“Una mujer fatal ejerce tal atracción que los hombres quedan como cautivados por ella”. Definir a este tipo de mujer no es fácil, justamente porque, por esencia, es inclasificable y, a menudo, inalcanzable. De alguna manera, encarna la dimensión oscura del ideal femenino. Para poseerla hay que sacrificarse.
Magnética, fantasmal, la femme fatale juega a un juego peligroso y obtiene placer viendo a los hombres luchar por obtener lo que ella no les dará jamás, un bien mucho más preciado que su cuerpo: su amor y su corazón.
Su disfrute reside en ver el espectáculo de estos machos, unas veces frágiles, otras poderosos, que tanto la desean pero que nunca se verán satisfechos. La femme fatale “es el acmé de lo que podría ser la visión de la mujer”. “Más que su belleza, es el hecho de que nadie la domine lo que la vuelve fascinante. Ella se ríe de los hombres y les hace perder la compostura”.
Las nuevas mujeres fatales
Hoy más que ayer, la mujer fatal está dotada de un halo enloquecedor, reforzado por un potencial glamuroso. Es un cóctel inédito. Sus relaciones suelen ser agitadas, son poco duraderas y a veces bisexuales.
La condición de femme fatale, en su origen, implicaba riesgos: el amor, a fin de cuentas, es peligroso, mortal. ¿Cómo sobrevivir entonces en una época en la que apenas se corren riesgos y en la que la violencia y el sexo invaden a diario las pantallas? Dada la unión cada vez más estrecha entre el mundo real y el virtual, cabe preguntarse si la mujer fatal del futuro no será, efectivamente, virtual.
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¿Habéis conocido en alguna ocasión a mujeres de este tipo? ¿Son malos tiempos para que perdure la figura de femme fatale, teniendo en cuenta el mundo virtual que acapara relaciones de todo estilo y condición??
