra entrañable Música.
En 1.987 el pasodoble -cuya partitura está en el Museu del Fester de Cocentaina- cumplió sus 50 años, y Cocentaina lo festejó por todo lo alto. -Apropiaciones Indebidas- Pero no todo ha sido un camino de rosas para “Paquito el Chocolatero”.
La prematura muerte del compositor obligó a la familia –primero a su viuda Consuelito y posteriormente a sus dos hijos, Gustavo y Carmen Pascual–, a luchar mucho para conseguir el reconocimiento de la autoría de la obra de su padre y recuperar la propiedad intelectual, repartida entre varias personas tras la muerte de Gustavo Pascual. Un reconocido músico y compositor contestano puso parte de la obra de Gustavo Pascual a su nombre, incluida su pieza más internacional, “Paquito el Chocolatero”.
Durante veinte años fue el beneficiario de las ganancias que reportaba el popular pasodoble, “una cantidad importante de dinero”, según aseguró a la familia el director de la SGAE de Valencia. En la celebración del cincuenta aniversario de la creación de la obra, fecha que Cocentaina festejó por todo lo alto, por fin la familia pudo recuperar los derechos de autor, ya que el músico contestano firmó ante notario el acta de cesión, reconociendo que la composición no era suya.
Pero aún les quedaban unos años de lucha y pleitos a la familia Pascual, ya que la propiedad intelectual de la obra había sido repartida entre tres personas más durante los últimos veinte años, e incluso uno de ellos había escrito una letra para adaptarla a la música original. Finalmente la editorial de música Piles llegó a un acuerdo con la familia.
Les ayudó en todos los trámites de recuperación de la obra de su padre y a cambio, comparte actualmente la propiedad intelectual al cincuenta por ciento con la familia, además de actuar como su representante. -Recuperar los derechos- Ahora los hermanos Pascual están tranquilos, pues han conseguido cumplir el deseo de sus padres.
Gustavo Pascual siempre tuvo la idea de registrar el pasodoble en la SGAE, “para que su mujer no padeciera”, cuentan sus hijos. Pero la muerte le llegó sin poder cumplir este anhelo. De ahí la lucha de su esposa Consuelito Pérez, para que se reconocieran los derechos de la obra de su marido.
Según el informe de Gestión 2.005 publicado por la SGAE, “Paquito el Chocolatero”, es el número uno en la modalidad de música de ejecución humana.