EROTICIDADES Y ESAS COSAS (Relatos eróticos publicación)

Amor, amistad, matrimonio, y todo tipo de relaciones personales. CONSEJOS Y TRUCOS

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Re: CONCURSO DE RELATOS ERÓTICOS-Publicación de relatos

Notapor Monike » 21 May 2013, 11:43

Relato Nº 2:
MECACHIS EN LA CHISPA DE LA VIDA!!!!!! - (Autora: Akracia.)




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MECACHIS EN LA CHISPA DE LA VIDA!!!!!!


Espero con impaciencia que el semáforo cambie a verde cuando de pronto, entre la multitud que aguarda al otro lado de la avenida, surge una mujer bella e inesperada, cubierta tan sólo con una túnica que deja adivinar un cuerpo esbelto y lozano. Los ojos grandes y misteriosos destacan en su rostro ovalado, una melena roja cae salvaje sobre sus hombros hasta llegar al escote, donde nacen unos senos firmes y voluptuosos. Los brazos son delgados y llenos de gracia, su fino talle contrasta con las amplias caderas entre las que se insinúa un vientre terso y redondito. Sus muslos bien torneados, las piernas largas terminan en unos bonitos pies apenas cubiertos. Mientras espera ajena a todo, la túnica se entreabre dejando adivinar su pubis dorado. Esa mujer es todo mi deseo. Quiero ir hacia ella, pero mis pasos no responden. La espero sin atreverme tan siquiera a cerrar los ojos por temor a que, al abrirlos, ella ya no esté .

Nos miramos intensamente. Ella, con cierta maldad ingenua. Yo, con anhelo febril. El mundo se ha detenido, sólo existimos los dos. Su sensualidad perturba mis sentidos. Un impulso irrefrenable me lleva a ella. Tomo su cara entre mis manos, la atraigo hacia mi, beso sus labios con dulzura, lujurioso, jugueteo con ellos y, sin prisa, abro la flor de su boca para apagar mi ardor en su frescura. Ella entorna los párpados y se entrega apasionada al largo beso. Mis dedos se enredan en su pelo sedoso con olor a violetas. Lo separo suavemente del rostro para mordisquear sus orejitas, recorro su cuello con la punta de mi lengua hasta llegar a la dulzura de la nuca y a los hombros pecosos, suaves como pétalos. La voy desnudando mientras acaricio sus pechos, los aprieto y beso sus pezones. Sigo bajando hasta su vientre palpitante, demorándome en el secreto del ombligo, luego acaricio la rubia pelusilla de sus muslos hasta llegar a un sexo de terciopelo. Lo excito con mi palma y siento su cálida humedad mientras nos damos besos con sabor a pecado. Me echo sobre ella, pongo mis manos en sus nalgas generosas apretándola contra mí. Intento poseerla, pero ella se rebela con fiereza: me muerde, gime, me rechaza,... para buscarme de nuevo, se aprieta mimosa contra mí, me besa y se somete al fin al gozo del amor. Una vez apaciguados los dos ella parte, dejándome el veneno de la incertidumbre.

El semáforo se ha puesto verde. Esa mujer cruza la avenida y viene hacia mí. Su porte elegante denota seguridad, tanto en la manera altiva de mover la cabeza como en su andar flexible y ondulante. LLega a la acera. Quiero decirle algo, pero las palabras no salen de mi boca. Ella continúa caminando, pasa a mi lado sin verme. La gente ha desaparecido a mi alrededor. Miro y me doy cuenta de que el semáforo está a punto de cambiar a rojo otra vez. Apuro el paso porque llego tarde al trabajo y murmuro para mis adentros: Mecachis en la chispa de la vida.
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Re: CONCURSO DE RELATOS ERÓTICOS-Publicación de relatos

Notapor Monike » 21 May 2013, 20:51

Relato Nº 3:
Antes de que llegues, ya te siento... - (Autora: Adita.)


.. Hoy vendrás a verme, llevo todo el día pensando como lo haremos y al llegar a casa, no lo puedo evitar, me falta el aliento, mi respiración se corta, siempre es igual, esta exaltación me domina antes de nuestro encuentro.... Y sin darme cuenta, mis dedos cual bailarines danzantes, se cuelan en mis bragas, tocándome como lo hago cuando te pienso...y como excitada doncella ,esta se abre gustosa y los deja entrar ...ya mi dedo sabe como hacerlo, sabe como suplantarte, no tiene tu fuerza, tu curiosidad, tu dedicación, pero lo intento... Inclino mi cabeza, y miro mi juego, así como te miro, cuando eres tu quien me lo hace, mas duro por supuesto...

