Pues si en esto consiste el 'progreso', y parece que nuestros queridos y bien amados neoliberales así lo entienden (su lema: lo único que cuenta es sacar tajada y hacer negocio como sea y de donde sea sin ser molestados por el Estado y sin tener que respetar barreras éticas ni medioambientales de ninguna clase), entonces yo me echo al monte.
China, país comunista en lo político y neoliberal en lo económico, una mezcla explosiva con un potencial destructivo que a muchos se nos antoja harto inquietante, vuelve a demostrar que la realidad supera siempre a la ficción más calenturienta.
¿Progreso? Lo dicho, yo me echo al monte, por lo menos allí hay vacas 'naturales' y no fabricadas. Todavía.
China está construyendo en este momento una factoría gigante de clonación en la que planea “fabricar” un millón de vacas al año, en la villa portuaria de Tianjin.
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