Jovellanos escribió:Como dijo Nietzsche en su obra
El nacimiento de la tragedia a partir del espíritu de la música:
<<A estos músicos genuinos les pregunto si pueden imaginarse a una persona, privada del auxilio de la palabra y la imagen, capaz de percibir el tercer acto de
Tristán e Isolda puramente como una imponente composición sinfónica, sin que su alma, sofocada bajo tal tensión, no despliegue convulsamente sus alas. ¿Cómo no podría derrumbarse de golpe un hombre que, por así decirlo, hubiera acercado su oído al ventrículo cardíaco de la voluntad universal y sentido fluir el rabioso deseo de vivir que parte de aquí derramándose como corriente atronadora o como delicadísimo arroyo rociado por todas las arterias del mundo? ¿Cómo podrá soportar entonces oír, revestido de su miserable y frágil envoltura humana de cristal, el eco de innumerables llamadas de placer y dolor procedentes del vasto espacio de la noche universal...?...>>
Y yo añado, ¡¿cuándo ha soñado Sabina transmitir a través de su música estos sentimientos, estas sensaciones?! ¡Nunca!, porque él sólo hace música de las pequeñas miserias de la vida.
LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO
Gabriel Celaya
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.