Desabotono mi vestido, que se desliza suave por mi cuerpo, veo mis senos parados, bellos, me encantan, como te huelen, como te reconocen, como se preparan para tu juego...y justo, cuando me miro al espejo, te veo mirándome, con esa mirada, de locura, lujuria y deseo...intento voltear a verte de frente, y me dices..
- no, quédate así, quiero verlo...

Y lo haces, mientras te desnudas, y yo te miro por el espejo, mis manos, están con vida propia, me acaricio, sin siquiera pensarlo, una toca mis senos, y la otra, juega por dentro...

Se siente mi respiración en esta habitación, y mis callados jadeos, te acercas y miras el espejo, tus ojos se iluminan, cuando contemplas todo mi cuerpo, por unos minutos te quedas absorto contemplando mis erguidos senos, pero algo llama tu atención, sacándote de tu concentración y bajas tu mirada y la posas sobre mis dedos, que juegan húmedos dentro..... te acercas a mi oído, mirando mis ojos a través del espejo y me susurras, con esa voz que me encanta...

-Me tienes loco de deseo.....

Te pegas a mi espalda, y puedo sentir tu sexo, estas como me gustas, ni te imaginas cuanto te deseo dentro.... Pero se que no será pronto, aun no empieza tu juego, no se que me harás hoy, que se te ocurra de nuevo..Y eso es lo que mas me enloquece, esta incertidumbre, cada vez que soy tuya, de caer al mismo infierno y justo cuando exhalo mi ultimo gemido de dolor y placer, tocar el cielo...

Tus manos, tocan mi cuerpo, mientras tu boca, besa mi cuello, intento parar mi mano, pero me susurras..
-no, sigue, sabes de sobra que me gusta verlo....

Mi respiración se agita, casi que tiemblo, me basta tu presencia, para vibrar de deseo.. Y lo sabes, no solo dominas mi cuerpo, sino mi esencia y mis mas oscuros pensamientos...mi mente divaga, en que me harás hoy, como lo haremos, si aprenderé mas cosas, que me lleven al limite de mis deseos..

Y en ese justo momento, tomas mi mano, detienes mi acariciar, mientras al tiempo, me susurras al oído, muy lento...

-ahora me toca a mi, quiero hacerlo..
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Re: CONCURSO DE RELATOS ERÓTICOS-Publicación de relatos

Notapor Monike » 21 May 2013, 23:38

Relato Nº 4:
Escuela de la vida, inusitada pasión. - (Autora: Monike.)




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Yo era una niña en sus brazos, me preguntaba que era lo que podía haber visto él en mí; tanta inexperiencia; una joven e inocente chica con carencias evidentes de conocimientos sexuales de toda índole.

Él era un hombre maduro, de unos 50 años, atractivo, alto, de complexión fuerte, muy masculino. Poseía un cabello castaño claro precioso, tenía unos ojos penetrantes, muy hermosos, cuando me miraban sentía que me traspasaban, me desnudaban con sólo observarme unos segundos, <<deliciosos instantes de observación>>.
Sus lindos ojos eran sabios, parecían adivinar todo lo que, sinuosamente, anhelaba de él, le deseaba y él parecía no ser indiferente a mis más íntimos pensamientos.

En aquella época yo contaba con unos inmaduros y tiernos 18 añitos, estaba en la Universidad, había tenido intensas historias amorosas, pero ninguna lo suficientemente íntima para considerarla sexo "consumado"; eran juegos eróticos entre adolescentes que van alcanzando la madurez; pero nada me había hecho sentir realmente una mujer, sí, una mujer deseada y poseída hasta la extenuación fascinante, ¿podría existir esa sensación de forma real, verdaderamente?
Si todo era como lo había sentido, no era algo que requiríera mi más mínima atención, debía de vislumbrarse algo más en ese mundo de fantasía sexual en la cuál, de cuando en cuando, me abandonaba a la imaginación, en el que, de alguna forma, anhelaba que una sensación irreverente, indómita, me traspasara de gozo en mis más húmedos sueños...

Anhelaba que, siendo una mera aprendiz de ese mundo tan turbador, extenuante y sublimemente placentero como adivinada que, divagante en mis pensamientos, podría ser el sexo en su máxima expresión, aquéllo me abrasara, me atrapara en sus redes y me torturara con sus dulces caricias de sosegante hedonismo consumado.

