EROTICIDADES Y ESAS COSAS (Relatos eróticos publicación)

Amor, amistad, matrimonio, y todo tipo de relaciones personales. CONSEJOS Y TRUCOS

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Re: EROTICIDADES Y ESAS COSAS...

Notapor Sherezade_X » 11 Jun 2012, 23:40

El Guardaespaldas

Esta vez le tocaba viajar sola, cuando le dieron la noticia no dejaba de pensar qué demonios se le habría perdido a ella al otro lado del Atlántico, esta vez era algo muy diferente de su trabajo habitual. Es cierto que manejaba bien el nuevo sistema de intranet y el alojamiento de los nuevos archivos virtuales que sustituían a los físicos, pero no veía la razón de que la hicieran viajar por un periodo mínimo de 2 meses a aquel país para poner al día a sus compañeros en la sucursal. Eran buenos profesionales y se adaptaban bien a los cambios, no veía razón tampoco para que tuviese que ser expresamente ella, había otros que podían hacerlo.

Pero era una orden, y como tal había que acatarla. Dejaría el trabajo habitual en manos de su compañero y tendría que adaptarse a vivir una temporada fuera, una temporada aún no definida, aunque en un principio estaban establecidos 2 meses.

Comenzó a planificar el viaje en coordinación con los compañeros de la sucursal, esta vez no iría de hotel, merecía la pena alquilar una casita para abaratar costes. La habían instruido de que debía de pasar desapercibida, en ropas, en la elección de coche y en comportamiento. Dentro de esto último veían necesario contratar los servicios de un guardaespaldas, la peligrosidad del país lo hacía necesario por su alta inseguridad. En un lugar en el que no era necesario ni el permiso de armas y estaban en posesión de cualquiera, y la pobreza era tan grande, un Europeo era una tentación demasiado grande, y que su vida no valiese mucho, por pequeño puñado de dólares.

Lo que no sabía era como disimular su procedencia, la tez oscura de sus habitantes contrastaría demasiado con su piel pálida y sus ojos claros, eso era imposible de disimular.

El viaje se hizo casi interminable, tan sólo llamó su atención el sobrevolar la “gran manzana” al aviso del comandante del avión, su extensión era de dimensiones ciclópeas, aún a aquella altura.

Al llegar a la capital del país de destino aún le quedaba un vuelo más para viajar hacia el norte, hacia una pequeña ciudad situada a pocos kilómetros de la costa Caribeña.

Lo primero que sintió al recoger el equipaje en el aeropuerto final fue la bofetada de calor extremadamente húmedo, sudaba copiosamente, y el traje elegido para viajar comenzaba a estar empapado y a pegársele al cuerpo; aún sin la chaqueta, la camisa blanca y los pantalones grises se habían pegado a su cuerpo como un sello, las gotas de sudor resbalaban por su frente y mejillas, y el pelo se le pegaba a la cara y el cuello incómodamente. Deseó haberse puesto algo más cómodo para viajar pero, a pesar de haber revisado la temperatura de su destino antes de despegar en origen, no esperaba aquel calor tan sofocante acentuado por la altísima humedad.

La forma de reconocer a su guardaespaldas era el sistema tradicional, un letrero con su nombre en las manos de alguien anónimo que esperaba en la zona de espera de vuelos de llegada.

Recorrió con la mirada la pequeña multitud que esperaba tras la cinta que separaba a los viajeros de los residentes, no sabía a quien esperar, ¿quizá alguien con la piel oscura típica del país?, entonces reparó en el letrero con su nombre entre las manos de un hombre con rasgos europeos, o de américa del norte, y se acercó a él identificándose y extendiéndole la mano.

Le sintió recorriéndola con la mirada con un mohín jocoso y aún maldijo más no haberse puesto una camiseta en lugar de aquella camisa que, en semitransparencia, ya no ocultaba las formas de su cuerpo a aquellas alturas. Finalmente la extendió la mano estrechándola en un gesto seco y fuerte, que le dio una idea de fuerte personalidad y se dio cuenta por su fuerte acento americano, al hablar en Español, de que no era Europeo, ni oriundo del lugar. Aquello explicaba el rubio de su corto cabello y el azul intenso de sus ojos.

Al fijarse un poco más observó que llevaba una pistola semi escondida en la cintura, a falta de otros lugares más discretos al ir vestido con unos vaqueros muy raídos y una ligera camiseta de tirantes que dejaba a la vista un cuerpo musculado y muy bronceado. Sintió escalofríos, no le gustaban las armas de fuego.

Recogió su equipaje y la guió hasta una vieja camioneta aparcada cerca del aeropuerto, el camino hasta la casita alquilada era encantador, por un lado, y terrorífico, por otro.

En los laterales de la carretera, ya lejos del aeropuerto y la autopista (una carretera semiempedrada y llena de baches), surgían espontáneamente palmeras tropicales por doquier, y el tráfico era de auténtico terror, parecía no existir norma de circulación alguna. Pensó para sí misma que, si no moría a manos de algún asaltante no previsto por su guardaespaldas, lo haría en la carretera con toda seguridad.

