A muchas mujeres, maduras psicológicamente, con instinto maternal y firmes principios, la maternidad logra sacarles lo mejor que albergan en su interior, facetas desconocidas de su personalidad y una ternura que incluso a ellas mismas les puede sorprender. Para otras, la maternidad supone una carga física y psicológica con la que sencillamente no son capaces de lidiar, y pueden caer en la frustración, la histeria e incluso la desesperación.
Por supuesto, también influyen las condiciones sociales y económicas, no es lo mismo ser madre en una situación acomodada, pudiendo dedicarse plenamente al hijo y llevando un matrimonio feliz, que tener que multiplicarse cada día, sufrir el estrés laboral y doméstico, tener que lidiar con un matrimonio que hace aguas y, para más inri, no saber cómo llegar a fin de mes. Una situación que sufren millones de mujeres.