David, era mi profesor en la Universidad, yo estudiaba Historia del Arte, y él era todo un arte para observar detenidamente, era el pecado hecho hombre. Todos los días fantaseaba con él mientras fingía escuchar sus explicaciones que emanaban sabiamente de sus carnosos y lascivos labios.

Él parecía saber lo que yo deseaba, aunque me inquietaba su actitud, tan misterioso, enigmático, distante pero, a la vez, tan cálido y amoroso; me desconcertaba por completo, su forma de ser me atraía
poderosamente, era el morbo en estado puro sin ni siquiera insinuarse sensualmente hacia mí, aunque parecía saber, instintívamente, lo que yo deseaba; de vez en cuando me miraba pícaramente y me rozaba suavemente al pasar cerca de mi pupitre, para luego volver a ignorarme con absoluta frialdad e indiferencia.
Sabía cómo confundirme y provocaba en mí sensaciones encontradas de auténticas oleadas de calor e incluso de excitación momentánea que, lejos de hacerme olvidarle, me inducía a desearle aún con más fuerza, una fiereza turbadora que ni siquiera yo entendía.

Me provocaba una lujuria enervante con sólo pensar lo que me produciría tenerle dentro de mí, su presencia me inducía cierto sentimiento obsesivo de poseerle plenamente; me sentía extraña, fuera de mí, sin control, sin lógica, algo nada habitual en mi forma de entender la vida, siempre sensata y meticulosa en mis determinaciones.

Solíamos tener reuniones privadas en su despacho para la revisión de exámenes y evaluación de las características de la asignatura.
Una noche estábamos los dos solos, eran cerca de las 22 horas, él era muy considerado y siempre se
preocupaba por sus alumnos, nos resolvía dudas y tenía una infinita paciencia, nunca miraba la hora. Su objetivo era resolver cualquier duda, ya que me resultaba complicado acometer con acierto sus exigencias académicas; era un hombre exigentemente encantador, <<era de recibo reconocerlo>>.

Mientras comentábamos y charlábamos del asunto que nos ocupaba, yo notaba como él de vez en cuando levantaba la mirada y me observaba detenidamente en silencio, me miraba de una forma diferente a la habitual en él, me estaba poniendo verdaderamente nerviosa, le sentía más cerca que nunca, notaba su respiración, su dulce olor a perfume de vainilla entremezclado con un aroma a sudor, era un olor salado, limpio, agradable, excitante; luego, repentinamente, volvía a bajar la mirada y continuaba como si nada hubiese ocurrido, era turbadoramente demoledora aquella actitud tan morbosa e insinuante, pero a la vez tan fría y calculadora. Yo ya no percibía el sonido de sus palabras, estaba embelesada con su presencia
tan enigmática, tan atractiva, atrayente, me estaba volviendo loca y él parecía no saber nada de lo que estaba sintiendo en mi interior.

De pronto, volvió a levantar la mirada, sentí una inquietud repentina, pudor al pensar que él había podido leer en mis ojos lo que estaba deseando en ese momento, me ruboricé y, él, me sonrió con picardía, no se sentía intimidado por la situación, pero se hacía el huidizo, como si la situación no fuera con él, era un momento realmente extraño, no sabía si me deseaba o símplemente pensaba que eran fantasías de una chica joven e inexperta.
En ese mismo instante noté como, David, comenzaba a mirarme con ojos de intención contenida, entendí que él lo deseaba igual que yo, pero se tomaba su tiempo, me observaba, me sonreía, intentaba contener ese ardor que le quemaba por dentro, pero, por otra parte, tampoco tenía intención de frenarlo y fue entonces cuando me preguntó: -¿Qué es lo que quieres, Lucía?- y continuó:- No ves que no podemos y lo sabes.-

Entonces, me acerqué a él, sentía su calor desbordante, su enorme belleza varonil me arrastraba, era un hombre tremendamente interesante y, por alguna extraña razón, <<me seguía preguntando en mi interior, cómo no podía evitar esa atracción sexual salvaje que me envolvía, una atracción animal despertaba mis más primarios instintos>>; cuando, David, sintió que me acercaba peligrosamente a él, me miró con una mirada intensamente seductora, me tomó con sus enormes manos el rostro y me dijo: -Eres toda una mujer- y me acercó a su boca besándome con delicadeza, pero pronto se transformaron en besos hambrientos
de dos bocas que se buscan sin tregua. Me besaba como si mis labios fueran néctar de miel, los mordisqueaba, succionaba, los lamía con ardor desafiante. Su lengua era experta conocedora de sus actos y jugueteaba en mi boca sedienta de todos los manjares que allí se escondían.
Yo estaba excitadísima, <<esa forma de comerme la boca era excepcional, uhmmmmm...>>.