No hubo una sola palabra durante todo el trayecto hasta llegar a la pequeña casita situada en las afueras de la ciudad, la obligada convivencia con aquel hombre encargado de protegerla se le antojó que iba a ser difícil.

La casita de pequeñas dimensiones tenía un pequeño jardín tropical en el exterior, y una piscinita que en aquel momento se le antojó lo mejor que podía haber en aquel país. El interior era pequeño y acogedor, las ventanas protegidas con mosquiteras y tradicionales ventiladores en el techo que distribuían el calor, más que refrescar (¿no existía el aire acondicionado?).

Tras deshacer el equipaje, conocer al pequeño servicio que habían puesto a su disposición, y ponerse un escueto bikini, se dispuso a nadar un rato en la, ahora, más que tentadora piscina tenuemente iluminada por focos internos en la ya casi noche cerrada.

Al pasar por el pequeño salón le vio limpiar su arma y revisarla con meticulosidad, y volvió a sentir un escalofrío que le hizo acelerar el paso de camino al jardincito para sumergirse en la piscina.

Después de un rato de relajarse haciendo largos en la medida que la piscina permitía, salió sintiéndose renovada y pensando en la tarea que le esperaba ya a partir de primera hora de la mañana del día siguiente. Conocía a sus compañeros por foto, pero no les había visto nunca, tan sólo su trabajo hablaba de ellos, y hablaba siempre bien.

Sumida en sus pensamientos, no se dio cuenta de que la observaba tras el ventanal con mirada taciturna.

La siguiente mañana la estaba esperando ya en la camioneta antes de que ella se hubiese incluso vestido….. pasar desapercibida, ¿cómo se pasaba desapercibida?. Se había llevado una colección de vaqueros, camisetas, pantalones cortos, pero no estaba segura de que nada de eso la haría pasar desapercibida.

Cuando se montó en la vieja camioneta tan sólo un escueto “buenos días” y una mirada aprobadora a su ropa (unos vaqueros y una camiseta vieja). La dejó en la puerta de las pequeñas oficinas y se despidió de ella hasta la noche, tan escuetamente como el buenos días inicial.

Al llegar a la oficina todos la miraron con curiosidad, al igual que ella, solo la conocían por foto. Una vez hechas las presentaciones pasaron al trabajo con la intranet. No le pareció que fuese tan complicado como para estar allí un periodo tan largo de tiempo, allí había algo que no estaba bien.

A una hora predeterminada tuvo que llamar a la central para dar el informe de llegada y de los avances hechos y, confirmando sus sospechas, la informaron de que el motivo de su estancia no era el predeterminado en origen, sino aprovechar la instauración de la intranet y meter los datos para auditar 5 años de contabilidad, 5 años en los que habían desparecido 2 millones de dólares.

Aquello implicaba no 2 meses de trabajo, sino muchos más…… tendría que trabajar sola sin levantar sospechas, revisando cada archivo y cada partida contable pormenorizadamente…. era una locura.

Al pasar a recogerla al anochecer, el escueto buenas noches le pareció hasta una larga conversación, dejó que arrancase la camioneta y la llevase de vuelta a la pequeña casita intentando pensar cómo agilizar el trabajo y poder volver a su vida ordinaria con la mayor rapidez posible, sin darse cuenta de que, esta vez, el sorprendido por lo parco en palabras y su total ausencia, era él.

Continuará……
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Re: EROTICIDADES Y ESAS COSAS...

Notapor Sherezade_X » 15 Jun 2012, 23:31

Habían pasado 4 meses desde su llegada, 4 meses en los que se había sentido como un ratón de biblioteca, enterrada 7 días por semana entre archivos, albaranes y facturas, documentos que debían de ser revisados minuciosamente, escaneados y subidos a la FTP de la intranet para que fuesen nuevamente revisados por la central. Revisar la contabilidad e introducir los datos para que, nuevamente, fuesen analizados al otro lado del Atlántico.

Hacía poco que había dado con una buena pista y así lo comentó en la comunicación diaria con la central, ahora su labor no dejaría de ser tediosa, pero ya la responsabilidad recaería en otras manos y su labor se limitaría a la mecánica del escaneo e introducción de datos para que otros siguieran la pista encontrada.

Acostumbrada, como estaba, a la acción, aquello se le estaba haciendo mortalmente aburrido, pensó que lo único que echaría de menos de aquel país cuando se fuese (si es que alguna vez llegaba ese día), sería el poder vestir con ropa que le hiciese sentir cómoda y libre, lejos de los austeros trajes que estaba acostumbrada a llevar. Se estaba empezando a acostumbrar a los vaqueros raídos, las camisetas de tirantes, los pantalones cortos, y las sandalias de plano tacón.

También se había acostumbrado a la rutina de la relación con el guardaespaldas, que la dejaba en oficinas por la mañana y la recogía a última hora de la tarde para trasladarla hasta la casita casi en silencio, sin preguntarla tan siquiera por su día.

