Volviendo al tema inicial que me parece interesante, os dejo este enlace que habla de algo similar y lo cuenta con una historia muy original.
http://zanoren.blogspot.com.es/2012/10/fish-bowl.htmlY sí. A mí me va el rollito zen y tal... Por eso, aunque en la forma es algo desastroso, en esencia pienso que el post inicial apunta hacia una gran verdad. Quizás lo que percibimos como realidad no exista. Todo es una interpretación de nuestra mente. Somos como peces que ven desde su pecera el mundo distorsionado pero no pueden darse cuenta de ello.
Lo del ejemplo del bolígrafo lo veo más como una asunto de determinar responsabilidades. Quizás toque algo al tema de la percepción, pero es más un asunto de run-run interno. Algo cultural. Desde pequeños nos enseñan a alejar la responsabilidad de lo que nos sucede en nuestra vida lo máximo posible. Cuando te mentías una hostia, tus padres, quizás con toda la buena intención del mundo para distraerte, daban golpes al suelo y "le regañaban" ¡¡Suelo malo... pégale tú... toma, toma por hacer daño al niño...!!! Bueno, esto es algo anecdótico, pero su buscas, encuentras este patrón en infinidad de ocasiones.
Luego así nos luce el pelo. Si ganas al comprar una casa o invertir en un producto financiero, eres la hostia. Eres un tío que te has hecho a ti mismo y te las sabes todas... tu dinero curra para ti y bla, bla, bla... Sin embargo, si pierdes todo porque esos productos han caído... el banco te ha engañado... la culpa es del sistema... tu eres un pobre ignorante que pasaba por allí con trescientos mil euros y los invertiste por compañerísmo, por altruismo puro, porque te dijeron que los elefantes rosas existen y te lo creíste.
No hace mucho, como de costumbre, abrí un bonito post sobre algo similar. "El borracho y el puente" En él di mi opinión de que yo hace años tomé las riendas de mi vida (me habría guastado expresarlo con otra frase menos machacada, pero no he encontrado ninguna...). Esto es asumir la responsabilidad de tus sentimientos y acciones; y también aceptar las situaciones con naturalidad. Si se cae un boli, es obvio que el boli no se ha tirado al suelo; pero voy más lejos. Si expones en un espacio público una idea, tienes que asumir que tus lectores tienen derecho a desarrollar cualquier punto y opinar sobre tu discurso. Cabrearte con alguien que te dice que eso es una idiotez, o un plagio o que eres un gilipollas, estructuralmente es exactamente lo mismo que cabrearte con un boligrafo que se cae. En los dos casos eres incapaz de gestionar tus sentimientos y atribuyes tu frustración a algo ajeno. En los dos casos das hostias al suelo a la vez que repites por dentro "suelo malo"