Y digo YO... (lean el libro de Job, de paso)
Perezca el día de San Valentin.
Y la noche de ese dia pertinaz y cruel.
Sea aquel día sombrío,
Y no cuide de él Dios desde arriba,
Ni claridad sobre él resplandezca.
Aféenlo tinieblas y sombra de muerte;
Repose sobre él nublado
Que lo haga horrible como día caliginoso.
Ocupe aquella noche la oscuridad;
No sea contada entre los días del año,
Ni venga en el número de los meses.
!!Oh, que fuera aquella noche solitaria,
Que no viniera canción alguna en ella!
Maldíganla los que maldicen el día,
Los que se aprestan para despertar a Leviatán.
Oscurézcanse las estrellas de su alba;
Espere la luz, y no venga,
Ni vea los párpados de la mañana;
Por cuanto no tuvo piedad del que escribe estas lineas,
Ni escondió de mis ojos la miseria.
Pues antes que mi pan viene mi suspiro,
Y mis gemidos corren como aguas.
Porque el temor que me espantaba me ha venido,
Y me ha acontecido lo que yo temía.
No he tenido paz, no me aseguré, ni estuve reposado;
No obstante, me vino turbación.