Aquel fin de semana sería el primero que se tomaría un par de días libres, tenía planeado ir un poco más al norte y, al menos, conocer las cálidas aguas del Caribe, pensó que la desconexión le vendría bien, lejos de tanto papel que la estaba enterrando viva.

Aquel fin de semana, como previsto, salieron temprano por la mañana en dirección norte, hubiese preferido ir sola y no tener que sentirse observada constantemente por aquellos fríos ojos azules y acerados escondidos tras las oscuridad de sus gafas, pero sabía que no la dejaría ir sola.

Comenzó a relajarse cuando llegaron al destino, la decepcionó un tanto ver las moles de complejos turísticos que empañaban el hermoso paisaje de playas de arena blanca, agua turquesa y cristalina, y palmeras que llegaban casi hasta la arena, pero decidió disfrutar del paseo por la playa, el baño en las áreas habilitadas lejos de los peligrosos tiburones, y empaparse de las actividades que le gustaría practicar: el buceo entre corales, el viaje en submarino turístico para ver la fauna y flora marinas de la zona, o aquel otro en el pequeño yate visitando las islas desperdigadas que ofrecían cena a bordo con marisco y champán.


Pensó en su compañero por primera vez desde su llegada, y aquellos momentos de relax, pasión y sexo que suavizaban siempre la dureza del trabajo, por primera vez tuvo tiempo de echar de menos compartir el momento con alguien más que un hombre que sólo la miraba de forma distante, aunque sólo estuviese a unos centímetros de ella. Las conversaciones con su compañero habían sido escasas y totalmente centradas en asuntos pendientes de resolver, no tenían tiempo de echarse de menos.

Aquel día fue la primera vez que le vio sonreír, por una tontería tan grande como un traspiés en la arena que le hicieron sujetarla para que no fuera a dar con su cuerpo al suelo, sintió una pequeña rabia interior, quizá hubiese deseado más caerse y levantarse por sí sola, no creía que se pagase a un guardaespaldas para sujetarla cuando se fuese dar de bruces al suelo. Y también la primera vez que le vio pronunciar algo más de tres palabras seguidas, mientras degustaban una deliciosa comida en uno de los hoteles, al aire libre y cobijados bajo un típico techo de ramas y hojas secas.

Al llegar la noche, y volver a la casita, pensó que, aunque tensamente por la obligada compañía de él, había conseguido disfrutar del escaso tiempo libre…. en 4 meses.

La siguiente salida fue pensada para recorrer algo totalmente diferente, unas semanas después, ahora ya disponía de tiempo para estudiar qué zonas del país parecían interesantes y aprovechar la estancia para conocer un poco el entorno.

El lugar elegido fue una reserva natural en el sur del país, una selva semi amazónica que exigía al menos tres días de estancia para recorrerla, por el viaje y el recorrido sugerido para los turistas.

La sorprendió la grandiosidad de la selva, era inmensa, la luz apenas si llegaba al suelo entre los árboles, todo parecía bañado en una semi oscuridad permanente y, al mirar hacia arriba, ni siquiera se veía la luz del sol. Le gustó ver los loros volar en libertad, llenaban el aire de graznidos multicolores, o las manadas de bonobos cruzarse en la serpenteante carretera, las laderas imposibles con los precipicios sobre los ríos de caudal salvaje, o las cataratas naturales a las que había que acceder a pie tras recorrer unos cuantos kilómetros lejos ya de la carretera.

Fue el último día cuando avisaron de lluvias torrenciales, ya casi al iniciar el viaje de vuelta, pensaron que les daría tiempo de sortearlo pero les pilló aún en plena selva a primera hora de la mañana. La forma de llover era una auténtica cortina de agua para la que los limpiaparabrisas ni siquiera estaban preparados, la cortina hacía imposible ninguna visibilidad a 1 metro más allá del morro de la camioneta.

La camioneta se atascó en un barrizal y las ruedas patinaban locas sin poder moverse del sitio, tuvieron que bajar para ayudar con cuñas y empujando para salir de allí tan pronto como posible, no había resguardo, la única salida era continuar viaje.

No supo por dónde vino la corriente, pero se sintió arrastrada por el agua y el barro ladera abajo en un momento, no podía agarrarse a nada, se golpeaba con ramas y piedras estirando los brazos buscando una sujeción, el agua y el barro cegaban sus ojos e inundaban su nariz y boca, no podía ver hacia dónde era arrastrada, ni podía hacer nada más que resbalar por el barrizal que había formado la corriente de agua natural.

Consiguió sujetarse a algo sin saber muy bien que era, pero la fuerza del agua la impedía resistir mucho tiempo, no podía respirar, ni ver. Sintió que se soltaba, que algo la arrancaba de su última esperanza de aferrarse a la vida y luego…. la negrura….

