Rienzi escribió:Lilith escribió:No me trates como si fuera tonta con eso de "por si no sabes lo que significa".
Ya no nos encontramos en el mismo contexto del Barroco, por ejemplo. La Iglesia no tiene como objetivo una Contrarreforma, por lo que el arte ya no va a tener la misma intención. Tampoco se construyen con los mismos materiales, ni se ve el mundo del mismo modo, ni se tiene la misma mentalidad. Te puedes inspirar, que no es lo mismo.
Tú dices que el arte del siglo XX no es arte porque no es bello. Yo digo que el Románico no es bello pero, según tu definición y siguiendo una regla de tres, el Románico no sería arte. ¿Ves que no tiene sentido?
Empecinada en el error…La intención del arte tiene que ser transmitir un sentimiento de belleza.
Lo de la Iglesia, las guerras mundiales y demás extemporaneidades no vienen al caso.
Hoy día es más fácil y barato construir que antiguamente, y se podría edificar mucho mejor y más barato, si no hubiera tanta gente ignorante y de mal gusto.
Seguimos siendo los mismos seres humanos, con los mismos sentimientos; pero, eso sí, con menos coeficiente intelectual. Quizá el problema sea ese, el del coeficiente intelectual...
Lo que tú pienses es indiferente, que prefieras a Rosalía antes que a Mozart, por ejemplo, no significa nada. El arte es algo objetivo, no depende de tu criterio subjetivo. Por cierto, calificar de feo el arte románico es de tener muy mal gusto, sin duda eres hija de tu tiempo: las iglesias románicas perdidas entre el verdor de los montes del norte de España son algo en extremo bello y maravilloso, pero allá tú.
El caso es que unas ciudades más bellas provocarían que la gente viviera mejor. Todas esas impresiones positivas, recibidas todos los días, como los rayos del sol, redundarían en una mejora en su ánimo. Las ciudades de hoy, horribles y hostiles, lo único que provocan es enfermedad mental y desesperación. No es de extrañar que España sea el primer país del mundo en consumo de ansiolíticos, ¿quién puede ser feliz rodeado de tanta fealdad?
Si queremos mejorar como personas, ser más empáticas, alegres, felices y solidarias; si queremos días más coloridos y esperanzadores, tenemos que embellecer nuestro medio ambiente y desterrar para siempre todo lo realizado en el arte desde mediados de la década de los cincuenta del siglo pasado, hasta hoy, e iniciar un nuevo amanecer, tomando como referencia las cosas bellas y maravillosas elaboradas por nuestros antepasados y contribuyendo con nuestro talento y gusto a que sea esplendoroso.