De repente paró de regalarme esos besos tan ardientes, me cogió por la cintura y me subió encima de la mesa, me sentó delante de él, quería mirarme mientras me desvestía con acalorada rapidez, me lamía los muslos, los apretaba con fuerza, sus grandes manos subían hacia ese lugar más recóndito de mi ser, mi vagina humedecida le esperaba con ansiedad, su lengua recorría mis piernas, llegando hasta mi delirante sexo que le esperaba con insidiosa premura, quería beberse todo mi ser...

Él estaba disfrutando, me miraba con pasión y deseo, quería poseerme. Metió sus dedos humedecidos a través de mis labios vaginales, <<uhmmm>>, los movía con una sabiduría extrema, era un placer extenuante, el sumum del sublime éxtasis, <<pensaba>>. Joder!! mi sexo estaba que ardía, -fóllame- espeté,
-sssshhhhhh- ,respondió él, -todavía no es el momento princesa, lo suplicarás extenuada y cuando ya no puedas más tus súplicas tendrán su merecida recompensa- ; en ese momento se llevó la mano a la entrepierna, se vislumbraba en su pantalón su miembro erecto, preparado, dispuesto para dar placer, y sonreí con cierta malicia, me acerqué y, desabrochando la cremallera, liberé aquella
bestia celestial, aquella potencia exultante que escondía entre sus piernas.

Cuando la tuve ante mis ojos no pude, cuanto menos, evitar poseerla, tocarla, chuparla, acariciarla con la lengua, juguetear con su glande; él gemía intensamente, su miembro era perfecto ante mis ojos, era el arma idónea para pecar sin remisión, se alzaba vigoroso, enervante, viril, pidiéndome más y yo no le hacía esperar, quería que gritara de placer; sus gemidos eran fuertes, entrecortados, estaba sintiendo una sensación extrema, mientras sus sabias manos presionaban mi clítoris, presiones fuertes pero detenidas a tiempo para evitar el dolor, me hacía sentir escalofríos y de mis labios se escapaban furtivos y susurrantes gemidos, gemidos de las intensas oleadas de placer que me proporcionaba; <<todo a su lado era exquisítamente lujurioso>>.

Tomó su pene y lo acercó a mi vulva, preparada para recibir tan dulce manjar, tan potente medicina que sería devorada sin piedad, le deseaba como nunca había deseado a ningún hombre, en ese instante ninguna duda albergaba en mi proceder, mi inexperiencia parecía haberse embebecido de conocimiento absoluto en "la materia" que me ocupaba, el instinto estaba jugando sus cartas y como experta sabedora de los goces masculinos, iba a demostrarle lo que realmente estaba clamando a gritos silenciosos, gritos desgarrados de pasión que yo sólo podía atisbar; aunque en ese instante necesitaba, azarósamente, sentirle en mi interior, en lo más profundo, penetrándome con locura, con contundencia, con seguridad; pero él me hizo esperar todavía algunos instantes más, rozaba su miembro con mi sexo, <<qué suavidad, qué libidinosa sensación, qué delicioso glande ofrenciéndose sin censura sobre mi monte de venus, sobre mi clítoris, qué maravilloso momento>>, pensaba, rozábamos el abismo del placer juntos.

Tras esos minutos de eterno y placentero sufrimiento, gritando y gimiendo como posesa, me mordía los labios, sudorosa y expectante de tan ansioso momento; pero él volvió a detener su perverso juego y me puso de pie contra la pared, atrapándome con sus decisivos y varoniles brazos y diciéndome _¿qué quieres de mí, mujer, hermosa y excitante mujer?, ¿qué deseas?- ; yo le besaba, le acariciaba
la espalda, musculosa y sudorosa, y le contestaba- !!!quiero ser tuya!!! ,esa tortura me estaba estremeciendo en demasía; entonces, David, me vendó los ojos y me subió a horcajadas sobre él, y allí, de pie,
me penetró con fiereza, metía sus dedos en mi boca, yo los lamía, los chupaba, los recorría con avidez, mientras, él me penetraba con fuerza , con ritmos acompasados, le sentía completamente, con plenitud, su forma de hacerme el amor era verdaderamente bestial.