Se despertó tosiendo y vomitando sin saber dónde estaba, estaba ladeada, tumbada en el suelo. Sintió que alguien la volteaba y la ponía boca arriba, para sentir unos labios sobre los suyos insuflándole aire rítmicamente, a la vez que presionaban su pecho, y volvían ponerla de medio lado para seguir tosiendo y vomitando. Consiguió abrir los ojos y le vio sobre ella con la mirada y el rictus desencajados, mojado y lleno de barro, para perder otra vez la consciencia.

Volvió a recuperarla sintiendo que la llevaban en brazos, se aferró a su cuello y comenzó a sollozar entre convulsiones, hundiendo la cara en su cuello y sintiendo que la apretaba más fuerte contra él. Era la primera vez que se sentía viva, le pareció que había estado vegetando durante mucho tiempo y, por primera vez en muchos meses, quizá años, respiraba la vida entre aquellos brazos que la transportaban llena de mugre y barro.

El viaje de regreso fue silencioso, unas horas para llegar a la casita, ya con el barro seco contra su cuerpo, entrando y saliendo de un sueño obligado por la extenuación de la lucha por la supervivencia.

Volvió a cogerla en brazos y a llevarla dentro de la casita, al cuarto de baño, sentía que la ayudaba a desnudarse mientras llenaba la bañera de agua tibia y la metía en ella, le miró todavía en estado de shock, aún estaba lleno de barro, pero la ayudaba a desprenderse del suyo completamente pegado a la piel como si fuera la segunda, frotando y aclarando, mientras le acariciaba la cara cuando comenzaba a sollozar.

Después se sintió transportada a la cama y arropada, tras un vaso de leche tibia con un tranquilizante…. y se sumió en la negrura del sueño.

Continuará…….
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Re: EROTICIDADES Y ESAS COSAS...

Notapor Sherezade_X » 28 Jun 2012, 23:02

Habían pasado unas semanas desde el incidente en la reserva natural y todo había vuelto a la rutina diaria de chequeo de documentos e introducción de datos informáticos; si bien no había conseguido olvidarse de ello, sí se le había pasado el shock inicial de verse en una situación de auténtico riesgo para su vida.

Se había replanteado en este tiempo la necesidad de un guardaespaldas, no había tenido incidentes especiales al recorrer las calles en el escaso tiempo en que podía recorrerlas a pie, exceptuando ese incidente puntual en que se cuestionó si las cosas hubiesen sido lo mismo al estar acompañada por alguien totalmente diferente, algún compañero o compañera, por ejemplo, aunque ni siquiera había profundizado en las relaciones más allá del contacto laboral en oficinas cada día, en el que actuaban como meros subalternos de alguien que representaba a quien pagaba sus sueldos y no facilitaba ni el menor intercambio de confianzas.

La relación con el guardaespaldas seguía siendo tan fría y distante como el primer día, con las mismas escasas palabras y el mismo trato gélido, ni siquiera el hecho de darle las gracias sollozando al día siguente, o el haber compartido un momento de tanta intimidad como el haberla ayudado a desprenderse del barro en una bañera, desnuda y desvalida, habían propiciado ni la menor conversación.

Después de más de 5 meses, se sentía verdaderamente sola en aquel país tan aparentemente cálido e idílico.

Un detalle en un documento la sacó del ensimismamiento de sus pensamientos para centrarse totalmente en algo que le había pasado desapercibido hasta entonces, era algo que se había repetido en unos cuantos documentos, ¿cómo no se había dado cuenta antes?, allí estaba la pista no del cómo (de esto se preocuparían en central), sino del quien…..

Volvió sobre sus pasos informáticamente para revisar todo lo escaneado de similares características, y allí comprobó que era la misma persona, una y otra vez, quien firmaba aquellas aparentes normales transferencias…..

Miró a su alrededor con nerviosismo, desconocía si había alguien fuera del despacho puesto que era domingo, tendría que salir de allí con cuidado, esta vez sí podía ser necesario el guardaespaldas, y no estaba… no le vería hasta la hora habitual de recogida, casi nocturna.

Por primera vez sintió miedo, estaba en una ratonera.

Abrió la puerta del despacho con cuidado y se encontró encañonada por su propio compañero que siempre le había parecido tan agradable en la distancia, sólo escuchó un “zorra, sabía que llegarías a ello pero no tendrás tiempo de reportarlo, nadie encontrará tu cuerpo”.

Paralizada por el terror no alcanzó a comprender cómo, de repente, se encontró empujada y tirada al suelo, mientras un cruce de balas resonaba sobre su cabeza. Y después el silencio, nuevamente arrancada del suelo para ponerla en pie por unos brazos que la agarraban fuertemente y la arrastraban fuera de allí, pasando por encima del cuerpo de su compañero, al día siguiente se daría cuenta de la rotura de cristales de la ventana del despacho.

Ni siquiera sabía que él la vigilase en horarios distintos a los que estaban juntos.

Todo fue demasiado rápido, la visión del cuerpo de su compañero muerto en el suelo, una policía que la tomaba declaración indolentemente al día siguiente e informándola de que debería estar a su disposición unos días más, la llamada de la central indicando que su labor allí había terminado y tenía billete de regreso para un par de semanas mas tarde.

