los endemoniados de balma

[pillan]

La formación y estudio de este lugar y sobre todo sus cuevas tienen una leyenda negra, una leyenda que ningún habitante de los pueblos cercanos quiere recordar, intentemos nosotros hacer memoria...



A orillas del río Bergantes encontramos unas cuevas, en ellas se realizaron rituales de expulsión de demonios a comienzos de siglo XX. Acudían a ellas una vez al año, más concretamente en los días 6,7 y 8 de septiembre, miles de personas (en algunos casos más de 10.000) se acercaban a este mágico lugar para exortizar a los poseídos, enfermos, familiares, vecinos y algún que otro curioso viajaban hasta Balma. Llegaban cada uno como buenamente podían, algunos en carros y atados de pies y manos, otros a pie y descalzos, destrozándose los pies, otros llevados en volandas por sus familares, etc. ¿Y quién exortizaba?. No eran sacerdotes, ni mucho menos, se trataba de las famosas "Caspolinas" (parece ser que provenían de la ciudad de Caspe), eran brujas con conocimientos de hierbas, pócimas y conjuros que con el paso de los años consiguieron bastante fama. Allí se realizaron rituales macabros y sin tentido, incluso algúnn depravado sexual aprovechando la ocasión montó alguna orgía mezclada con rituales exorcistas, todo un espectáculo que durante muchos años fue un verdadero quebradero de cabeza para las autoridades locales.



Hoy en día el santuario es lugar de peregrinaje de numerosas personas aquejadas de enfermedades diversas, en la habitación donde se encuentran los exvotos podemos observar miles de ellos, aunque muchos han sido guardados en habitaciones contiguas ya que no caben todos donde hoy podemos verlos. Una de las cosas más curiosas que se encuentra el visitantes es que para acceder a la capilla hay que pasar justo por el centro de un bar, las personas comen, desayunan o cenan sin importarles el trasiego constante de personas que van y vienen, hoy en día se hace negocio de cualquier cosa. El emplazamiento es impresionante, está construido sobre la misma piedra, para acceder a la capilla hay que pasar por una serie de túneles naturales, incluso hay que agacharse en alguno de ellos, teniendo cuidado de no resbalar con las piedras del suelo, las mismas que pisaron los endemoniados camino de su salvación. La vista desde la capilla es muy bonita, a pesar de ser un lugar alejado y casi desértico aún guarda un resto de vegetación, un aire limpio y sin contaminación y sobre todo un silencio y una soledad abrumadora. Durante algún tiempo el lugar estuvo olvidado y solo algún que otro libro hacía alguna referencia al mismo, gracias a dos jóvenes investigadores, Fco. Contreras y Iker Jimémenez se pudo rescatar la historia del olvido, aunque como ellos mismos vivieron en sus carnes, los lugareños intentan olvidar el pasado y vivir en el presente, en las curaciones misteriosas o milagrosas que desde algunos años a esta parte están ocurriendo en este recóndido lugar de la españa negra.



Durante la estancia en Balma se pueden oir de primera mano las naracciones de curaciones espontáneas, de visiones extrañas, incluso desde el extranjero acuden personas enfermas en busca de su curación. Y por supuesto como todo lugar milagroso que se precie también hubo una aparición mariana, rememorada por la bonita imagen que se puede visitar en la pequeña capilla, construida como todo en aquel lugar entre los huecos de la montaña y que le da sin lugar a dudas un aire extraño, quizás mágico.