Poco después, me despojó del pañuelo que cubría mis ojos, me miró tiernamente y me dijo, con una voz sensual y dulce: -Mírame a los ojos, Lucía, mientras derramamos nuestros fluídos al unísono, unidos en un único ser. Yo, le miré con deseo consumado y mezcla de agradecimiento, con el rostro de niña traviesa que desea ser reñida por sus malas acciones, y él me cogió del trasero apretando mi sexo contra el suyo, nuestros pubis estaban unidos, estábamos cerca del tan deseado orgasmo...
David, gemía enloquecido y yo acompañaba sus gemidos con susurrantes ahogos que emanaban de mi garganta, hasta que finalmente el clímax aconteció como una montaña rusa de emociones contenidas.
Derramó su esencia en lo más hondo, yo le embriagué de mis flujos vaginales, sentimos que esa unión no había sido simplemente sexualidad desfogada.

Él había despojado su ser ante mí y yo le correspondía con el sentimiento que queda cuando dos personas se abandonan a la pasión, la lujuría, el frenesí desbocado unido a la emoción, al sentir profundo de la conexión...
Lo que habíamos compartido era sexo puro y duro, sí, pero todo ello envuelto en un halo de intensa entrega...Algo parecido a eso que llaman...¿amor? No estaba segura de cómo definirlo, tampoco me importaba, sólo importaba el momento, él y yo...
Quizá no lo vuelva a sentir, quizá no sepa qué ocurrió y qué sentí realmente, pero algo cambió en mí, en él...

Seguimos buscándonos con el mismo ardor, idéntico deseo presuroso, impacientes, sedientos, hambrientos como lobos que ansían devorar la presa sin compasión...

Mis estudios fueron realmente fructíferos en los años de carrera, aprendí mucho más de lo que esperaba; aquéllo que no está escrito en los libros.
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Re: CONCURSO DE RELATOS ERÓTICOS-Publicación de relatos

Notapor Monike » 24 May 2013, 14:45

Esto se pone calentito, ardiendo, aquí tenemos el relato nº 5 del concurso. e1118


RELATO Nº 5:

TITULO: HABITACIÓN 304. - (Autor: Kravitz.)


Llegué tarde al hotel.
Era hora de cenar, así que dejé la maleta en la habitación y bajé al restaurante del hotel.
Llegó ella, con una sonrisa dulce, ojos verdes con reminiscencias pardas, pelo ondulado, castaño oscuro.
Su silueta, bien perfilada por su falda corta, por encima de las rodillas y su camisa blanca escotada y entallada, remarcando sus pechos firmes y perfectos, adornados por la lencería fina que la ligera transparencia de la camisa permitía apreciar.
Me impactó tanto su elegancia que se dio cuenta, esbozando una leve sonrisa mientras me miraba directamente a los ojos, y se dispuso a tomar nota de lo que me apetecía cenar.
Su voz, agradable y clara terminó de embriagarme.
Una mujer abierta y agradable, hasta el punto de tomar cierta confianza.
Se hicieron las doce de la noche.
Terminé de cenar y dirigiéndome a la barra le comenté que cargase la cena a mi habitación.

- ¿Qué habitación tiene?
- La 304
- Ajá… la 304, bien… ¿Eduardo?...
- Si, yo mismo…
- Bonito nombre… habitación doble… ¿de uso individual?...
- Si, así es…
- ¿Espera visita?...
- Ojala tuviese una grata visita… femenina a ser posible… estoy solo… (le dije mirándola a los ojos con intencionalidad)
- Bueno, nunca se sabe… (me dijo con una sonrisa pícara sin apartar la vista)
- ¿Acabas muy tarde?
- En una media hora…
- Bien, ya te queda poco. Buenas noches, es hora de darse una buena ducha y descansar…
- Buenas noches Eduardo.

Subí a la habitación y me dispuse a darme una ducha relajante. El viaje había sido largo y pesado.
Terminé la ducha y me eché sobre la cama con la toalla enrollada en mi cintura.
A los pocos minutos llamaron a la puerta.

- Te dejaste el teléfono móvil encima de la mesa.

Era ella. Iba vestida con un pantalón vaquero y una camisa beige, no tan ajustada como la que llevaba en el comedor, pero igual de suntuosa.
Imposible no mirar su escote, y mucho menos dejar de mirar sus ojos.