Aprovechó aquellos días para pasear, acompañada por él a corta distancia, o a su lado, disfrutar del clima y del ambiente callejero, viendo los bailes típicos del país bailados por todas partes en las calles, recorriendo los pequeños pueblos de grandes contrastes, chabolas o mansiones, regresando a las playas caribeñas para disfrutar de su blanca arena y sus palmeras por doquier, sintiendo cómo su piel se bronceaba a pesar de la alta protección que se aplicaba todos los días, y atendiendo a los requerimientos policiales cada vez que se le solicitaba.

En aquel clima mas distendido las pequeñas confidencias y conversaciones con su guardaespaldas se hicieron un poco menos tensas y mas frecuentes.

Ya sólo quedaban 48 horas para su marcha.

La noche era especialmente calurosa, era imposible dormir a aquellas temperaturas en el interior, y en el exterior lo único apetecible era la piscina, tenuemente iluminada por los focos bajo el agua. Miraba por la ventana terminándose la tónica con ginebra que se había puesto para después darse un baño, cuando le vio aparecer por un lateral, desnudo.

Y, por primera vez, tuvo la ocasión de observar al completo su cuerpo musculado en su punto justo, sus glúteos bien formados, sus brazos y piernas fuertes, y su ancha espalda.

Un escalofrío de deseo recorrió su cuerpo al verle zambullirse en la piscina y comenzar a nadar con soltura y rapidez.

Salió al pequeño jardín, sabiendo que él no la veía, y se introdujo en el agua por las escaleras, lentamente, viéndole evolucionar en sus amplias brazadas y se quedó en un rincón de la piscina, al otro extremo de él, simplemente, observando.

Cuando regresaba en sus largos le vio emerger del agua como a cámara lenta, saboreando cada gota de frescor que desprendía y desperdigaba su cuerpo a su alrededor. Para verle después acercarse a ella y mantener una estúpida conversación de pocas palabras sobre el calor que hacía y la maravilla de la temperatura del agua aquella noche.

Le vio sonreír ampliamente por primera vez, enseñando sus blancos dientes, y su boca le pareció lujuriosa en aquel mohín tan distinto a su seriedad habitual.

Por un momento, y gesticulando, su mano rozó su pecho para retirarse con rapidez y, sin tan siquiera darse cuenta del gesto, la retuvo y la llevó nuevamente a su pecho, mientras entreabría sus labios y se perdía en el azul profundo de su mirada. Sintió el deslizarse de su mano acariciando su pecho y cerró los ojos…. tanto tiempo sin sentir la calidez de otro cuerpo que la acariciase…….

Sus labios se posaron sobre los propios mordisqueándole levemente el labio inferior, haciéndose paso hacia el interior de su boca, para sentir el estallido de su lengua voluptuosa al encuentro de la propia.

Al fundirse en un abrazo a su mente acudió el recuerdo de estar entre sus brazos llena de barro en aquel lugar fangoso perdido en la selva, y deseó volver atrás y sentirse tan sucia como aquel día, maldiciendo el tiempo perdido, ahora que ya sólo quedaban unas horas para su marcha.

Su virilidad no dejaba ninguna duda en su desnudez al pegarse contra su cuerpo, y sus manos se deshicieron del escueto bikini con tanta facilidad que parecía tener estudiado cada nudo de las cuerdas que lo sujetaban sobre su cuerpo.

Se sintió llevada contra las escaleras y alzada un par de peldaños, con parte de su cuerpo sobre el agua, sintiéndose saboreada con mezcla de cloro y sudor, para luego solamente exhalar un suspiro al sentirse penetrada con la aspereza que el agua proporcionaba.

Su cuerpo no tardó en reaccionar a cada caricia interna, sintiendo un orgasmo intenso y deseado durante meses entre aquellos brazos distintos que habían velado por su vida, ya no sabía si por la obligación del trabajo o por un cariño discreto y distante fraguado durante meses, que obligaba a guardar las formas incluso a solas.

Cuando todo terminó se quedaron mirando la hermosa noche de mapa estrellado tan distinto al habitual para ella, en la tumbona junto a la piscina, para volver a saborear sus cuerpos sin palabras, tan sólo con el lenguaje corporal de una noche que rompía el deseo contenido durante tiempo y sabiendo que se separarían para siempre unas horas después y, tal vez, no volviesen a verse nunca más.

La despedida en el aeropuerto fue formal, tan solo un estrechar las manos como la primera vez, y un “suerte” expresado en alto, ni tan siquiera un beso, o un intercambio de teléfonos, un océano les separaría…. o, quizá, volviese a unirles alguna vez.
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Re: EROTICIDADES Y ESAS COSAS...

Notapor :-/ » 21 Jul 2012, 12:24

buenorg relatos sherezade
Última edición por :-/ el 22 Jul 2012, 10:38, editado 1 vez en total
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Re: EROTICIDADES Y ESAS COSAS...

