Por pura casualidad, tuve la ocasión de ver a una amiga de Huelva a la que había perdido de vista, y me enseñó y dejó probar el coche que le habían traído de Alemania hace años. Se trata de un BMW 525 E de 1987, que luce casi nuevo pese a sus 33 años. Lo llamativo de este modelo, al margen de su calidad de fabricación, es su motor, con el que mi amiga, a poco que lo intente, logra consumos dignos de un utilitario, incluso inferiores a los 6 litros. Y todo ello sin las tecnologías actuales, con lo que cabe preguntarse lo que se podría lograr adaptando tal propulsor a los tiempos modernos.
No estamos hablando de una planta motriz de pequeña cilindrada, sino de un 6 cilindros con 2.700 ccm, con un par impresionante, un silencio de marcha poco menos que absoluto (parece de hecho un motor eléctrico en este sentido) y una total ausencia de vibraciones. Además, va siempre a un mínimo de revoluciones, entregando toda su fuerza en la franja más baja. Para rematar la faena, por lo visto tiene fama de gozar de una longevidad extrema, al nivel de los Mercedes Diesel de aquella época. La pregunta queda en el aire: ¿Por qué el BMW 525 ETA, con estas características, no fue nunca un éxito comercial y apenas se fabricó durante tres años?
Encontré una prueba de época:
https://www.pieldetoro.net/web/pruebas/ ... ?ID=206.50