- Gracias, ni me había dado cuenta. Veo que terminó ya tu jornada.
- Si, así es… ya estoy libre hasta mañana.
- Que bien. Supongo que ahora irás a casa a descansar.
- Bueno, si no hay ningún plan mejor…
- ¿Te esperan?
- No. Vivo sola.
- ¿Sola?... esta noche si estas sola es porque quieres…
- No, no quiero estar sola.
- ¿Quieres pasar?
- ¿Me permites?
- Por supuesto…

Entró en la habitación dejando su bolso sobre el escritorio.
Dándose la vuelta me recorrió de abajo arriba, y sin dudarlo un instante la tomé de la cintura y la apreté hacia mí.
Sus dedos recorrieron mi cabeza y sus labios húmedos se dispusieron a comer los míos.
El juego húmedo de nuestras lenguas acompañaban nuestras caricias.
Saqué su camisa del interior del pantalón para introducir mis manos en busca de sus pechos duros, acariciándolos con fuerza.
Sin dudarlo un instante ella me despojó de la toalla para dejar al descubierto la erección de mi pene, acariciándolo con sus manos largas y suaves.
Desabrochándole la camisa, me dispuse a dejar desnudos sus pechos y lamerle con ansia sus pezones erectos.
Ella me apretaba la cabeza contra sus pechos, gozando y gimiendo.
Mis manos no podían estar quietas y le desabroché el pantalón, bajándoselo e introduciéndole la mano entre sus nalgas, en busca de la humedad de su sexo.
Sin soltarla, la eché sobre la cama besándole el abdomen y bajándole las braguitas busqué con mi lengua el manjar de entre sus piernas.
Quitándole el pantalón y las braguitas me dediqué a besarle las piernas por el interior de sus muslos.
Deseosa abrió sus piernas dejando al descubierto su sexo húmedo y depilado, al cual le dediqué mis mejores lamidos.
Húmeda, degusté su sabor con avidez.
No hay nada que me guste más que la exquisitez del sexo femenino.

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Jugué con mi lengua acariciándole el clítoris y haciendo pequeñas introducciones en su vagina con mis dedos.
Se retorcía de placer, estaba extasiada.
Mi erección era máxima.
Noté que se corrió y sin dudarlo me apartó, dejándome de pié delante de la cama.
Ella bajó de la cama y poniéndose de cuclillas delante de mí, se dispuso a comerme el pene con placer mientras se acariciaba el clítoris.

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Estuvo dándome una mamada durante varios minutos hasta que sentía que estaba a punto de correrme.
La aparté y la eché sobre la cama, donde abriéndola de piernas, me dispuse a acariciarle y golpearle el clítoris con mi polla, provocándole espasmos de placer, hasta que ella misma, vencida por la desesperación me cogió de las nalgas y me empujó para que la penetrase hasta el fondo.
Sin dudarlo ni un momento, le propiné varias embestidas mientras gemía fuerte, gritando de placer.

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Éxtasis, locura, rabia, necesidad, placer…
Todo un lote de sentidos y sentimientos floreciendo a borbotones mientras mis embestidas ahondaban en su interior.
Exhaustos, vencidos, relajados… satisfechos…
Así quedamos ambos, embriagados por el sexo… inundados por el gozo… alimentados por la lujúria…
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Re: EROTICIDADES Y ESAS COSAS (Relatos eróticos publicación)

Notapor TRANCE » 26 Feb 2014, 08:49

que bonitas imágenes de este último relato e1113
La vida es una obra teatral que no importa cuánto haya durado, sino lo bien que haya sido representada (Séneca).
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Re: EROTICIDADES Y ESAS COSAS (Relatos eróticos publicación)

Notapor mysterius » 07 Jun 2014, 22:43

Ya te digo!
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Re: EROTICIDADES Y ESAS COSAS (Relatos eróticos publicación)

Notapor Mike Oliva » 15 Feb 2015, 17:32

La Marca

Llegas al apartamento a la hora concertada inquieta y curiosa. Esta mañana, por teléfono, te informó que te esperaba en la tarde con un juego pensado para ti y una sorpresa incluida.

La tímida luz del atardecer se abre paso a través de las cortinas que cubren el amplio ventanal, iluminando tenuemente la estancia del dormitorio. Te recibe a contraluz, con los brazos extendidos, enfundado solamente por el albornoz azul que ya conoces, vistiendo la sonrisa que también conoces y tanto te gusta.

-Voy a vendarte los ojos… No olvides que todo lo que suceda formará parte de un juego cuyo único fin es conseguir que disfrutemos plenamente de nuestros cuerpos y mentes, pero sobre todo, deseo que esta vez seas tú la protagonista, y quien reciba la mayor parte del placer. Sólo una condición más…, no debes en ningún momento formular pregunta alguna; podrás suspitar, jadear, y gritar pidiendo más o menos… Te prometo que no habrá nada que pueda causarte dolor o malestar físico.