Notapor TRANCE » 21 Jul 2012, 12:37

lo veo
lo reflexiono
y luego
lo comento
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La vida es una obra teatral que no importa cuánto haya durado, sino lo bien que haya sido representada (Séneca).
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Re: EROTICIDADES Y ESAS COSAS...

Notapor Sherezade_X » 10 Nov 2012, 01:33

A la luz de una vela

Sí, sé que es tarde, es de esas horas en las que ya el sueño se apodera de nuestra consciencia para sumirnos en el reparador descanso, la hora en la que el día pasa por delante de los ojos mientras los párpados pesan y te sumen en ese profundo placer del sueño, de la pequeña muerte diaria en la que ya no sientes. Pero la luz se ha ido y ha dejado el entorno con un halo de misterio, un halo mágico que me ha hecho buscar una vela para acompañarlo (la linterna se quedó sin pilas, en uno de esos actos oportunos que tienen los aparatos de dejarte sin lo que te hace falta cuando lo necesitas, para hacerte vivir del realismo de lo que es volver al pasado más ancestral, más salvaje).

Y heme aquí, que necesitaba ir al baño y pasé por delante de la habitación en la que descansas, en la que solemos descansar juntos, proyectar futuros, vivir presentes, y recordar pasados; no pude evitar pararme y escuchar el suave sonido de tu respiración acompasada, entrar en ella con la luz ténue y ver la ropa de cama subir y bajar lentamente sobre tu cuerpo.

Te observo en esa casi total oscuridad, eres un hombre atractivo, el que siempre fuiste en realidad, pero a la luz de esta vela te veo distinto. Tus rasgos se difuminan dejándome imaginar en ti un diablo malévolo, un bebé indefenso, un duende travieso. Investigo más en cada uno de tus rasgos y dejo que la luz del fuego haga sombras contra las paredes.

Eres tan…. deseable……

Paso mi dedo por tu rostro, un rostro relajado que hace una mueca al sentir la frialdad de mis manos, una mueca que en tus sueños se te antoja traviesa, incómoda y lujuriosa, a la vez. Siento un escalofrío al hacerte reaccionar sin que seas consciente y me anima a seguir explorando tu cuerpo.

Ahora bajo las sábanas y las mantas que te arropan en íntima calidez, para mostrarme tu desnudez, tu torso escaso de vello y que se hincha hasta hacerme sentir tu corazón palpitar fuertemente bajo mis dedos…. ¡eres tan hermoso…..!.

Un irrefrenable deseo de saborear tu piel se apodera de mí, sabes dulce y salado a la vez, dulce tu suave respirar, salado el sabor de piel.

Bajo un poco más las sábanas para dejarme a la vista tu pene, erecto, desafiante, que suave es su tacto, que dulce y salado su sabor…… miro tu rostro, sigue sumido en su sueño mientras tu vello se eriza con el contraste del frescor exterior, y me anima a seguir en esa mezcla que puede ser la dueña de tus sueños, pero no posesora de tus sentimientos.

Cojo tu pene entre mis manos y lo introduzco en mi boca, saboreando ese suave aroma a amoniaco que despide desde que el líquido seminal comenzó a salir. Dulce locura de mis labios, suave deleite de mis papilas, penetrante placer de adentrarme en lo que tu mente procesa…. ¿estoy ahí, en lo más profundo de tus sueños?.

Mis manos comienzan a moverse hacia arriba y abajo procurando ser suaves, mis labios se acercan a tu prepucio para procurar calidez a tu parte más sensible, quiero que me sientas como si estuvieras dentro de mí, cálida mi boca, cálido mi cuerpo.

Tu respiración se acelera con cada una de mis caricias y haces que deje mi labor de succionar tu esencia para centrarme en mis manos, esas manos que siguen frotando tu miembro (esta vez ya cálidas), para que tu miembro siga endureciéndose, para volver a introducirlo entre mis labios y succionarte hasta que te derrames en mí.

Siento tu espasmo, me imagino dentro de tus sueños, ni siquiera sé cómo seré. Quizá una hermosa mujer medieval, quizá otra futurista llena de ecuaciones sin resolver, pero sé que soy mujer en tus sueños.

Tu elixir se derrama en mi boca y lo saboreo, tiene difícil textura y hermoso sabor, quiero que me impregne el rostro y el alma, quiero que me acompañe mañana.

Ahora te arropo y me retiro de la habitación, tu rostro vuelve a ser relajado como el de un niño, y vuelvo a mi camino hacia el baño, ahora con razones distintas, mi rostro se siente un tanto tenso tras la sequedad de tu semen con los minutos.

Quizá mañana hablemos de tus sueños eróticos, quizá no tengamos tiempo de hacerlo.

Buenas noches, amor.
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Re: EROTICIDADES Y ESAS COSAS...

