Algunas de estas especies de Blatodeos han evolucionado hasta convertirse en seres humanos. Y claro aunque su comportamiento sea igual de molesto que el del resto de sus semejantes su erradicación se hace más compleja. No se pueden utilizar métodos drásticos, de hecho hay que aprender a convivir con ellos. Siguen siendo bastante torpes pero han aprendido a desarrollar ciertas características que les convierte en una plaga.
Las cucarachas humanas protegidas bajo un caparazón de brillante azabache de falsa empatía son contumaces en el engaño, se mueven con reiterada astucia confundiendo a sus presas con falsas expectativas de sinceridad, alegría y buenas intenciones. Pero, lamentablemente, y a diferencia de sus hermanas insectos ocultan sus propósitos con hipócritas juegos malabares de dudosa interpretación.
Intentan formar grupos antagonistas, tratan de dividir, de distorsionar la realidad moviéndose entre la amenaza y el lamento. Mienten por necesidad y dicen la verdad solo si esa realidad sirve para zaherir, viven en la perpetua ansiedad de sentirse el centro de gravedad de la ingravidez, en ser el ombligo de un mundo, que lleno de ombligos, busca evitarlos.
Toman rehenes, que solo sueltan para provocarles el síndrome de Estocolmo y de esa manera hacerles cautivos de su causa. Manipulan, distorsionan, retuercen y desfiguran a su antojo, hay que protegerse de una invasión pacifica de estos insectos, sus exquisitos modales te inducen a dejarte seducir pero a pesar de no ser artrópodos te envuelven en su tela de araña, sedosa, tersa y en apariencia cálida. Y luego solo te mantienen a su lado mientras les eres útil, después pasar a engrosar las filas enemigas, por supuesto por tus propios errores.
Aunque lamentablemente para ellos se reiteran en el error, a pesar de querer convertirse en crisálidas inocentes e ingenuas, de repente sin venir a cuento rebrotan sus larvados modales insufribles y vuelven a teñir de negro zafio, egocéntrico y ridículo sus inacabables intentos de evolucionar a bien.
Déu ens salvi dels escarabats!!
Video desde : www.youtube.com
Soy un hombre malvado, malo por naturaleza.
Un asesino feroz y despiadado.
Con premeditación y por la espalda,
a sangre fría he muerto un escarabajo.
Y no me ha temblado
el pulso.
Aplastarlo
—cruje, cruje—
bajo mi pie
—cruje, cruje, cruje—
me hace sentir poderoso como un dios
dejando un rastro de huérfanos y viudas por todas partes.
Soy una mala bestia, un cabrón, un animal.
Un asesino serial y a la vez un virtuoso. Un artista.
Nunca me pillarán, no me tiene fichado la criminal.
No tengo antecedentes, ni móviles, ni motivos. No dejo pistas.
No he muerto el bicho por cuestiones de higiene,
ni porque me estremezca este ganado.
Lo hago por gusto, yo soy malo por naturaleza
y me gusta matar por matar
y que no lo sepa
nadie.
Sentir como cruje
—cruje, cruje—
provoca un bienestar
—cruje, cruje, cruje—,
una pasada, como después de fumar
un porro cargado de hachís afgano.
No lo conocía de nada. Era sólo un escarabajo
que no me había hecho ningún otro daño que un poco de asco.
Y a pesar de todo eso lo he dejado seco sin piedad.
No tengo remordimientos. He vivido un momento fantástico.
Nunca improviso, ¿cómo os lo diría?
Soy metódico, científico, cerebral,
elijo el momento de la escarabajicidio
al abrigo de la negra noche
cuando todo el mundo está en la cama
durmiendo.
El engolosino
—cruje, cruje—
con migas de pan
—cruje, cruje, cruje—
velo a oscuras fumando en el sofá
y prendo la luz cuando más confiado está.
Le corto el paso y le doy una patada
que lo deja aturdido, moviendo indefenso, boca arriba,
las patas hacia el cielo temblando a merced de mi
cuarenta y dos de pie. Soy o no soy un dios...? No mucho.
Cuando recupera el pulso la adrenalina
limpio con cuidado la escena del crimen
y vuelvo relajado a las rutinas
de buen padre y marido amoroso
donde escondo los peores
instintos.
Ya conocéis
—tú, tú... ah—
mi pecado, pero
—tú, tú, tú... ah—
no sabéis quién es el pecador.
tened cuidado, porque un servidor
le está cogiendo el gusto a hacer limpieza impunemente
y hoy un escarabajo, mañana... quién sabe mañana hacia donde lo lleva
el tortuoso camino de las pasiones al que es malo,
pero que muy malo, malo por naturaleza.