Aceptas complaciente, sin articular reparo alguno. -Me encanta que tomes la iniciativa –Le comentas divertida.

Completamente desnuda, de rodillas casi al borde de la cama, con las piernas ligeramente abiertas, la cabeza y el torso pegados al lecho, permaneces alerta. Un pañuelo de seda verde cubre tus ojos.
Experimentas la sensación de encontrarte dentro de una dimensión virtual. Todos los sentidos (menos la vista), están pendientes en este momento del nexo que deseas te una a la realidad del placer.

La vulva de carnosos labios ya dispuesta, se le ofrece a la vista; solamente han transcurrido unos minutos y tu sexo está empapándose con sus propios jugos. Detrás, despacio, va recorriéndolo con sus besos, sin dejar su lengua un mínimo resquicio sin probar. Comienzas a moverte emitiendo tenues susurros de placer. Te presiona las nalgas con fuerza y, tirando de ellas para ambos lados, las abre aún más, para que la lengua, esta vez, juegue libremente alrededor del ano y en su interior… El sonido de tus jadeos lo acompaña excitándolo; su verga ya está totalmente erecta y preparada...

-Discúlpame un momento, voy al cuarto de baño…, no te muevas ni mires, por favor -Te ruega mientras se levanta.

Continúas acariciándote el clítoris; obediente esperas atenta. Escuchas el caer del agua en el aseo y un lejano siseo cuyo significado no logras captar…, te parece el susurro de una canción entonada entre dientes.
Unos minutos más tarde, rozando la moqueta, se aproximan los pasos…
Llegándose a tu lado, te besa y, te muerde dejando ligeramente la marca de sus dientes por tu espalda y en los hombros y, te estremeces; después lo repite por las nalgas y los muslos y te vuelves a estremecer.
A continuación, se adentra de espaldas a la cama por debajo de ti, quedando su cara a la altura de tu sexo; instintivamente te acoplas buscando la cálida caricia de sus labios. Sientes como algo terso te roza el rostro; sujetas su pene enhiesto y te lo llevas a la boca, después, moviéndote arriba y abajo, lo vas succionado con verdadera fruición. A la vez, su boca se mueve tenazmente por tu vulva totalmente mojada, chupando y presionándola, auxiliándose de la lengua, que entre lametones, entra y sale en tu coñito. También notas como sus dedos se van introduciendo dentro de tu ano, girándolos lenta y suavemente hasta dilatarlo.

No caes en la cuenta del tiempo trascurrido, ni de los orgasmos que llevas disfrutados en esa postura...
De pronto, sin mediar palabra, se detiene y girándose, se coloca de nuevo debajo de ti, pero esta vez, frente con frente, y te empuja el busto con un leve toque hacia atrás; sus manos bajo tus nalgas las elevan para seguidamente dejarte caer delicadamente sobre su pene. Te quedas un momento quieta, deseas sentirte penetrada. Comienzas a moverte..., primero oscilando, adelante y atrás, apretando con fuerza tu sexo con su sexo y arqueas la espalda; después, inicias una furiosa cabalgada, arriba y abajo; sintiéndote como guerrera amazona en una noche sin luna, galopando temeraria sobre un salvaje corcel.
Dejas caer tu torso sobre el suyo, buscando con avidez sus labios para morderlos... Aprovechándose del momento, eleva su pubis para acompañarte con sus embates. Estas fuera de sí, jadeante y, gimiendo imploras -¡Más, más…, más fuerte..., dame más! ¡Todo…, quiero todo!

Sientes como “algo” detrás de ti, se apoya en el brocal de tu ano -¿Qué es eso…? -te preguntas, sabiendo que ahora mismo, sus manos se encuentran por tu espalda y tu pelo acariciándolos. Un respingo y te quedas quieta, paralizada por la sorpresa... Instintivamente llevas tu mano a la venda…, pero tomándotela con la suya, la retira justo a tiempo; después, besándola, te estrecha consigo y te susurra al oído entre requiebros –No tengas temor preciosa, forma parte de la sorpresa; solamente trato de darte el mayor de los placeres. Confía en mí y disfruta con ello…
Te dejas llevar. El culo elevado oferente. Conteniendo la respiración percibes con todo detalle, como un balano flexible se desliza adentrándose lentamente, franqueando el paso a un cipote firme y grueso.
Como si fueran uno sólo, los dos penes en su vaivén acompasado entran y salen dentro de ti, llevándote con cada uno de sus envites a un estadio cada vez más alto del éxtasis.
Tus manos se aferran a la sabana y la estancia, apenas ya sin luz, se llena de sollozos y gritos de placer. Sobre su boca receptiva, la tuya, con un gesto de entrega total, va dejando caer un hilo de saliva.
El “invitado”, abandona la armonía compartida y, entre bufidos, acelera el ritmo en su carrera. Frenético, te bombea ya sin pausa; acezante, clava sus dedos como garfios en tu trasero, con su mente puesta en el final deseado, persiguiendo su singular marca y el placentero Big Bang...
Al unísono brotan las interjecciones extasiadas de ambas gargantas y, entremedias un alarido... Los cuerpos resollando, se vencen agotados por el esfuerzo.