Notapor Mystico » 17 Mar 2013, 10:14

Te felicito buenos y entretenidos relatos Sherezade e1030
no me ha dado tiempo de leer todas las paginas de los demás compañeros pero bueno , como el periódico empiezo por el final e1119
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CONCURSO DE RELATOS ERÓTICOS-Publicación de relatos

Notapor Monike » 26 Abr 2013, 23:19

Las bases del concurso las tenéis en este hilo: CONCURSO DE RELATOS ERÓTICOS

Allí podéis hacer comentarios al respecto o formular las preguntas a las dudas que tengáis.



Este hilo será, única y exclusívamente, para publicar los relatos.
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Re: EROTICIDADES Y ESAS COSAS...

Notapor Casey » 10 May 2013, 07:45

Mystico escribió:Te felicito buenos y entretenidos relatos Sherezade e1030
no me ha dado tiempo de leer todas las paginas de los demás compañeros pero bueno , como el periódico empiezo por el final e1119

e190 pero hai alguien que se lea los tuchos esos e1118

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Re: CONCURSO DE RELATOS ERÓTICOS-Publicación de relatos

Notapor Monike » 11 May 2013, 23:16

Primer relato recibido


Relato Nº 1: Sara y Ängel - (Autora: Agua.)


Fue en un pueblo de mar... como diría Sabina si quisiera describir la situación que estaba viviendo Sara.

Sara... esa chica de piel pálida que siempre dejó endulzar su rostro en una larga melena negra enmarcando su mirada profunda en el verde de sus ojos y de inquieta sonrisa. Caprichosa se había mostrado con ella la naturaleza dotándola de una belleza natural que no pasaba desapercibida a nadie
Sus pechos pequeños, redondos. Leves curcas en la cadera la convertían en la reina del pantalón vaquero allí donde la mirada se posaba. Piernas largas, delgadas, ensanchando de forma proporcionada a la altura del muslo y para dar forma a un culo tan bien proporcionado que parecia hecho a capricho por sus creadores.

Sara, parecía perfecta pero era una obra inacaba. Inacabada en otros aspectos y no en los puramente físicos que parecían haber vertido sobre ella esa gran dosis de belleza con la que fue invitada a nacer y en la que fue creciendo.
Pero Sara pasó de la adolescencia a la juventud. Tuvo varias historias con chicos mas mayores que ella y de ellos aprendió, si eso tiene escuela, el arte de amar. Recreó su juventud en distintas camas donde siempre fue amada y deseada, dejándose rodear de los brazos mas solicitados por las féminas del lugar.

Sus pechos llegaron a convertirse en el sueño de varios hombres, su bello púbico negro, ligeramente ensortijado fue alabado por cuantas miradas pudieron contemplarlo y allí donde escondía de forma misteriosa su parte mas intima, estoy segura que muchos hombres llegaron mas tarde a hacer el amor con sus esposas soñando, imaginando a Sara.

Ella también se casó y tuvo una hija. Nunca supe si era feliz o por lo menos lo parecía. Tenía a su lado a un hombre que físicamente no desentonaba para nada con ella, vistos por la calle tal cual yo los veía, me parecía una pareja perfecta pero siempre corrió el rumor de que Sara no se sentía satisfecha sexualmente con aquel hombre.

Sara, veraneaba en un bonito pueblo de la costa, un pueblo pequeño de pescadores pero que en verano se llenaba de turistas y el ambiente nocturno que circulaba era de lo mas fresco y joven, donde era habitual tomar copas hasta las 8 de la madrugada para después ir a la playa a tumbarse en la arena a dorar la piel.

Una noche que la luna alumbraba más bella y eso ella siempre me lo supo describir muy bien. Una luna blanca a rebosar que parecía que explotaba sobre el oscuro azul nocturno del cielo, se dejaba entrever por los cristales de aquel bonito apartamento donde se reflejaba el agua de la playa y las olas arrullaban el sueño de su hija...¿ también de su marido ¿.

Sintió ganas de salir a la calle, de dejarse rozar por los destellos de la luna. Quería caminar descalza por la playa, sentir como sus pies rozaban la arena fría, aun húmeda donde habían rendido su fuerza las últimas olas antes de bajar la marea. Salió de casa sin avisar a nadie, tal vez todos dormían y ella pensaba regresar en breve, seguramente nadie notaria su ausencia.
Bajo en el ascensor y allí sintió como una ráfaga de aire limpio que la invitaba a vivir la noche, solo una noche. Abajo había varios pubs donde la gente tomaba las copas en la calle. Los bronceados femeninos con escotes suculentos eran los protagonistas de la noche y los hombres también asomaban bajo sus camisas blancas, finas y veraniegas, un moreno que hacia mas atrayente su piel....