Vencido, reposa ya tu cuerpo satisfecho, recuperando poco a poco el aliento...
Te va acariciando con el roce de la mano la espalda y el pelo, su beso, quedo por la cerviz sudorosa.
Posando su dedo índice en tus labios te implora silencio; te descubre la venda y con un guiño sonriente de sus ojos, te señala al “invitado”. La escasa luz artificial que entra de la calle, a duras penas permite vislumbrarlo en la penumbra. De pié, en riguroso silencio, espera estoicamente, con el pantalón y el calzón bajados hasta los tobillos y los ojos y la cara cubiertos con un enorme pañuelo rojo.

Se levanta, y cubriéndose con el albornoz se acerca al “invitado”, le sube la ropa; después como un lazarillo, sale de la habitación llevándolo del brazo.
Los ves alejarse y no hay nada en el “invitado” que te sea familiar, tampoco le encuentras nada especial..., salvo una ligera cojera, que bien puede ser causada por el temblor resultante del esfuerzo.
De nuevo el sonido del agua en el baño y el siseo. Unos minutos más y es el ruido de la puerta del apartamento al cerrase.

Estáis recostados sobre la cama, tú desnuda completamente; distraído, te acaricia los senos; el albornoz abierto descubre su torso, tus dedos se entretienen juguetones con los rizos del vello.

-Bueno… ¿No vas ha comentarme nada..., de la sorpresa? –Te pregunta ilusionado
-Ya lo creo... ¡Menuda sorpresa! Me has engañado, no cumpliste con la palabra prometida… Al final hubo dolor... ¿Acaso no escuchaste mi alarido...? -Le reprochas con un quejoso mohín.
-¡Cómo...! No entiendo... ¡Pero si estabas disfrutando...!
-¡Mira! -Le gritas dándote la vuelta y mostrándole la nalga derecha.
Tras encender la luz de la lámpara observa detenidamente...
-¡Menudo moratón! ¿y ,cómo ha sido...? No comprendo nada...
-Este moratón ¡Es un pellizco y con alevosía! Ese individuo, me lo propinó justo al final, cuando estalló de placer...
-¡Leches, la madre que lo… Ahora entiendo a qué sé refería el muy canalla cuando me hablaba de su afición por las “marcas”...
-¡Pero bueno..., de dónde ha salido ese…!
-¡Ay, no lo sé...! ahora tengo serias dudas, pero… algo me contó acerca de extrañas historias sobre un diablo cojuelo...

Fuera, en el callejón, el silencio de la noche queda roto por la risotada divertida de alguien que se aleja silbando, siseando... y cojeando.

Mike ( O, ¿quizá? Diablo cojuelo)
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Re: EROTICIDADES Y ESAS COSAS (Relatos eróticos publicación)

Notapor Placido » 26 Mar 2015, 03:06

Pues que buenas historias!!!! e187
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Re: EROTICIDADES Y ESAS COSAS (Relatos eróticos publicación)

Notapor Calixta » 03 Jul 2015, 23:19

a comerme el pene


Joder que extraño suena esto, de comer uno se come la polla, ¿no? Es que fue leerlo y cortarseme el rollo. (reflexiones en la intimidad)
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Re: EROTICIDADES Y ESAS COSAS (Relatos eróticos publicación)

Notapor Monike » 05 Jul 2015, 00:10

Calixta escribió:
a comerme el pene


Joder que extraño suena esto, de comer uno se come la polla, ¿no? Es que fue leerlo y cortarseme el rollo. (reflexiones en la intimidad)


Cada cual se come lo que le viene en gana...Si es un niñato o un Borja Mari, es el pene, to fisno él... La tía pija de turno se come el trozo de carne sin despeinarse y limándose las uñas. Qué le vamos a hacer, cada cual le llama al cipote que le cuelga como le va el asunto...
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