Entre toda esa gente y cuando Sara no sabia si bajar a la playa o quedarse un rato tomando una copa rodeada de corros de chicos y chicas que parecían hacerse un juego simultaneo de coqueteo... ¡ lo vio a lo lejos ¡.
No era posible... ¡cuantos años sin ver aquel rostro pero cuantos años soñando ese mismo rostro, ahora mas adulto y mas atractivo ¡ Con cierta inseguridad se fue acercando y su paso cada vez se aceleraba mas. No tenía dudas de que era el... Era Ángel .Ángel, era, es o fue en la vida de Sara el hombre mas especial que había rozado su piel pero había ocurrido cuando ella tenia tan solo 19 años y el ya 29. Ángel se vio obligado a casarse con la chica que sus padres deseaban para el porque además estaba embarazada

Sara no volvió a verle, el la llamaba pero ella había decidido renunciar a aquel sueño que la persiguió cada noche y tantas veces como hacia el amor con su marido, ella cerraba los ojos y podía sentir la mano de Ángel entremeterse entre sus braguitas cuando a solas en su coche, habían compartido tanta pasión como amor.

Esa y muchas imágenes se abalanzaban sobre la mente de Sara a medida que avanzaba hacia el.... Cuando se puso frente a su mirada y exclamó... ¡Ángel ¡ el sin medir sus actos y teniendo a su esposa al lado, cogió a Sara en brazos y giró... y giró con ella abrazándola y besándola en medio de toda la gente... y sobre todo ante la mirada sorprendida de su mujer.

No sé y ella nunca acertó a describirlo muy bien, si llevados por la lujuria y la pasión o si tal vez llevados por la desinhibición que provoca el alcohol, ellos de repente se sintieron “ solos “, solos ante esa gran multitud y donde la mujer de Ángel los contemplaba sin mediar palabra, esperando una respuesta que no quiso ser dada.

Se que no supieron o mas bien no desearon medir consecuencias y se marcharon a la playa. Cuando ya la arena rozaba su piel, Sara estaba envuelta en los besos de Ángel que la arropaban porque su cuerpo ya estaba desnudo. Se que la poseía adentrándose en lo mas profundo e intimo de su sexo en cada abrazo. Nunca antes habían tenido la ocasión de hacer el amor de esa forma ya mas adulta, se amaron tantas veces como su cuerpo pudo resistir, una extraña fuerza se apoderó de Ángel y tras cada coito reposando brevemente al lado de Sara, podía otra vez volver a empezar.
Los besos no fueron largos, fueron eternos, apretaban sus cuerpos de tal forma que se hacían daño, como si los dos quisieran apoderarse el uno del otro, atraparse para toda la vida sabiendo lo que mas tarde el amanecer volvería a traer a sus vidas....

La arena fue testigo, la luna los escondió de las miradas ajenas y las estrellas se oyeron aquella noche cantar a dúo el himno al amor. Creo y según Sara me contó, que hasta el mar fue capaz de detener su rumor para permitir que en aquella playa no hubiera más sonido que los gemidos de placer y las palabras que morían en olas de deleite.

Fueron capaces de sentir cabalgar el éxtasis en sus venas tantas veces como el tiempo les permitió.... lamían cada instante de tiempo como lamían sus cuerpos, el sexo de Sara húmedo, mojado en tal grado que ella misma no se conocía, Ángel mantenía su miembro con tal dureza que parecía que nunca volvería a reposar ....
Cuando Sara me lo contaba supe por su voz que aun le temblaban las piernas y palpitaba su corazón cada vez que recordaba aquella noche.... una noche especial con un principio y un fin...

No fueron conscientes ni de que amanecía y que la luna iba dando paso magistral al sol, que por la playa empezaba a pasar alguna gente y a lo lejos.... ellos ni oyeron los chillidos de una mujer, una mujer furiosa que avanzaba en compañía de otro grupo que intentaban calmarla pero ella enloquecida corría hacia ellos que aun permanecían ya agotados.. de placer el uno dentro del otro, no eran capaces de separar sus bocas ni sus sexos que se habían quedado unidos con tantos flujos intercambiados aquella noche... se miraron y dijo Sara: Déjame amarte por ultima vez Ángel.... quiero ser tuya solo una vez mas y Ángel devorado por la pasión le dijo te volveré hacer tan fuertemente mia y te poseeré con tanto clamor que de alguna forma y en la lejanía siempre permaneceremos unidos por esta noche nuestra....

Pero aquella mujer avanzaba cada vez a paso mas rápido y los chillidos por fin si que fueron oídos por ellos que estremecidos se separaron bañados ahora en lagrimas, sin poder hacerse el amor mutuamente por una ultima vez.... aquella mujer enfurecida, rabiosa, enloquecida agarró a Ángel y con tal fuerza que nadie pudo detenerla... Ángel se alejaba agitando la mano hacia Sara y cada vez sus siluetas eran mas lejanas en la playa, sus miradas se seguían pero Sara permaneció inmóvil mientras Ángel parecía sustraído por una fuerza remota que tiraba de el....Una fuerza antinatural llamada “ esposa “

¡Nunca más se han vuelto a ver ¡ pero yo estoy segura que la vida les depara algo más en el futuro.... Quiera dios y el destino que esas dos almas, esos dos amantes se unan alguna vez para siempre porque yo se que se lo merecen y se merecen vivir y morir juntos.
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